La paciencia, la técnica centenaria japonesa Kintsugi y Kafka
Según Franz Kafka, los humanos cometemos un solo pecado: la falta de paciencia. No hay más pecado que ese. Pero el hecho de no saber parar el tiempo, detener la vida por un instante, eso no tiene perdón. Tomarse el tiempo de leer, de reflexionar o de no hacer nada.
El ‘kintsugi’ es una técnica centenaria de Japón que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas y que ha acabado convirtiéndose en una filosofía de vida. Frente a las adversidades y errores, hay que saber recuperarse y sobrellevar las cicatrices. No hay recomposición ni resurgimiento sin paciencia. En el kintsugi, el proceso de secado es un factor determinante. La resina tarda semanas, a veces meses, en endurecerse. Es lo que garantiza su cohesión y durabilidad.
En la cultura oriental los objetos bellos no son sólo los lujosos, tal como sucede en occidente; los más bellos son los objetos cotidianos. La belleza reside en las vasijas, las telas y los instrumentos de uso diario. Incluso en las cosas viejas. Si un puchero se rompe, se repara; pero las grietas no se ocultan, como haríamos nosotros. No, las grietas deben quedar a la vista, porque los recipientes tienen también su historia, igual que las personas. Y la vida consiste en reparar esas grietas, pero sin olvidar lo que nos sucedió anteriormente.
Saber valorar lo que se rompe en nosotros nos aporta una serenidad objetiva. Apreciémonos como somos: rotos y nuevos, únicos, irreemplazables, en permanente cambio.
Entre los cultivadores de la paciencia, Kafka ocupa un lugar privilegiado. Para Kafka, la capacidad de saber sufrir y de tolerar infortunios era la clave para afrontar cualquier situación. Un día, mientras paseaba con un amigo, le dio este consejo:
“Hay que dejarse llevar por todo, entregarse a todo, pero al mismo tiempo conservar la calma y tener paciencia. Solo hay una forma de superación que empieza con superarse a sí mismo”. La receta para vivir del autor de El proceso es sencilla, pero no por ello menos difícil: “Tenemos que absorberlo todo pacientemente en nuestro interior y crecer”.
Foto realizada a un señor que susurraba a los pájaros en El Retiro de Madrid. Su paz, su templanza, y su paciencia a la espera de que los pájaros se posaran en su mano me dejo fascinado.
Comparto dos frases de Franz Kafka en relación a la paciencia:
“Todos los errores humanos son fruto de la impaciencia, interrupción prematura de un proceso ordenado, obstáculo artificial levantado alrededor de una realidad artificial.”
“Dos pecados capitales existen en el hombre, de los cuales se engendran todos los demás: impaciencia e indolencia. Fue a causa de la impaciencia que lo han expulsado del paraíso, al que no puede volver por culpa de la indolencia. Aunque quizá no existe más que un solo pecado capital: la impaciencia. La impaciencia hizo que lo expulsaran, es con motivo de la impaciencia que no regresa.”
Fuentes: