La práctica de la invisibilidad en el liderazgo

La práctica de la invisibilidad en el liderazgo

Hace poco escuché el siguiente cuento:

"Habia una vez un pueblo que no contaba con buenas herramientas para cortar leña. Un hombre que vivía solitario en una cabaña en las afueras del pueblo se dio cuenta del problema e inventó el hacha y bajó al pueblo para entregárselas y luego se fue a vivir un poco más lejos. En el pueblo, el hacha permitió cortar leña mucho más rápido que luego había que transportarla. Las personas en el pueblo comenzaron a preguntarse por qué el hombre solitario no ayudaba a cortar leña. El hombre solitario vio la situación e inventó la carreta para facilitar el transporte de la leña y bajó nuevamente al pueblo a enseñárselas lo que facilitó enormemente el trabajo de las personas en el pueblo. El hombre solitario se fue a vivir a una cabaña un poco más lejos. Luego de un tiempo comenzaron en el pueblo a murmurar de por qué el hombre no ayudaba con el transporte de la leña..."

Sabemos de muchas personas talentosas que han traído regalos a la humanidad y que en el proceso terminan siendo consumidos por el mundo, porque nunca es suficiente. Es el caso de muchos artistas que brillan por un tiempo y luego las mismas personas que la levantaron al estrellato se encargan de hacerlas caer. Admiramos el talento y audacia de los Mark Zuckerberg, Steve Jobs, Bill Gates, Richard Branson, pero en el minuto que no actuán como queremos o esperamos, sin piedad ninguna las dejamos caer. Los queremos infalibles, perfectos, siempre disponibles, invencibles y no humanos. Y terminan siendo propiedad del mundo, sin posibilidad de actuar en libertad porque cada movimiento está siendo observado, registrado, criticado y controlado.

El hombre solitario del cuento en su sabiduría reconoce que sus talentos están al servicio de otros y baja al pueblo a ofrecerlos, y también reconoce sus limitaciones y regresa a la invisibilidad para resguardar su integridad. Es lo que hizo el inventor de la web Tim Berners-Lee que a diferencia de Steve Jobs puede salir a la calle tranquilamente sin guardaespaldas, hacer su trabajo con tranquilidad porque nadie espera que todo lo que haga sea exitoso y genial, y puede salirse de madre como cualquier persona normal sin que aparezca descrito en un libro como una persona que tiene graves problemas de personalidad como le pasó a Steve Jobs.

Eduardo Gatti en su canción "Los Momentos" explica en forma poética lo que hacemos con las personas en las que depositamos nuestra admiración y las convertimos en pequeños "dioses":

Cada uno aferrado a sus dioses

producto de toda una historia

los modelan y los destruyen

y según eso ordenan sus vidas;

en la frente les ponen monedas,

en sus largas manos les cuelgan candados,

letreros y rejas.

Las personas que estamos en posiciones de liderazgo, expuestos contínuamente al escrutinio de otros, podemos correr la misma suerte sino practicamos la invisibilidad; es decir, la capacidad de salir de la luz pública y descansar. La tentación es grande para terminar siendo esclavos de un concurso de popularidad permanente, enfocados en cuántos "Like" vamos recolectando en el día a día, llenos de letreros y rejas como dice la canción.

La misma persona que me contó el cuento del hombre solitario cuando terminó de hacer su taller de dos días, se despidió amablemente de todos y se fue a descansar a su auto mientras todo el resto nos dedicábamos a conversar y comentar el taller por un buen tiempo más. Uno generalmente espera que luego de un taller, las personas que están liderando continuen en su rol de facilitador y estén disponibles para nuestras miles de preguntas y reflexiones. Y las observamos con lupa. Si hacen por ejemplo un taller de empatía, estamos atentos a cualquier acto no empático que hagan para apuntarlo como una falla del facilitador que desmorone todo lo enseñado, mal que mal, cómo es posible que alguien que enseñe empatía no actúe empáticamente todo el día. Como dice la canción "los modelamos y luego los destruímos...".

Es fácil caer en el juego de creer que como líder hay que responder a las miles de expectativas de los otros para mantenerse en el rol, de tener que ser y demostrar todo el rato que somos especiales: más inteligentes, mejores personas, más sacrificados, más seguros, menos vulnerables, etc. la lista es larga. Es decir, actuar como pequeños "dioses" y no como personas comunes y corrientes, que al final es lo que somos. Y si uno no está atento puede llegar incluso a creerse alguien especial, "mejor" que otros. Esa es la cárcel. Y el letrero se llama: "El líder". Y las cadenas se cuelgan a nuestro Ego.

El liderazgo es un rol, es una forma de servicio, y la hacemos personas comunes y corrientes por amor a otros. Y la invisbilidad es la práctica de volver a sí mismo, ser uno más de la manada, y se hace por amor a uno mismo.

Los que somos más viejitos recordaremos la serie Kung Fu de David Carradine que para mi representa la práctica de la invisibilidad de manera gráfica. Kung Fu es llamado en cada episodio a poner su talento al servicio de algún problema, y al finalizar su trabajo, se cuelga su bolso y se va caminando tal como llegó en el anonimato, por eso puede seguir haciendo su trabajo una y otra vez. Si fuera prisionero de su Ego se habría quedado luego de conseguir su primera victoria, para ser entrevistado por la televisión, firmar autógrafos y aparecer en paneles dando opiniones como experto. Y luego de unos años habríamos sabido por la prensa amarilla como Kung Fu terminó en un centro de rehabilitación producto de un problema de depresión o de drogas y comentaríamos con desilución y fastidio: "No era tan tan bueno como creíamos, qué farsa...". Lo trágico es que aunque Kung Fu logra la invisibilidad en la serie de televisión, el actor no lo logra y muere trágicamente en su habitación por causas aun desconocidas.

Como decía Kung-Fu en su serie de televisión: ¿No es mejor verte a tí mismo con sinceridad a querer verte como te ven los otros?


Gabriela Concha

Jefe Comercial Gestión Comercial Ventas Digitales at BancoEstado

8 años

Me encantó tu reflexión Sandra, muchas gracias por compartirla!

Gabriel Tiffou

Industria de Maquinarias de Construcción y Minería. Ventas, Postventa, Mantenimiento, Servicios, Asesoría y Proyectos

8 años

Gracias por compartir una visión diferente a las creencias tradicionales del liderazgo, te felicito por hacernos pensar un poco más que no todo gira en torno a las mismas ideas tradicionales, como dice un gran programa, esto es parte de "la belleza de pensar"

Claudio López Raposo

Dirección de Empresas | Capacitación | Gestión de Personas | Consultoría a Empresas | Emprendedor | Académico

8 años

Excelente reflexión.

Felipe Andres Rosselot Diaz

Consultor de empresas // experto en rubros gastronómico, turismo y comercio // análisis, reportes, estados financieros // propuesta de valor/plan negocio canvas

8 años

impecable y lo comparto invisiblemente

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