La felicidad en la empresa, un tema de liderazgo 180°

La felicidad organizacional cada día va ganando un mayor espacio en las agendas corporativas y en las investigaciones sobre productividad y gestión del talento humano. Gracias a los resultados de los estudios, sabemos que la rentabilidad de una empresa aumenta en promedio un 30% cuando se implementan políticas de bienestar y felicidad organizacional, el ausentismo se reduce en un 20% y las ventas se incrementan hasta en un 40%. Sabemos sobre la importancia de trabajar en la felicidad de nuestros colaboradores; sin embargo, pocas organizaciones logran alinearla como una estrategia corporativa que contribuya al logro de los objetivos del negocio; esto sucede en gran medida por el desconocimiento que se tiene sobre este complejo concepto.

Muchas compañías asocian felicidad organizacional con actividades de bienestar, salario emocional, mejor remuneración y unas hermosas oficinas y, si bien estas acciones contribuyen al bienestar de los colaboradores, el concepto de felicidad organizacional va mucho más allá. Cuando hablamos de felicidad organizacional, nos referimos al tipo de liderazgo que ejerce la empresa a nivel interno y externo, a la manera en que la organización logra motivar e impactar positivamente a sus colaboradores, sus clientes y la sociedad, para lograr mayor productividad y rentabilidad.

La felicidad organizacional, más que un conjunto de actividades de bienestar, es un estilo de liderazgo. Según John Maxwell, “el liderazgo es influencia; nada más, nada menos”. Cuando asociamos felicidad organizacional con el liderazgo que tiene la capacidad de influir de manera positiva, podemos entender su alcance, su complejidad y su importancia a nivel corporativo. De nada sirve a las organizaciones tener grandes beneficios para sus empleados si el liderazgo que ejerce sobre las personas es incoherente, no genera confianza y no brinda posibilidades de crecimiento y desarrollo con igualdad de oportunidades. Si realmente queremos desarrollar una estrategia de felicidad organizacional, es necesario analizar y trabajar en la cultura de liderazgo corporativo.

Gracias a los estudios realizados por la doctora Sonja Lyubomirsky, sabemos que nuestra felicidad y sensación de bienestar dependen en gran medida de nosotros mismos; sin embargo, las relaciones que tenemos a lo largo de la vida y el ambiente en el que desarrollamos esas relaciones, también influyen de manera significativa en ello, como se demuestra en el estudio más grande en la historia sobre bienestar humano dirigido por el profesor Robert Waldinger de la Universidad de Harvard:

"Si entendemos que las empresas son un conjunto de relaciones encaminadas hacia la productividad y la rentabilidad, comprenderemos la importancia de ejercer un liderazgo que influya positivamente en esas relaciones."

Entendiendo que la felicidad tiene un componente de relacionamiento interno y un componente de relacionamiento externo, es muy importante trabajar a nivel corporativo en el liderazgo interno y en el externo, pensándolo como una estrategia escalonada que va desde la persona hacia la organización y sus resultados, vista en tres dimensiones:

1. El autoliderazgo: es la habilidad de cada individuo de sentirse pleno y satisfecho y, si bien es una decisión muy personal, todos en una u otra medida, queremos ser felices, pero no sabemos cómo. Teniendo en cuenta que la ciencia ha demostrado, mediante el trabajo del doctor Martin Seligman y Tal Ben Shahar, entre otros ponentes, que la felicidad se aprende, una estrategia inteligente a nivel corporativo es brindar espacios para que las personas aprendan a ser felices. En la medida en que las personas desarrollen su habilidad para sentirse más felices en su vida y en sus trabajos, podrán tener una imagen de sí mismos mucho más positiva que aumentará su autoconfianza y productividad, lo cual impacta de manera significativa el desempeño de esta persona.
2. Además, en la medida en que cada persona dentro de la empresa se reconozca como actor y responsable de su felicidad, podrá mejorar el relacionamiento con sus pares y jefes, promoviendo el relacionamiento positivo que favorece la interacción en el trabajo.
3. El liderazgo de las personas: este es el rol que ejercen los líderes en sus equipos y es determinante para la productividad y bienestar. Se ha demostrado que el liderazgo impacta hasta en un 76% los resultados de la empresa e incide hasta en un 50% en el clima laboral. Ese liderazgo debe ser un liderazgo influyente, que logre conectar con las personas, que desarrolle y empodere, generando confianza y credibilidad. Si las personas perciben incoherencia en sus líderes, falta de integridad, desconfianza y desinterés hacia las personas, no existen las condiciones psicológicas seguras que todo individuo necesita para crecer y desarrollarse. Cuando los equipos no creen en sus líderes, se genera desconexión, falta de productividad y resultados mediocres.
4. La cultura de liderazgo: esta hace referencia a la manera de pensar y actuar de los líderes en conjunto para influir de manera positiva en sus colaboradores, alineándolos con los valores y objetivos organizacionales. Vivir realmente una cultura de liderazgo encaminada hacia el bienestar de las personas implica desarrollar políticas que favorezcan y promuevan equidad, diversidad, inclusión, reconocimiento, empoderamiento, respeto, relacionamiento positivo, pero —sobre todo— la generación de mecanismos para que los líderes sean un ejemplo de ello; que no solamente se hable de estos valores, sino que se evidencien en cada interacción.

El liderazgo enfocado en aportar valor e influir positivamente en las personas para lograr sacar lo mejor de ellas es la clave de la felicidad corporativa. En estos momentos, donde las empresas a nivel global atraviesan el desafío de generar rentabilidad y aumentar la productividad, donde han tenido que rediseñar su manera de trabajar y producir resultados, ahora más que nunca, es el momento para centrarnos en las personas, en su bienestar y felicidad e influir positivamente en ellos para ganar su compromiso, lealtad y confianza.

Tal vez el reto no sea sencillo; sin embargo, es el que augura mayor éxito. Si las personas no están conectadas con su responsabilidad de ser felices a nivel personal y laboral, con la confianza en sus líderes y en la organización, sintiendo que ellos contribuyen sinceramente a su bienestar, difícilmente podremos tener la motivación que se requiere de los empleados para transitar el cambio y avanzar en la recuperación económica que tanto necesitamos.

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Edisneth Salazar