LA MEJOR MANERA DE EDUCAR
1. LA MEJOR MANERA DE EDUCAR…
De niña soñé ser muchas cosas, de joven tuve un tiempo en qué no sabía que quería hacer ni ser; pero cuando me reconocí y me amé, miré a mi alrededor y pensé, quiero transformar miradas desde lo que vivo; y fue ahí cuando decidí ser maestra.
No es fácil, menos en estos tiempos; donde las nuevas generaciones reciben tanta información y navegan tanto en las redes, que se ahogan con todo lo que consumen y los confunde, entre lo que está bien y mal, lo común y lo normal, lo bueno y lo malo.
Yo he querido enseñar algo más que conocimientos, he querido que aprendan a ser mejores seres humanos, a que sean felices, se amen como son y sobre todo, amen y respeten las diferencias, ayuden al que lo necesita y se dejen ayudar cuando lo necesiten.
De allí que amo y disfruto, cuando ellos quieren llevarme de la mano, y quienes lo ven de lejos piensan que por ser su maestra yo los llevo, pero son ellos los que me llevan; amo cuando toman mis cosas, me buscan, conocen mis necesidades especiales y están atentos a colaborarme sin tantas preguntas.
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Yo sólo anhelo que cuando salgan a la calle, hagan lo mismo y si algún día lo necesitan, se dejen ayudar porque todos necesitamos de alguien y todos podemos ayudar a alguien.
En algún momento de la vida, seremos ese algo o alguien que alguno necesita para dar un paso más o sentir el amor de Dios en su vida.
Yo todos los días siento cuánto me ama Dios, en cada uno de ellos, porque han aprendido a verme con sus ojos, no me miden, me miran, me hacen parte de sus vidas, saben que soy su maestra, su pastoralista, la persona que está ahí para servirles y que sueña con que salgan a la sociedad y transformen tantas realidades y miradas que se han deformado, por el consumismo, las ansias de poder y las apariencias en las que vivimos.
Hoy he entendido que la mejor manera de educar es desde la vida misma y para la vida.
Gracias a cada uno de mis chicos y chicas por todo lo que me enseñan y me permiten descubrir en mí, en la medida que quiero enseñarles a que experimenten el amor de Dios en sus vidas. KARY ROJAS