LA ESTRATEGIA DE SAN PABLO: ENSEÑANZAS PARA LAS ORGANIZACIONES
Un poco de su biografía: nació en Tarso, una ciudad de Cilicia en la provincia de Mersin, en la actual Turquía con el nombre de Saulo, que significa en griego “aquel que es venerable”; esta ciudad costera fue desde la antigüedad un importante centro cultural, especialmente en filosofía. El nacimiento de Saulo, según la historiografía moderna lo datan hacia el 8 D.C. y fallece, decapitado, hacia el 64 D.C. Procedía de una familia acomodada que profesaba la ley judía y adquirió una sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística: griego, latín, hebreo y arameo; también aprendió un oficio: tejedor de lonas para tiendas de campaña. Era por lo mismo un férreo defensor de la fe judía y enérgico persecutor de la que calificaban secta herética del cristianismo.
Con estos antecedentes primero tendríamos que hablar de la estrategia de Dios: cuando aún era un prominente perseguidor de los cristianos en nombre de la ley judía, hijo de ciudadanos romanos y por lo mismo miembro reputado del imperio, camino a Damasco hacia el 36 D.C. lo derriba un fenómeno natural y le habla una voz que todo su séquito escucha mediante un cuestionamiento “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?” y él responde “¿Quién eres Señor?” y obtiene una respuesta “Yo soy Jesús, a quien tu persigues …. Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer” (Hechos 9, 3-8). Después de esta manifestación adopta su nombre romano, Pablo derivado del adjetivo latino que significa “pequeño u hombre de humildad”.
En medio de esta crisis que nos ha sacudido y como vemos, va a durar muchos años antes que se supere por completo, es la primera vez en la historia reciente que a todos ha “derribado” de su “caballo”, de la vida que sigue a los ídolos mundanos, a espalda de la transitoriedad y pequeñez del tiempo que duramos en este mundo. Una primera reflexión llama nuestra atención: el universo conocido tiene 13.770 millones de años desde su densidad singular en la gran explosión ¿Qué son entonces los días que vivimos el mundo frente a la antigüedad de la esencia de la cual provenimos? es la 8ª vez en la historia que conocemos una disrupción pandémica causada por la avaricia humana, que evidencia su vulnerabilidad sin distinción de nacionalidad, raza, religión o posición económica.
La primera fue la peste, en la época del Emperador Justiniano (541 D.C.), la segunda la Peste Negra (1346-1353), le sigue la viruela (S. XVIII), luego la gripe española (1918), en 1957 la gripe asiática, en 1968 una variante, la gripe de Hong Kong y desde 1981 el VIH. Después de la primera pandemia pasaron 800 años, para la 2ª. 500, 200 para la gripe española, 40 para la gripe asiática, 10 para una variante, 13 para el Sida y 38 para el Covid 19.
La primera lección de San Pablo es la de su CAPACIDAD DE ESCUCHA; es la pre-condición que requerimos todos: de su prepotencia, poder, figuración y arrogancia a la humildad y vulnerabilidad en manos de Dios. ÉL usó la fortaleza y cultura de Pablo para indicarle un camino diferente y el apóstol se entregó con la enseñanza, el debate ante sus contradictores y a visitar lugares públicos, pero en todo hubo una estrategia: 1º HAY QUE TENER METAS CLARAS (divulgar el evangelio) y así lo expresó, “Olvidando lo que queda atrás, me lanzo en persecución de lo que está delante y corro hacia la meta” (Fil. 3,14), 2º se requiere FLEXIBILIDAD Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO (cada ciudad tenía culturas y creencias diferentes), 3º PERSISTENCIA ANTE LA ADVERSIDAD (agresiones, cárcel, naufragios, enfermedades), “Los sufrimientos producen la paciencia, la paciencia consolida la fidelidad, la fidelidad consolidada produce la esperanza y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha dado” (Rom. 5, 3-5) y por último, ENTREGA A SUS CONVICCIONES, basadas en evidencias del futuro que había identificado: con su fe, hasta el sacrificio final.
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El resultado es que fundamentó la doctrina y la práctica cristiana y sin duda lideró la construcción de las primeras comunidades y a él debemos lo que la Iglesia Católica ha significado en la historia humana, con muchas más luces que sombras.
Recorrió más de treinta mil kilómetros a lo largo de su ministerio predicando sobre Jesús, abarcando gran parte del mundo conocido. Son oficialmente tres viajes misioneros, al que se suele incluir un cuarto viaje que es la travesía que lo lleva apresado a Roma hasta su martirio. La mayor parte del recorrido lo hizo a pie, alrededor de 35 kms diarios. Creó centros cristianos en Perge (Panfília), en Antioquía de Pysidia, en Listra, Iconio y Derbe de Licaonia; en Listra escapó de la muerte sólo porque sus lapidadores creyeron erróneamente que ya había muerto.
Ninguno de los seguidores de Jesucristo contribuyó tanto como él a establecer los fundamentos de la doctrina y la práctica cristianas y retornando al tema de la estrategia, en términos prospectivos, se entregó a SU VISIÓN de una fe universal.
Cada amable lector de este escrito sacará sus propias conclusiones, pero, bien haríamos en comprender que sí, tenemos derecho a vivir y disfrutar el mundo, también a alcanzar un bienestar para nosotros y la familia, pero ¿y el “próximo”, el prójimo? En términos empresariales, clientes, trabajadores, socios, proveedores, la comunidad a la que pertenecemos, ¿para ellos que? Decía Gandhi “Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para su codicia”. Creo que el formidable ejemplo de San Pablo, su testimonio y doctrina, además de una lección de “estrategia” válida en todos los aspectos, más cuando fue inspirada por Dios, nos invita a entender una frase de Pierre Teilhard de Chardin: “No somos seres humanos que pasan por una experiencia espiritual. Somos seres espirituales que pasamos por una experiencia humana”.