La memez del "tiempo de calidad"
Escucho a algún y alguna gurú de la educación proclamar la necesidad ¿o será necedad? de pasar "tiempo de calidad" con los hijos. Según estos iluminados, ese "tiempo" es "una inversión que beneficia a niños y a padres" poniendo al niño a la altura de un producto financiero. Y dan ideas para pasar ese tiempo "organizando una noche de cena y peli", "una tarde de juegos de mesa", "un karaoke" o "una escapada a la playa" entre otras muchas ocurrencias felices y dichosas.
La base sobre la que se construye esta ocurrencia es que como los padres no pueden pasar mucho tiempo con sus hijos porque están muy liados con el trabajo, las preocupaciones del día a día, las tareas de casa,... pues que el poco tiempo que pasen con ellos sea de felicidad extrema. Y así, suplimos que les veamos muy poco para que cuando estemos con ellos todo sea "happy flowers".
El "tiempo de calidad" funciona como un lavado de conciencia paternal. "Papá y mamá están contigo para hacer las cosas que ti le gustan" es el lema de esta filosofía.
Es decir, que regañar a un chaval porque se está convirtiendo en un tirano, obligarle a que ordene su habitación, educarlo en la alimentación para que no se coma exclusivamente guarrerías o castigarle sin salir porque no hace ni maldito caso no es tiempo de calidad. Supongo que lo definiríamos como "tiempo defectuoso".
De este modo el "tiempo de calidad" funciona como un lavado de conciencia paternal. "Papá y mamá están contigo para hacer las cosas que a ti le gustan" es el lema de esta filosofía y así (cito textualmente) "los momentos compartidos suelen ser fuente de alegría y conexión genuina". Con más claridad, si cabe, se podría resumir como "Hijo, te vemos poco pero cuando estamos contigo molamos mucho".
Y así los "gurús" venden libros, publican artículos, organizan espectáculos y salen por la tele redimiendo cargos de conciencia y, de paso, haciendo un dinerito que siempre viene bien incluyendo sponsors que vendan sus productos.
Pero la vida no es tan fantástica.
Desde que existe el homo erectus, la familia ha sido una institución dedicada a la educación de los hijos para enfrentarse a la vida adulta. La antropología muestra que en todas las tribus y sociedades había y hay rituales de paso de la vida infantil a la vida adulta, lo cual es, en realidad, un cambio de status. Algunos ejemplos de esos rituales van desde introducir la mano en un guante lleno de hormigas balas, cuya picadura es la más dolorosa posible, de los Satere-Mawe en Brasil hasta vivir seis meses solo en la naturaleza salvaje de los indígenas australianos, pasando por caminar sobre el lomo de varios toros sin caerte de la cultura Hamar de Etiopía o dejar tu comunidad para decidir si quieres regresar o no (Amish, Estados Unidos), entre otros muchos.
Todos estos ritos, una vez cumplidos, establecen que esa persona ya tiene capacidad de asumir las responsabilidades de un adulto. Pero antes de llegar, ese niño se ha caído de muchos toros, ha probado varias picaduras de hormigas y ha dormido varias noches al raso. Y sus padres han sufrido al verlo caer, gritar de dolor y tiritar en la noche, pero no han querido ser guays protegiéndole del peligro. Nadie les ha dicho que tienen que pasar tiempo de calidad. Se han responsabilizado de educar a sus hijos para hacerles responsables, a su vez, de sus actos como adultos.
Estas ideologías "Mister Wonderful de todo a cien" consiguen que, los que se las creen, consideren que una tarde de rabietas, una regañina o un castigo son fracasos personales.
Es por ellos que estas ideologías "Mister Wonderful de todo a cien" consiguen que, los que se las creen, consideren que una tarde de rabietas, una regañina o un castigo son fracasos personales que les convierten en malos padres o en malas madres, en comparación con ese estado ideal en que (vuelvo a citar literalmente a otro gurú) "las cosas han de salir bien".
Esto puede ser sostenible a medio plazo en el seno de tu casa. Los problemas comienzan cuando sales de ella y se interactúa con terceras personas. Ejemplos: niños insoportables y maleducados en restaurantes, hijos caprichosos con su tablet en reuniones familiares y, para mí, el más importante, la figura del profe del cole.
Claro, ese padre y/o madre que anhela el tiempo de calidad para que su hijo, ya pasados los 12 años, esté feliz a cualquier coste, se ha de enfrentar a un profesor que, si hace bien su trabajo, va a decirles la verdad, esto es, que su hijo interrumpe las clases, que no estudia nada y, lo peor, que le va a suspender.
Eso quiebra totalmente el equilibrio imaginario del "tiempo de calidad" sobre el que papá y mamá han construido su ideario de familia feliz. Ahora nos enfrentamos al monstruo con alguien que te está diciendo "El Rey está desnudo" y ahí tienes dos opciones: las pastilla azul o la pastilla roja.
Cuando antes lo veas, más fácil será enmendar la situación. Es el camino más duro ya que supone domar a la bestia.
Si eliges la pastilla azul, la que sabe peor y es más difícil de tragar, reconocerás al monstruo, mandarás a la mierda a los gurús y retomarás tu rol de padre/madre/educador abandonando el de madre/padre/amigo. También mandarás a tomar viento el "tiempo de calidad" y serás consciente de que no existe. Sólo existe el tiempo, a secas. Cuando antes lo veas, más fácil será enmendar la situación. Es el camino más duro, ya que supone domar a la bestia.
Pero la pastilla roja es mucho más atractiva y dulce: La culpa es del profesor que es incapaz de ver lo que tu ves en aquel ser, que es infinitamente más inteligente que él, que llegará muy lejos (tú lo sabes) y que hace lo que hace porque no le comprenden. Y para demostrarlo al mundo, ese padre/madre amedrantará a todos los profes del instituto que sea necesario, pagará lo que sea en academias para que apruebe una selectividad y si le suspenden en la universidad irá en persona a las revisiones de exámenes.
Por supuesto, le acompañará a las entrevistas de trabajo porque ¿para qué dotarle con la capacidad de responsabilizarse de sus actos si yo puedo convertirme en su sombra y hacérselo todo?
Porque el chaval (de veintitantos años) sigue necesitando tiempo de calidad.
Y los papis también.
Business Intelligence- CEO en Climbea - Director General en Xerppa
11 hTotalmente de acuerdo, dice un famoso pediatra de España que el tiempo es todo de calidad y por ende cuanto más mejor, regalar y regañar es tiempo de calidad, cambiar un pañal o llevarlo de un lado a otro para clases. Todo suma en la relación y en la educación. Y es responsabilidad única y estricta de los padres cumplir con este deber, el resto son apoyos en aquellas materias que no tenemos el mismo expertise, como la pedagogía y docencia en diferentes etapas.
Director Técnico Acuario de Zaragoza. Zoólogo. Profesor curso grado UCM. Codirector del Máster Gestión de Zoos y Acuarios del siglo XXI por la Universidad Europea. Inspector de la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios
1 díaAmen. No puedo estar más de acuerdo. Tenemos hijos débiles, caprichosos y casi inútiles por nuestra responsabilidad. Es cierto. Una pena, pero muy cierto. Y luego.... Toda la familia al psicólogo a ver porque la piña se rompe.
Aprendiz de todo, oficial de pocas cosas y maestro de casi ná.
2 díasUn artículo excelente sobre una de las boberías más comunes.
Jefe de zona en Macmillan Education Iberia
2 díasTienes mucha razón, Daniel. Este infantilismo imperante en nuestra sociedad hace que cada vez más gente aprenda a las bravas, por no decir otra expresión más castiza. Lo malo es que en pocos años ha llegado a las empresas y a todos los estamentos públicos. Hay esperanza.