La gestión de stakeholders es un arte
Desde mi aprendizaje y experiencia el éxito de un proyecto no se basa solo en cumplir con los plazos o en tener un plan bien elaborado. Muchas veces, lo que realmente define si un proyecto triunfa o fracasa es cómo gestionamos a las personas que están involucradas o que tienen algún tipo de interés en él: los stakeholders. A lo largo de mi experiencia, he visto que la forma en que manejamos estas relaciones puede ser la clave para alcanzar los objetivos del proyecto.
Gestionar a los stakeholders es uno de los aspectos más importantes y desafiantes de cualquier proyecto, ya sea que se siga una metodología tradicional o ágil. Los stakeholders son todas aquellas personas o grupos que tienen algún tipo de interés en el proyecto o que pueden influir en su resultado. Esto incluye a los miembros del equipo, los clientes, los proveedores, e incluso la alta dirección. Cada uno de ellos tiene sus propias expectativas e intereses, lo que hace que su gestión sea una tarea crucial para el éxito del proyecto.
Cuando hablamos de gestionar stakeholders, no nos referimos solo a enviar informes de vez en cuando o a resolver problemas cuando ya han surgido. Se trata de un proceso que requiere anticiparse a las necesidades, planificar cuidadosamente, y ejecutar acciones que aseguren que todos estén alineados con los objetivos del proyecto. A continuación, comparto tres puntos clave que considero esenciales para una gestión efectiva de stakeholders:
Recomendado por LinkedIn
La gestión de stakeholders es fundamental en el proceso de gestión de proyectos. Gestionar bien a los stakeholders significa no solo cumplir con los plazos y el presupuesto, sino también crear un entorno en el que todos los involucrados se sientan valorados, comprendidos y comprometidos con el éxito del proyecto.
Tener siempre presente que un proyecto exitoso es aquel que logra satisfacer las expectativas de sus stakeholders mientras alcanza sus objetivos. Esto requiere liderazgo, visión estratégica y, sobre todo, la capacidad de construir relaciones sólidas y duraderas. Porque, en última instancia, son las personas, no los planes, las que determinan si un proyecto tendrá éxito o no.