Theranos: El manto de nobleza que tapó el fraude y el matonaje corporativo
La historia de Elizabeth Holmes y su empresa Theranos ya es noticia conocida en los círculos relacionados con la innovación y emprendimiento. La historia épica de una mujer que deja la Universidad de Stanford a los 19 años para comenzar una empresa que iba a revolucionar la industria de la salud, "democratizando" el acceso a diagnósticos médicos de tal manera que cualquier persona pudiera prevenir enfermedades y tomar control de su salud.
En sus 15 años de existencia logró levantar casi US$1.000 millones de inversionistas con experiencia como Tim Draper y Larry Ellison, el fondo de private equity de la familia Walton (dueños de Walmart), de Robert Murdoch, los hermano Koch y otros, y alcanzar una valorización de más de US$9.000 millones a pesar de que con suerte vendió US$100.000. "Vaporware" es el término usado en Silicon Valley para describir la habilidad de los emprendedores estrella de vender humo, sobreprometer, exagerar y mentir con tal de lograr el posicionamiento y los fondos necesarios para sus start-ups. Como dice una académica de la Universidad de Stanford en el documental HBO "The Inventor": "Da pie para un entorno con una moralidad bien extraña".
Recomiendo leer el libro de John Carreyrou: "Bad Blood" sobre la historia completa de cómo el periodista de The Wall Street Journey destapó el fraude a pesar de que Elizabeth Holmes era tratada como la próxima Steve Jobs y durante meses tuvo que soportar las arremetidas de ella y su equipo de abogados (más bien matones) que trataron de silenciarlo usando toda suerte de mañas legales y comunicacionales. Cuando Carreyrou destapó la noticia del posible fraude en el 2016, Elizabeth Holmes salió inmediatamente a defenderse usando una frase de Gandhi: "Primero se ríen de ti, luego están contra tí y al final cambias el mundo". Una táctica especialmente potente para desviar la atención cuando uno se ha vestido del manto de autoridad moral, luchador de causas sociales, como ella lo hizo durante tantos años.
Luego usaron distintas tácticas para defender lo indefendible: Desacreditar al periodista como "tonto" o "no tiene idea de tecnología". Esta táctica es útil porque de alguna forma usa las credenciales de un experto para intimidar a cualquier persona que se atreve a desnudar al emperador sin ropa con preguntas básicas de sentido común que a un montón de gente inteligente se les pasó. Fue más o menos lo que usaron algunos economistas para desacreditar a Daniel Matamala cuando se atrevió a cuestionar a la industria de capital de riesgo en Chile.
La táctica más ingeniosa a mi gusto fue decir que Theranos tenía que proteger su secreto industrial por eso no podía ser más transparente con la prensa y el público. Cuando se descubrió tiempo después que su super invención era integrar tecnologías de diagnóstico ya conocidas (incluso usando partes que eran de un equipo de un competidor como Siemens) incluyendo una serie de miniaturizaciones ingeniosas, pero de ahí a hablar de invención revolucionaria había un gran trecho. Lo que querían esconder era el hecho de que su equipo no funcionaba y sus tests ponían en peligro a los pacientes al entregar resultados no fiables.
A mi lo que más me preocupa es el permiso que Elizabeth Holmes y su equipo se dio para hacer toda clase de fraudes, intimidaciones, matonaje y mentiras por estar bajo el manto de que "Theranos estaba haciendo algo revolucionario para la humanidad". Bajo ese manto de autoridad moral podía despedir a cualquier persona de la empresa que no estuviera de acuerdo con sus acciones, incluso cuando esa persona planteara cuestiones éticas como la falsificación de información de pacientes, y luego aparecer en un TED hablando de la obligación moral de defender los derechos de los pacientes.
Mientras le decía a su jefe de laboratorio: "Los empleados van y vienen, no me importan las personas, lo único que importa es la empresa", podía darse vuelta y dar una entrevista contando de manera compungida que su deseo de fundar Theranos comenzó cuando un tío muy cercano a ella había muerto muy joven por no descubrir su enfermedad a tiempo. Luego se supo que ese era un cuento porque nunca fue cercana a ese tío, simplemente lo usó como recurso para lograr el gancho inicial en su pitch, ese golpe de empatía que se necesita para hacer relevante una propuesta de valor.
Dentro de su directorio habían personas sumamente competentes y respetadas que a pesar de tener la evidencia a la vista de sus mentiras y fraudes, no quisieron creerle al mensajero y prefirieron continuar con el mito de que Elizabeth Holmes es la persona "más íntegra, determinada y generosa del mundo". Hasta el final la defendieron como una heroína incomprendida que simplemente no alcanzó a demostrar que el negocio iba a eventualmente a funcionar. Pasaron por alto la cultura de intimidación y miedo que estableció durante 15 años en sus más de 100 empleados -incluyendo detectives privados-, las mentiras que decía y que iban agrandándose a medida que se iba haciendo famosa, o los miles de personas que puso en peligro con sus diagnóstico médicos errados.
Hasta el día de hoy se justifica diciendo que todo lo hizo por una misión noble: "I am not afraid, I was born to do this", una especie de mártir tecnológico por el bien de la humanidad. Qué peligroso y qué lección nos deja a todos los que estamos en innovación y emprendimiento por propósitos nobles. Al final la forma en cómo hacemos las cosas es igual o más importante que la meta que queremos lograr.
Especialista en RPA y Python | Ingeniero de Software Dedicado a la Transformación Digital y la Eficiencia Operativa
5 añosNo conocía la historia. Impresionante que tanta gente capaz junta, no haya sido capaz de sacar algo al menos sustentable a flote. Y es cierto, las apariencias pueden engañar. Intencionemos crear iniciativas con sustancia , perdurables y nobles. Un abrazo Sandra.