La función desintoxicante del hígado como un proceso vital para el organismo
Raimundo Santamarta
CEO & Founder of BioDose Pharma LLC| I&D de Complejo Bioactivo Nutracéutico. Nutracéuticos basados en Glutatión | Creador de GlutActive™
El hígado es uno de los principales órganos del cuerpo. Cumple múltiples funciones, es el principal desintoxicante y actúa en la eliminación de patógenos, sustancias químicas tóxicas y productos del desecho metabólico de los alimentos y bebidas.
Contribuye en la adecuada función de otros órganos y afecta, en gran medida, casi todos los sistemas fisiológicos para mantener la homeostasis.
Es el órgano donde mayor cantidad de Glutatión se produce de forma endógena.
Un hígado recargado de toxinas e inactivo es la causa de un grave deterioro a la salud, incluso la muerte.
Los griegos relacionaban la gran depresión con desordenes del hígado, de ahí el término melancolía, que significa bilis negra.
El hígado sirve de importante almacén de reserva, donde se guarda alimento para cualquier contingencia que sea necesaria en músculos y demás órganos del cuerpo, por ello la importancia de mantenerlo en óptimas condiciones para su mejor funcionamiento.
Es necesario protegerlo desintoxicándolo constantemente para evitar enfermedades como:
- Absceso hepático amebiano
- Absceso hepático piogeno
- Artresia biliar
- Carcinoma hepatocelular (Cáncer)
- Cirrosis
- Coccidioidimicosis
- Colangitis esclerosante
- Colestasis medicamentosa
- Enfermedad de Wilson
- Hemochromatosis
- Hepatitis autoinmunitaria
- Hepatitis A, B o C
- Hígado graso alcohólico
- Hígado graso ni alcohólico
- Síndrome de Reye
- Virus delta (Hepatitis D)
Desde temprana edad afectamos la función hepática con excesos en la ingesta de alcohol y comidas, por ello es vital su desintoxicación, desde los 30 años de edad, para evitar estos trastornos que cada día afectan a más personas y causan una alta demanda de trasplantes con largas esperas por donantes compatibles. Solo en Estados Unidos, más de 10% de quienes esperan trasplante, fallecen en el proceso.
El cuerpo, a partir de los 30 años, pierde la capacidad de producir de forma endógena la suficiente cantidad de Glutatión para mantener una adecuada desintoxicación, lo que trae como consecuencia el desequilibrio entre radicales libres necesarios y los excedentes que dañan las células y tejidos hepáticos.
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