La IA en manos de los boomers

Vivimos en una era donde la inteligencia artificial generativa (IAG) ha surgido como una tecnología transformadora, capaz de crear contenido con una eficiencia y una escala que nunca habíamos visto. Sin embargo, he constatado que para aprovechar todo su potencial, es esencial que combinemos nuestras habilidades digitales con una especialización profunda en un campo específico. No se trata solo de interactuar con modelos de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Claude, sino de actuar como un faro de conocimiento que guía a la IAG hacia resultados más precisos y relevantes.

Esto es algo que siempre recalco a los participantes de mis talleres sobre Gestión de Contenidos con IA Generativa.

La especialización en un tema particular permite dirigir la IAG de manera efectiva, aprovechando su capacidad para generar ideas, resolver problemas y crear contenido innovador y pertinente.         

He visto cómo esto se vuelve crucial, dado que los modelos de lenguaje, aunque avanzados y endiosados por muchos influencers en las redes sociales, no están exentos de generar ‘alucinaciones’ o errores que pueden llevar a interpretaciones erróneas si no se manejan con un conocimiento sólido del tema en cuestión.

Realidad y práctica profesional

He comprobado que la implementación de la IAG por parte de individuos con experiencia y trayectoria asegura que el uso de estas herramientas esté alineado con la realidad y la práctica profesional. Los expertos, aquellos que disfrutan de leer libros, cruzar fuentes y aplicar de forma directa el pensamiento crítico, pueden identificar rápidamente las discrepancias y corregir la dirección del contenido generado, garantizando así la integridad y la calidad del trabajo.

Por otro lado, los jóvenes estudiantes, aunque son nativos digitales y tienen una afinidad natural con la tecnología, siempre necesitarán el apoyo y la supervisión de un docente o especialista que pueda proporcionar el contexto y la profundidad necesarios. Lo mismo puede ocurrir con un joven practicante. Un detalle adicional, que puede sonar un poco duro: a muy pocos les gusta la lectura y el cruce de información.

Uso diversos modelos de lenguaje desde febrero de 2023. Comencé con ChatGPT y luego fui conociendo otros productos como Bard (ahora Gemini), Claude, el agregador de bots Poe, y muchos más, hasta llegar a modelos de lenguaje locales que no se conectan a internet, como Phi3, Orca, Aya23, Orca2, Cohere, entre otros. Es todo un tema involucrarse con estos porque demanda cierta configuración y potencia de cómputo, pero ahí estamos, probando y comparando resultados con los outputs generados por los prompts.

No es para tareas mundanas

Por ello puedo afirmar que la IA gestiona sin mayor esfuerzo las solicitudes rutinarias, como elaborar un mensaje de correo a un grupo de personas o formularle una pregunta sencilla.

Si le pregunto “¿quién fue el mejor entrenador de fútbol de la selección peruana de los últimos 10 años?”, es muy probable que me ofrezca una respuesta sencilla y con alguna alucinación o error. Pero la verdad es que la IA no sirve para esto ni para usarla como un buscador o generador de rankings de la mejor empresa, la mejor ciudad, el mejor colegio, el mejor plato de comida, entre otras falacias que periódicamente suelen divulgar algunos medios periodísticos digitales.        

Si limitamos su labor a tareas mundanas, estamos perdiendo su verdadero potencial. La IA ahorra tiempo y energía al proporcionar lluvia de ideas, recomendaciones, simulación de casos, asumir roles, imitar tu estilo de redacción, mejorar la presentación de documentos, matrices, copies para redes sociales, entre otras acciones más complejas y personalizadas.

Generación X también

Creo que la IAG presenta una oportunidad única para los boomers, aquellos nacidos entre 1946 y 1964, y también para los de la generación X (1965-1980), quienes pueden encontrar en estas herramientas un medio para transferir su vasta experiencia a las nuevas generaciones. Su conocimiento acumulado puede ser una fuente invaluable de sabiduría para los modelos de lenguaje, permitiendo que la tecnología trabaje de la mano con la experiencia humana para facilitar y mejorar el trabajo de los más jóvenes.

Esto me hace reflexionar que, aunque la tecnología avance a pasos agigantados y con permanentes actualizaciones, el conocimiento y la experiencia humana siguen siendo componentes irremplazables del progreso y la creatividad.