La pérdida de sentido de la Guerra
¿Ante un nuevo amanecer?

La pérdida de sentido de la Guerra

El siguiente texto es parte de un artículo que escribí en el 2001, antes de la invasión a Ucrania.

Hipótesis: La posibilidad de que un conflicto militar derive en una guerra nuclear impide que las potencias nucleares desarrollen guerras entre sí que permitan dirimir sus diferencias

Tesis: Hasta que los Estados nucleares puedan volver a desarrollar guerras entre ellos, los mismos verán condicionada su soberanía, y no podrá alcanzarse la paz, ya que los conflictos entre estados no habrán desaparecido, estarán presentes o latentes y pendiente su resolución.

La guerra nuclear.

Como guerra nuclear nos referimos tanto a un enfrentamiento a gran escala como al uso puntual y limitado de un artefacto nuclear.

Clausewitz, define la guerra como “un acto de violencia para obligar al contrario a hacer nuestra voluntad”, y cuyo “objetivo es dejar indefenso al enemigo“, “no habiendo límites para la aplicación de la misma” (2014, pp.17-19), es decir que el potencial de destrucción de las armas nucleares no es condición suficiente para no ser utilizadas.

El concepto de guerra está asociado a la utilización de todos los medios necesarios para alcanzar un fin determinado. Se puede castigar el uso excesivo de la fuerza y se pueden castigar a los Estados cuando los motivos para ir a la guerra no son suficientes, pero ambos casos requieren que la guerra se haya librado. Para poder juzgar si una guerra a sido justa o injusta, para poder analizar si el uso de la fuerza a sido excesivo, si en el transcurso de la misma se han producido excesos que requieran de un juicio, es necesario que la misma se haya desarrollado y que exista un vencedor.

Sin embargo la guerra nuclear a gran escala presupone la destrucción mutua, es decir que antes de ser liberada ya está definido el resultado y la imposibilidad de alcanzar los objetivos que justifican la guerra. La posibilidad de ganar la guerra es una condición para la misma.

Diferir la guerra deja de ser una alternativa temporal que supone la búsqueda de una mejor opción que aumente las posibilidades de ganarla, y se convierte en la necesidad obligada de evitar un enfrentamiento que no distingue bandos para destruir y no concede victorias. Sin embargo los conflictos por los cuales las partes se encuentran enfrentadas no son resueltos.

Cuando ambos Estados tienen la posibilidad de recurrir al uso de fuerzas nucleares, la disuasión es mutua. Utilizar este poder significa la imposibilidad de ganar, mientras que no hacer uso del mismo también implica una contradicción en tanto es una limitación del uso de la fuerza posible que no obedece a una economía de fuerzas.

Una pelea de box en la cual los contrincantes hagan gala de muchas habilidades pero que no lancen sus mejores golpes para evitar una respuesta similar, difícilmente será considerada una pelea de boxeo.

Es decir, tanto si se hace uso como si no se hace uso de la fuerza nuclear se cae en una contradicción con el concepto de guerra en si mismo y razón por la que consideramos que los enfrentamientos entre potencias nucleares no pueden ser considerados guerras en tanto esta sea comprendida como una instancia superadora de la política que permiten generar una realidad distinta sobre la cual se pueda alcanzar la paz. La consecuencia de esto es que los conflictos que enfrentan a los Estados quedan sin resolver, y dado que no existe otro medio para resolverlo, ya que de existir no se llegaría a la instancia de una guerra para solucionarlo, lo que se logra es un estado en el que no existe la paz y tampoco guerra.

Acotar o superar la guerra

Carl Schmitt menciona que la guerra puede ser acotada pero no eliminada (2003, p. 187), y se presenta como la instancia en las cuales las potencias pueden permitir una nueva ordenación, sin embargo difícilmente un enfrentamiento entre potencias nucleares pueda ser acotado, lo cual sumaría otra contradicción con el concepto de guerra, finalmente indica que las guerras permiten medir las fuerzas ante rivales y ante terceros, y su eliminación es solo posible si se encuentra un mecanismo distinto para medir las fuerzas (2003. p. 188), pero al estar inhibidos del uso de armas nucleares, su poder es solo potencial o teórico, no es medido efectivamente y tampoco se ha generado un nuevo mecanismo que evite ir a una guerra, ya que en caso de existir, las misma fuerza nuclear estaría superada.

Neutralidad y Alineamiento

Esta imposibilidad de acotar la guerra a determinadas fronteras anula la posibilidad de neutralidad, terceros Estados pueden desear permanecer fuera del conflicto, pero no pueden escapar a las consecuencias que un enfrentamiento de este tipo tendrá.

Al no existir un enfrentamiento entre potencias nucleares, tampoco se puede definir un vencedor entre ellos que permita una alineación del resto de los Estados.

Vulneración de la soberanía.

La limitación del uso de armas nucleares no está relacionada con una economía de fuerzas o un uso limitado de los medios disponibles, obedece a un cálculo en el cual se busca evitar una reacción similar que implica la propia destrucción. No hay táctica ni estrategia, solo una autolimitación para evitar una respuesta similar.

Esta limitación del uso de tecnologías nucleares también puede ser entendida como una vulneración de la propia soberanía, en la medida que la misma este motivada por la condena internacional que tendrá y no por una economía de fuerzas. Esto es más evidente en enfrentamientos entre potencias nucleares y no nucleares. El concepto de Estado soberano implica que sus actos no deben estar condicionados externamente. Cuando el Estado no está haciendo uso de todos los medios disponibles para ganar una guerra y resolver el conflicto, más aún, cuando la condena esté originada en terceros, la abstención del uso de la fuerza nuclear estaría evidenciando una falta de soberanía.

La guerra con tecnología desigual vuelve a poner sobre la mesa la discusión entre guerra justa o injusta ( Schmit, 2003, p. 354) sin embargo esto no ha sucedido en otras ocasiones, por caso, la conquista española. Francisco de Vitoria hace un análisis de las tecnologías que nativos y españoles poseían, sin embargo los Estados nucleares ven limitado el uso de su tecnología aún en el enfrentamiento contra países no nucleares.

Conclusión

El progreso trae implícita la obsolescencia de las tecnologías presentes. La guerra nuclear no es más que el uso de una tecnología específica actual. Suponer que esta se mantendrá como la tecnología de guerra más eficiente o más letal, implica negar el progreso, detener el avance científico y técnico y negar las bases de la sociedad moderna.

Es de esperar que nuevas tecnologías vuelvan anticuadas las armas nucleares de forma que las mismas dejen de ser la amenaza que son hoy en día, aun cuando mantengan su poder destructivo, la posibilidad de ser neutralizadas, el advenimiento de tecnologías más eficientes, ya sea por precisión, por economía o poder destructivo finalmente las convertirá en obsoletas tornándose en una amenaza mayor para los países que las poseen que para aquellos que dispongan de tecnologías superadoras.

Estas nuevas tecnologías deberá permitir dirimir las diferencias entre Estados por medio del enfrentamiento de sus fuerzas, sin que esto implique la destrucción mutua o del todo el planeta.

Aún el surgimiento de una instancia superior a los Estados para resolver los conflictos requiere de la posibilidad del uso de la fuerza para imponerse, por lo que necesita también de tales tecnología superadoras, de lo contrario tendrá las mismas limitaciones que los Estados respecto a las tecnologías nucleares.

Las guerras no puede suprimirse, solo la resolución de los conflictos que las motivan puede transformar las mismas en innecesarias y así evitarlas.

Otras soluciones que se han buscado y en la cual podemos encuadrar la limitación que la guerra nuclear plantea, son referidas pon Schmit como la “continuación de la guerra por otros medios” (2015. p.172), y no ha resultado en una solución sino en la disolución de los límites entre la guerra y la paz.

Es de esperar que los avances tecnológicos den a los Estados nuevamente la posibilidad de poder elegir entre la guerra y la política para dirimir sus conflictos, de forma que estos puedan ser resueltos.

Bibliografía

  • Clausewitz, C. v. (2014). De la guerra. La esfera de los libros.
  • Kant, I. ( 2007). Hacia la paz perpetua. Un proyecto filosófico. Universidad de Quilmes.
  • Schmitt, C. (2015). El concepto de lo político. Ediciones Sieghels. ISBN 950-9221-07-6.
  • Schmitt, C. (2003). El nomos de la Tierra. Editorial Struhart & Cía. ISBN 950-9221-20-1
  • Schmit, C. (2005). Teoría del Partisano. Editorial Struhart & Cía. ISBN 950-9221-25-2

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