LA INCERTIDUMBRE A NUESTRO FAVOR (Parte 3)

Hoy responde MAGDALENA IRIGARAY. Consultora en Proyectos Comunicacionales. 

DARLE UNA OPORTUNIDAD AL ENCIERRO 

1. En el contexto de pandemia ¿Cuál es tu mayor incertidumbre?

En estos últimos 70 días he estado más ocupada que de costumbre, un poco por elección y un poco por imposición. Miro a mi alrededor y veo incógnitas por todos lados. Y una variedad inmensa de respuestas para mis preguntas. … Creo que mi mayor incertidumbre es no saber qué forma tomará la nueva “normalidad” después de levantar el aislamiento obligatorio. 

Veo a la sociedad balancearse entre un acatamiento férreo de la cuarentena y la necesidad económica imperiosa. Nos debatimos entre la entrega y el compromiso de muchos y la indiferencia de otros. Cada día hay más preguntas sobre cómo lograr una recuperación escalonada pero eficaz. Y en conjunto se aprecian algunas actitudes y comportamientos que hacen que el futuro se vea desdibujado y preocupante. En este punto a muchos nos pasa que sentimos impotencia ante la falta de control de las variables conocidas hasta ahora.  

La incertidumbre se va transformando en estrés y ansiedad a medida que pasa el tiempo y no se obtienen respuestas concisas. Por eso en general tiendo a “pensar en lo mejor pero prepararme para lo peor”. Trato de imaginarme algunos escenarios de la vida cotidiana con tapabocas y me da un poco de claustrofobia. 

¿Cómo se podrá sostener un vínculo estrecho entre personas si sólo nos vamos a ver a dos metros de distancia y sin siquiera poder ver una expresión facial completa? Como posible alternativa viene a mi mente la frase “los ojos son las ventanas al alma”. Será tal vez cuestión de mirar directamente al alma del otro sin escalas, y saltear unos cuantos pasos de etiqueta social tradicional… y quizás empecemos a ver en el otro nuestra humanidad más esencial.  

Una oportunidad. Un nuevo comienzo 

2. Para vos, ¿cuál es la mejor actitud que podés adoptar para hacerle frente, en base a tu experiencia?

He tenido el privilegio de conocer muchos países y recoger enseñanzas y experiencias diversas. Esta exposición temprana a la incertidumbre de lo desconocido me ha preparado para enfrentar estos meses con menos ansiedad.  

Comparto algunas actitudes que me permiten hoy transitar la incertidumbre (un poco) más armada.

Primero, intento ver la situación con perspectiva macro, o sea, trato de poner en contexto el momento que vivo y saber que “esto también pasará”. No es ser naive y negar la realidad, sino mantener una actitud positiva ante lo desconocido. O sea darle la oportunidad al encierro para que trabaje sobre mis luces y sombras y reacomode el ritmo de lo vital.  

Segundo, tengo un plan de acción aunque resulte luego inadecuado o imposible de poner en práctica. Me pongo objetivos cortos y unos pocos a mediano plazo; los largos los dejo para más adelante y así evito estrés adicional. 

Tercero, intento ser paciente con mi impaciencia. ¿Oximoron? Tal vez… En inglés hay una frase que me gusta mucho: “extend or give grace”. Literalmente sería como extender gracia a uno mismo y a otros. En criollo, date un changüi. No tenemos que ser perfectos en este momento, no tenemos que ser ni más flacos, ni más inteligentes, ni convertirnos en la personalidad del año. Sólo tenemos que respirar hondo y confiar en los recursos que fuimos acumulando con los años. Y en esos días donde nos la vemos negra, donde el encierro aprieta y no aguantamos más, ese es el momento de la gracia, del ser amorosos con nuestro ser y saber que mañana será otro día, ni más ni menos.

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