La presión.
La presión puede motivar e impulsar al profesional, pero también puede debilitarlo hasta la extenuación mental y física. La importancia percibida que le damos al objetivo, el nivel de exigencia que nos imponen/emos y la trascendencia que le damos a los resultados, son los factores que modulan el nivel de presión soportada.
Cuando un profesional competente, que es capaz de desarrollar ciertas competencias de manera automatizada, fluida y a altos niveles de excelencia, es sometido a un nivel de presión por encima de su umbral de tolerancia, puede no ser conciente de que su "sistema operativo" necesita abrir muchas "aplicaciones" para controlar de manera extrema todo lo que hace. Esa sobrecarga de trabajo le convierte en un profesional lento, torpe y, por tanto mediocre.
En el Encuentro con los suscriptores de interacciones.es de hoy, hemos abordado a la presión. Sus generadores, sus moduladores de intensidad (en muchos casos totalmente subjetivos y minimizables), las explicaciones de sus efectos (positivos o negativos), las bondades de su existencia y, sobre todo, las herramientas para poderla gestionar y reciclar en una fuente de motivación y de potencia profesional.
Por su parte, los suscriptores asistentes han planteado una reflexión, que ha llevado a otro nivel el evento: "me estoy dando cuenta de que estoy sometido a una presión muy alta y que, lamentablemente, ni me lleva a donde quiero ¿?, ni me está permitiendo visualizar hacia donde me dirigo". Bufff.
Los Encuentros de interacciones.es son grabados y difundidos a sus suscriptores puntualmente.