La importancia de desconectar

Quienes me seguís por las redes sociales habréis notado que llevo un período menos activo. Continúo leyendo y consumiendo contenidos de personas que me inspiran, pero quería tomarme un tiempo para recargar pilas y, simplemente, disfrutar de unos días de vacaciones.

Los profesionales más jóvenes habéis crecido con el auge de las TIC’s, pero los que somos un poco más mayores parece que hemos olvidado que hace no tanto era posible coger un día libre en el trabajo y, realmente, disfrutar de 24 horas desconectado de todo. Pero, es más, también era posible vivir desconectado 30 días… y sus 30 noches.

Con la digitalización, la frontera entre la jornada laboral y la vida privada se ha vuelto más difícil de detectar. Sin lugar a dudas, la flexibilidad, versatilidad y agilidad que proporcionan las nuevas tecnologías aplicadas a los entornos de trabajo, nos facilitan adaptar nuestras obligaciones laborales a distintos horarios y entornos geográficos. Pero, ¿significa esto que debamos estar disponibles 24/7/365?

La cultura del “always on” nos somete a todos a una mayor presión e inmediatez. Nos hace vivir con la mentalidad puesta en el trabajo y en nuestras obligaciones de manera ininterrumpida. Seguro que la mayoría de quienes leéis esto también habéis recibido emails, whatsapps, comentarios, audios… a cualquier hora. Y toda esta carga que trae la hiperconectividad repercute en nuestra salud mental.

¿Sabías que una persona mira de media más de 150 veces al día su móvil? ¿Sabías que el tecnoestrés laboral (en cualquiera de sus manifestaciones: tecnoansiedad, tecnofatiga, tecnoadicción) en España afecta a 1 de cada 3 trabajadores (cifra que incluso llegó a aumentar durante la pandemia)?

¿Qué podemos hacer para realmente desconectar y disfrutar de las vacaciones?

Antes de salir de vacaciones, conviene dejar “todo resuelto” y coordinado. Gran parte de mi trabajo se sustenta gracias a la colaboración entre todas las partes del equipo. Por eso, aunque yo no esté físicamente en el campus sé que quienes se quedan trabajando lo hacen con compromiso y responsabilidad. Confiando en el equipo es como consigo reducir al máximo las interrupciones durante las vacaciones.

También es recomendable limitar el contacto. Si es necesario tratar algún asunto urgente, lo mejor es citar un día y un horario en el que conectarse para tratarlo.

Creo que el tema de la desconexión es de gran importancia y en muchas ocasiones no lo tomamos en consideración. Sin embargo, lo considero esencial para volver más fuertes, más motivados, más entusiastas… y menos “burnout”. Queremos volver un poco “quemados”… pero únicamente por el sol.

Seguro que es un tema con el que muchos os habéis sentido identificados. Así que dejo abierta la conversación para conocer vuestra opinión, recomendaciones, anécdotas…