La evolución de la sostenibilidad corporativa
Motivada por los efectos cada vez más visibles - y dramáticos- del calentamiento global, la sostenibilidad a nivel corporativo ha tomado un cariz cada vez más importante. La urgencia de los desafíos ha calado, jugando un papel clave en la concienciación colectiva.
Este año celebramos la 22º edición del World Business Forum México, y en estas dos décadas en WOBI hemos sido testigos privilegiados de cómo ha evolucionado el impulso a la sostenibilidad y la lucha contra el calentamiento global en el ámbito empresarial.
Dada la urgencia por mitigar la crisis climática, WOBI ha lanzado la iniciativa Green Impact para inspirar a organizaciones de todo el mundo a poner en marcha sus propios programas de sostenibilidad. Y lo hará invitando a aquellas compañías que ya hayan implementado alguna iniciativa medioambiental a presentar sus historias en el World Business Forum México. Más información aquí.
La sostenibilidad en el entorno corporativo ha vivido una evolución remarcable en los últimos 20 años. Se empezó a abordar tímidamente como un complemento en el ámbito de las buenas prácticas empresariales, casi como una pincelada con la que adornar la identidad corporativa.
Durante muchos años, las empresas emprendieron acciones puntuales, y si bien la intención era loable, en la mayoría de ocasiones carecían de un plan con potencial para generar un impacto positivo, medible y tangible en el largo plazo.
En el mejor de los casos, la sostenibilidad se confinó a un solo departamento como parte de la política de RSC, aspecto que ha suscitado gran debate - y cada vez más críticas - por percibirse como un elemento desconectado de la operativa y la estrategia del negocio.
A lo largo de los años, la sostenibilidad se ha vuelto más común en las operaciones empresariales. Uno de los expertos más influyentes en impulsar este cambio fue John Elkington, quien acuñó el término “triple bottom line” (TBL), un marco que amplía el enfoque tradicional de la evaluación del desempeño empresarial al incorporar factores sociales y ambientales además de las consideraciones financieras. Las tres "líneas de fondo" del enfoque TBL son: personas, planeta y ganancias. Como speaker habitual de WOBI en la década de 2000, Elkington se consolidó como figura clave en alentar a las empresas a adoptar una perspectiva más completa a la hora de abordar la sostenibilidad.
No es difícil ver cómo esta concepción pudo sentar el precedente en el actual ESG (Gobierno ambiental, social y corporativo) que en los últimos años parece haber desbancado a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
La evolución de la sostenibilidad en la empresa no ha estado exenta de obstáculos.
El greenwashing (propaganda engañosa para generar la percepción de que los productos o políticas de una organización son respetuosos con el medio ambiente) ha sido uno de los grandes caballos de batalla de la sostenibilidad. Como sostuvo Matthew Weatherley-White, inversor y co-fundador de CAPROCK Group, en el marco de su participación en el World Business Forum New York 2021 “cuando las empresas consideran la puesta en marcha de políticas de ESG, realmente piensan en el mínimo que pueden hacer para ‘cumplir’”. Esta “piedra en el zapato” revela una tendencia a centrarse en medidas superficiales en lugar de un compromiso real con la sostenibilidad.
Alexander McCobin, en su participación en el World Business Forum Bogotá como CEO de Conscious Capitalism, mantuvo que la única manera de que haya una apuesta auténtica por la sostenibilidad, es que se afiance el concepto de “ownership” (responsabilidad), comparándolo con el clásico de la educación infantil de “si lo rompes, lo arreglas”. Es esencial que las empresas perciban a la sociedad y el medio ambiente como sus stakeholders, con interés e impacto recíproco.
En los últimos 20 años también se han producido numerosas crisis económicas, otro de los grandes desafíos para las políticas de sostenibilidad. La recesión siempre ha significado lo mismo: menos presupuesto para RSC, lo cual respalda el carácter accesorio (y prescindible) con que se ha abordado tradicionalmente. Al fin y al cabo, ¿qué aporta la sostenibilidad a la maximización del beneficio como esencia fundacional de cualquier negocio?
Premisa que se repite, según Andrew Winston (experto en sostenibilidad corporativa y fundador de Winston Eco- Strategies) durante la pandemia: “Siempre que ha habido una crisis, la sostenibilidad ha pasado a un segundo plano. Pero durante la pandemia, ocurrió justo lo contrario. Y hay dos cambios que garantizarán su permanencia: un mayor nivel de transparencia y el relevo generacional.”
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Parece, pues, que estamos ante un cambio de paradigma. Esa es precisamente la dirección a la que apuntan los expertos con los que hemos tenido la oportunidad de contar. Todos coinciden en que la sostenibilidad tiene que formar parte de la estrategia, la cultura e incluso de los principios fundacionales de la empresa. Solo así conseguiremos sacudir los cimientos que nos sustentan como sociedad, y así dar lugar a un nuevo orden económico, o incluso yendo un paso más allá, a una “nueva civilización”, como propugna el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, quien estará presente en el World Business Forum México de este año.
Quizás otro de los aspectos que más ha movilizado a las empresas es la propia exigencia de sus stakeholders en su concepción más tradicional: consumidores, inversores y empleados.
Ha llegado un punto en el que hemos pasado de valorar que una empresa implemente políticas sostenibles, a exigirlas. Este cambio de conciencia se atribuye, en gran medida, al relevo generacional. Son numerosas las encuestas que muestran cómo muchos jóvenes consideran determinante para trabajar o comprar en una empresa, el hecho de que tenga una marcada conciencia social y medioambiental.
¿Y qué hay de la tecnología? Hay unanimidad en cuanto a su papel crítico en desarrollar soluciones sostenibles, aunque se da una paradoja: “La tecnología es la solución. Pero toda la tecnología para resolver la crisis climática ya existe. Nos falta usarla. Capital también hay. Así que es solo cuestión de evaluar la tecnología existente y tomar acción. El problema es acelerar su implementación sin volver a replicar los patrones negativos que nos han llevado a esta situación crítica” (Matthew Weatherley-White).
Jaime de Jaraíz, Presidente & CEO de LG Electronics Iberia también coincide en la necesidad de tomar acción con la tecnología y recursos disponibles: “las empresas son la clave, porque las empresas son ejecutivas y ya no es momento de concienciar, sino de actuar. La década de 2010 y 2020 ha sido la década de la digitalización. La de 2020 y 2030 será la de la sostenibilidad. Porque de lo contrario la década de 2030 y 2040 será algo que no nos va gustar a nadie. O no será.”
Cómo continúa de Jaraíz “las empresas son las palancas del cambio. Solo hace falta determinación y altruismo. La sostenibilidad 2.0 no es contar lo que vas a hacer, es hacerlo y después contarlo”.
Este 2023 WOBI ha reservado un espacio en la agenda del World Business Forum para que las empresas puedan presentar sus iniciativas medioambientales con potencial de generar un impacto positivo en el calentamiento global. El objetivo no es otro que servir de ejemplo para motivar a los líderes de otras organizaciones a crear e implementar sus propios programas de sostenibilidad medioambiental.
Hay muchas empresas que ya están siendo ejemplo.
Y que pueden serlo para muchas otras.
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