La pequeña minería en el Peru, oportunidad para solo subir

Normalmente cuando pensamos en minería en el Peru, las imágenes que se nos vienen a la cabeza pertenecen a grandes industrias con equipo gigantesco y operaciones masivas. Además, actualmente dichas imágenes están muy ligadas a conflictos sociales, huelgas y protestas de interés nacional. El gobierno publica la lista de inversiones para los siguientes años y siempre menciona proyectos de cifras extremadamente grandes, por lo tanto líneas de tiempo muy largas.

Sin embargo nuestro país tiene una industria minera que generalmente pasa desapercibida y actualmente hasta desatendida tanto por el sector privado como por el estado. Esta industria pertenece a los pequeños productores mineros (PPM) y a los pequeños productores artesanales (PPA). El Peru junto con algunos otros países de la región (ej. Colombia, Brasil y Ecuador) tiene la suerte de tener esta industria imparable desde siempre.

Si bien todo es minería, es totalmente injustificado juntar a todos los productores en el mismo grupo. Por qué esta industria es totalmente diferente tanto en oportunidades, tamaño, impacto, riesgos y beneficios. Estas operaciones mineras pueden variar desde la simple extracción minera sin procesamiento hasta pequeñas plantas de beneficio (no mayor a 350 ton/día) que luchan día a día por lograr cubrir los costos operativos de las mismas.

Esta industria minera tiene grandes beneficios comparados con la gran minería, existen muchos menos conflictos sociales, además de los que existen son de una escala muy pequeña y además tienen un mayor impacto directo en la población y trabajadores. Estos dos beneficios se encuentran íntimamente ligados pues esta minería negocia e involucra directamente a las comunidades transfiriéndoles los beneficios de la industria de manera casi inmediata y esto se debe al impacto directo que generan en las mismas. Ya sea mediante trabajo directo, beneficios indirectos, servicios terceros e interacción cercana, la pequeña minería logra maximizar la satisfacción de las comunidades mientras que minimiza el impacto en la misma.

Sin embargo a pesar de ser un gran pulmón económico para las comunidades, familias y pequeños empresarios, esta industria se encuentra totalmente desatendida por el sistema financiero e instituciones públicas.  Este hecho obliga a muchos PPM a cerrar operaciones que en cualquier otro lugar del mundo serian sumamente rentables y promovidas. Además obliga a alguno PPM a aceptar el financiamiento disponible solo como capital de trabajo, este financiamiento totalmente sobre valuado y con condiciones e intereses excesivos es la única fuente que tienen de poder mantener viva las operaciones mineras. Es de esta manera que los PPM se ven obligados a aceptar el financiamiento de los trader, los cuales son su única alternativa. Los términos de estos financiamientos son excesivamente exigentes para los PPM obteniendo un costo del dinero muy alto, empeñando prácticamente toda la operación y activo por menos del 10% del valor total en efectivo revolvente y condiciones de entrega de material indeterminadas.

Estos términos de financiamiento no son culpa de los trader tampoco, pues ellos deben cubrir el riesgo asociado a la precariedad misma de las operaciones mineras de los PPM. Estas operaciones cuentan en su mayoría con diseños de ingeniería y ambientales mínimos, acogiéndose a regímenes demasiado laxos y sin asesoría. Por lo tanto tienen problemas de operatividad, seguridad y eficiencia. Estas unidades mineras podrían ser sumamente eficientes con la guía y asesoría adecuada, de esta manera se baja la incertidumbre y todos los integrantes del proceso podrían ganar. Sin embargo, debido a que las regiones son las encargadas de regular estas operaciones vía las DREM, se genera el problema de fondos insuficientes para una adecuada regulación, asesoría y acompañamiento. Por lo tanto las regiones se ven incapacitadas para recaudar el real valor que deberían estar percibiendo y así mejorando la calidad de vida de las personas. Todos se enfocan en los grandes conflictos sociales de “Tia Maria” por ejemplo y el canon asociado. Pero por que no apoyar por ejemplo a las DREM de Huancavelica, Abancay y Apurimac, quienes vienen desarrollando una labor titánica y admirable tratando de promover la formalización de los PPM polimetálicos de la sierra del Peru. Son estas regiones las que impactan directamente en las líneas de transmisión a pueblos sin servicios, accesos a comunidades que normalmente no se encuentran en los radares sociales, desarrollo de trabajos para los pobladores, aumento del nivel de desarrollo y sobre todos muy bajo impacto ambiental.

La oportunidad es ahora, para que los PPM puedan volverse el motor de nuestra economía, los PPM polimetálicos poseen muchas ventajas que comparativamente los harían una inversión mucho más interesante. Por ejemplo la mayoría son menos sensibles a las variaciones de los precios de los metales, tienen un costos de producción muy bajo, los riesgos sociales son bajos, los tiempos de licencias son cortos, las inversiones son menores y sobre todo existen muchísimos por lo que se convierten en una muy buena alternativa de diversificación de capital. Esta industria esta solo buscando la oportunidad para desarrollarse de manera exitosa y sobre todo no pide ningún beneficio gratis como si lo hace la gran minería, en este caso solo se necesita darles la oportunidad de ser financiados a tasas de mercado, asistencia técnica para ser más competitivos, procesos administrativos más claros y una mayor promoción por parte del estado.