La magia está en celebrar lo que nos une y nos hace únicos

Este fin de semana estuve paseando y haciendo las compras navideñas.  Mientras observaba las luces navideñas, me di cuenta de que estas fechas tienen algo especial, porque nos invitan a darnos una pausa, conectar con las personas que queremos y, sobre todo, reconocer y celebrar lo que nos hace único/as.  En México, esto cobra mayor significado, porque somos un país lleno de contraste y colores, donde cada hogar tiene su manera de vivir estas fechas.

Llevo más de 5 años liderando la División de Consultoría en Diversidad, Equidad e Inclusión en Wo/Men In by Accelerate DEI|TALENT y he encontrado que las fiestas pueden ser una oportunidad increíble para reflexionar sobre cómo nuestras diferencias no solo enriquecen nuestras tradiciones, sino que fortalecen nuestras conexiones.

Imagínense, para algunos, las fiestas son sinónimo de piñatas, ponche y villancicos; para otros, son cenas íntimas con familiares, meditaciones personales o incluso un tiempo para simplemente desconectarse de todo.  Lo interesante es que ninguna forma es mejor que otra.  Cada tradición, cada perspectiva, enriquece nuestras experiencias.

La diversidad es como la mesa de una cena navideña; mientras más platos y sabores tengamos, más interesante y enriquecedor será el encuentro.  Por eso, estas fechas son el momento perfecto para practicar la inclusión de manera auténtica.

Hace poco, en una sesión de diálogo DEI con clientes de diferentes empresas y sectores, alguien compartió que en su equipo cada persona lleva un plato típico de su región para la cena de fin de año de la empresa.  Lo que comenzó como una simple actividad gastronómica se convirtió en una experiencia poderosa:  cada plato venía acompañado de una historia, un recuerdo y, en muchos casos, un aprendizaje.  Ese ejercicio de compartir dejó en claro que cuando damos espacio para que las personas se expresen tal como son, se genera una conexión más profunda.

Quisiera que todas las personas que me leen se lleven que las fiestas no son solo para celebrar, sino también para reflexionar.  Son una invitación para detenernos y preguntarnos si estamos creando espacios donde todas las personas se sienten bienvenidas, si estamos reconociendo las contribuciones de cada persona de nuestro equipo o sobre qué podemos hacer para que nuestras celebraciones reflejen los valores de equidad e inclusión que promovemos durante todo el año.  Probablemente, estas preguntas pudieran ser incómodas, pero son necesarias para construir equipos y comunidades más fuertes.

Si hay algo que nos enseñan estas fechas es que siempre hay espacio para compartir, aprender y agradecer a los demás.  Así como en una mesa navideña celebramos la diversidad de sabores, en nuestros equipos y comunidades debemos celebrar la riqueza que cada persona trae consigo.

Les extiendo una invitación muy especial a celebrar no solo lo que nos une, sino lo que nos hace únicos.  Porque en la diversidad está la verdadera magia de las conexiones humanas.

Que esta temporada navideña sea el inicio de nuevas formas de pensar, de nuevos aprendizajes y de un compromiso renovado con la inclusión y la equidad