La exigencia en el trabajo en equipo
En el contexto del trabajo en equipo, he llegado a comprender que la exigencia no es un obstáculo, sino una virtud. Exigir lo mejor de los demás y de uno mismo es una forma de demostrar compromiso con los objetivos comunes. Sin embargo, esa exigencia solo es válida cuando se fundamenta con la intención de construir juntos, permitiendo que todos sientan que su aporte tiene valor.
El trabajo en equipo no siempre es fácil. He estado en situaciones donde las críticas se percibían como ataques, y donde las ideas de algunos se imponían sin dar espacio a otras voces. Esto no solo mina la confianza, sino que desactiva la creatividad colectiva. Aprendí, a veces de manera difícil, que una crítica solo es válida si tiene la capacidad de sumar y no de desmotivar. Si hacemos observaciones sin considerar el esfuerzo detrás del trabajo de los demás, corremos el riesgo de romper aquello que nos mantiene unidos como equipo.
Para mí, la crítica constructiva es una expresión de respeto y cuidado. Es decirle a alguien: Creo en lo que haces, pero veo una forma de hacerlo aún mejor. Ese enfoque cambia todo. Reconocer el valor de los aportes de los demás antes de plantear mejoras genera confianza y fortalece el sentido de pertenencia. A veces, esto requiere un esfuerzo consciente: detenernos a escuchar, interpretar intenciones y entender las razones detrás de las decisiones. Ese proceso, aunque lento, construye algo más valioso que cualquier tarea finalizada: Una cultura de equipo.
También creo firmemente en la necesidad de definir estrategias compartidas. Una estrategia compartida no es aquella que alguien impone desde la autoridad, sino la que se construye colectivamente, donde todos los integrantes se sienten parte del plan. Esto solo es posible cuando cada persona tiene la oportunidad de aportar y siente que su contribución es reconocida. He visto cómo la dinámica de un equipo cambia cuando todos comprenden que su trabajo no es solo un requisito, sino una pieza clave en el logro de un objetivo mayor.
En lo personal, practicar la exigencia con el respeto que amerita, me ha transformado como profesional. Exigir es fácil; hacerlo de manera empática, con el propósito de inspirar y construir, es un desafío mucho mayor. Pero es ahí donde radica el verdadero trabajo en equipo. En la capacidad de crecer juntos, respetando los esfuerzos individuales y uniendo nuestras capacidades en una visión común.
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Cuando trabajamos desde la exigencia respetuosa y la búsqueda de estrategias colectivas, creamos entornos donde no solo logramos resultados, sino que también crecemos como personas y profesionales. Y para mí, eso es lo que hace que el trabajo en equipo realmente valga la pena y es que realmente lo creo, porque hay cosas en la vida que son innegociables.
Buen fin de semana.
Seguimos..
CZP