La Liga de Naciones Americanas: Un Ideal Frustrado por la Crisis Interbélica y la Falta de Unidad Regional
Desde el surgimiento de las repúblicas latinoamericanas, ha existido un anhelo de integración y solidaridad que trasciende las fronteras nacionales. La idea de una Liga de Naciones Americanas ha sido una constante en la historia de la región, un sueño que inspiró a líderes y diplomáticos durante décadas, desde los tiempos del Congreso de Panamá en 1826 hasta los esfuerzos más concretos en la década de 1930. Sin embargo, esta iniciativa se enfrentó a la realidad de un contexto histórico marcado por la crisis interbélica y la falta de consenso político en el continente.
El primer intento formal de unir a las nacientes repúblicas latinoamericanas en un esfuerzo colectivo surgió de la visión de Simón Bolívar, quien convocó el Congreso de Panamá en 1826. Bolívar soñaba con una confederación de naciones que protegiera la independencia recién obtenida y promoviera la cooperación frente a las potencias extranjeras. Aunque el congreso no logró alcanzar todos sus objetivos, sentó un precedente para futuros esfuerzos de integración regional.
El Impacto de la Primera Guerra Mundial y la Sociedad de Naciones
Con la creación de la Sociedad de Naciones (SDN) en 1919, tras el devastador conflicto de la Primera Guerra Mundial, se abrió una nueva etapa en las relaciones internacionales. América Latina, viendo en este organismo un modelo para la cooperación, buscó replicarlo en el contexto hemisférico. Sin embargo, la SDN pronto demostró sus limitaciones, especialmente al ser incapaz de frenar la agresión de potencias como Japón en Manchuria y la Italia fascista en Etiopía.
En este marco, surgen múltiples esfuerzos por construir un modelo alternativo en las Américas que respondiera a sus propias necesidades. El presidente de Uruguay, Baltasar Brum, desempeñó un papel destacado al proponer la idea de una Liga Americana. En 1920, Brum expuso públicamente esta visión en una conferencia en la Universidad de Montevideo y en 1923 publicó un borrador completo de un estatuto para dicha organización. Sin embargo, la idea de Brum enfrentó dificultades para consolidarse en las conferencias panamericanas posteriores, como la de Santiago en 1923, donde apenas logró ser discutida sin resultados concretos.
Un antecedente crucial a nivel global fue la propuesta presentada por el presidente estadounidense Woodrow Wilson en 1916, durante el Congreso Panamericano Científico en Washington. Wilson abogó por una unión de las repúblicas americanas para garantizar su independencia política y territorial, resolver disputas mediante arbitraje y evitar el apoyo a movimientos armados en otros países. Este proyecto, aunque bien recibido en principio, no prosperó en las Américas, pero su espíritu influyó en la creación de la Liga de Naciones a nivel global.
En este contexto, destaca también la obra de Eugenio Orrego Vicuña, profesor de la Universidad de Chile, quien en 1933 publicó su influyente ensayo "Sociedad de Naciones Americanas". Este trabajo representó uno de los primeros análisis teóricos sobre la necesidad de una organización regional exclusiva para las Américas, abordando los fracasos de la Liga de las Naciones y subrayando la importancia de crear una estructura que respondiera a los intereses y realidades del continente.
Orrego Vicuña identificó la falta de interés de las potencias europeas en los problemas latinoamericanos y propuso una organización que, además de fomentar la paz, promoviera la integración económica y cultural. Su propuesta incluía medidas como la eliminación de barreras económicas, la creación de una moneda interamericana y el establecimiento de un consejo económico continental. Asimismo, el autor destacó el fracaso de la Liga de las Naciones en conflictos como la Guerra del Chaco y subrayó la necesidad de un mecanismo americano que superara las divisiones políticas y fomentara una auténtica solidaridad interamericana.
Finalmente, en 1936, la Conferencia Panamericana de Buenos Aires volvió a dar vida al debate sobre la creación de una Liga de Naciones Americanas. Propuestas de países como Colombia y la República Dominicana reflejaron visiones complementarias para abordar los retos de la época, culminando en un proyecto conjunto que, aunque no llegó a concretarse, sentó las bases para futuras iniciativas como la Organización de los Estados Americanos (OEA). Estos esfuerzos, guiados por el ideal de solidaridad continental y una fe en la cooperación interamericana, representan un capítulo clave en la historia del multilateralismo regional.
La Conferencia de Buenos Aires de 1936 y la Propuesta Dominicana
La década de 1930 marcó un punto de inflexión en la política interamericana. Durante la Conferencia Panamericana de Buenos Aires en 1936, República Dominicana, bajo el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo, presentó una ambiciosa propuesta para crear una Sociedad de Naciones Americanas.
La delegación dominicana fue encabezada por Max Henríquez Ureña e integrada por Tulio M. Cestero y Enrique Jiménez. Esta delegación abogó por un modelo basado en tres principios fundamentales:
La Propuesta de Colombia: Un Enfoque de Seguridad Colectiva
Por su parte, Colombia, durante la misma conferencia, presentó una visión diferente. La delegación colombiana fue encabezada por Jorge Soto del Corral e integrada por destacadas figuras como Miguel López Pumarejo, Roberto Urdaneta Arbeláez, Alberto Lleras Camargo y José Ignacio Díaz Granados. Esta delegación propuso un enfoque más robusto para la seguridad regional.
Elementos principales de la propuesta colombiana:
Diferencias Sustanciales entre las Propuestas Dominicana y Colombiana
Aunque ambas naciones compartían el objetivo de proteger la región de intervenciones extranjeras, sus enfoques diferían significativamente:
Enfoque de seguridad
Propuesta Dominicana: Solución pacífica y conciliación
Propuesta Colombiana: Sanciones militares y económicas
Medidas punitivas
Propuesta Dominicana: Expulsión del Estado infractor
Propuesta Colombiana: Uso de la fuerza colectiva
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Mecanismos de resolución
Propuesta Dominicana: Conciliación antes de escalar a conflictos
Propuesta Colombiana: Identificación rápida del agresor
Prioridades
Propuesta Dominicana: No intervención y respeto a la soberanía
Propuesta Colombiana: Seguridad colectiva y acción conjunta
República Dominicana promovía un enfoque más flexible que evitaba la militarización, mientras que Colombia buscaba un mecanismo más fuerte, con capacidad de aplicar sanciones colectivas y garantizar la seguridad regional.
La Fusión de las Propuestas: Un Intento de Compromiso
En 1937, las delegaciones de República Dominicana y Colombia decidieron unificar sus esfuerzos para presentar un proyecto conjunto ante la Unión Panamericana. El nuevo proyecto intentó combinar la flexibilidad dominicana con la firmeza colombiana, equilibrando la no intervención con la capacidad de aplicar sanciones en casos extremos.
Sin embargo, la falta de consenso entre los países latinoamericanos y la reticencia de Estados Unidos, que prefería mantener su influencia mediante acuerdos bilaterales, impidieron la creación de la Liga de Naciones Americanas. Además, la crisis económica y las tensiones políticas en la región complicaron aún más la viabilidad del proyecto.
El Legado: La Fundación de la OEA en 1948
Aunque los esfuerzos por crear una Sociedad de Naciones Americanas no se materializaron, sus principios sirvieron como base para la creación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 1948. La OEA adoptó muchos de los ideales propuestos: la solidaridad hemisférica, la no intervención y la resolución pacífica de conflictos.
El enfoque colombiano también influyó en el desarrollo del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que establecía un sistema de defensa mutua en el hemisferio.
Conclusión
Las propuestas de la República Dominicana y Colombia reflejaron visiones complementarias pero distintas sobre cómo enfrentar los desafíos de seguridad en América Latina durante un período de gran inestabilidad global. Aunque sus diferencias impidieron la creación inmediata de una Liga de Naciones Americanas, su legado perdura en el sistema interamericano actual.
El fracaso de estos esfuerzos conjuntos, debido a la crisis interbélica y la falta de unidad política, nos recuerda la importancia de la cooperación y la solidaridad regional para enfrentar los retos del presente y del futuro. Hoy, más que nunca, el espíritu de unidad y autodeterminación sigue siendo vital para América Latina.
Referencias.
· Wehrli, Yannick. Los proyectos de 'Sociedad de las Naciones americanas': intentos de integración política en las Américas durante el periodo de entre-guerras. Revista Mexicana de Política Exterior, 2008.
· Alfaro, Ricardo J. An American League of Nations. World Affairs, Vol. 101, No. 3, septiembre de 1938, pp. 158-165.
· Villalta Vizcarra, Ana Elizabeth. La contribución de América al derecho internacional. Comité Jurídico Interamericano, 2006.
· Álvarez, Alejandro. Influencia de la América Latina en la futura vida internacional. Conferencia en la Universidad de Chile, 22 de junio de 1923.
· Orrego Vicuña, Eugenio. Sociedad de Naciones Americanas. Cuadernos Jurídicos y Sociales, Universidad de Chile, 1933.