La promesa de valor: ¿Qué ves cuándo te ves?

El cuerpo, el paisaje, la mirada. El valor, el miedo, la promesa. La palabra. Y cómo todo eso, atraviesa.

A mí, a otros.

Me pasa repetidamente en este último tiempo, que en mis cursos, charlas y mentorías sobre marca personal, escucho que muchas personas, esperan primero la resolución a cómo tienen que verse: cómo mostrarse mejor en redes, cómo optimizar su contenido, qué foto subir y cuándo, qué da likes y qué no.

¿Cómo puede servir para algo ese resultado si primero no te encontrás con lo más importante, que es el valor que aportás por ser quién sos y por lo que hacés?

Ese es el norte. No la vidriera (que viene después y que hay mil tips y consejos que encontrás en todos lados para que tus redes se vean mejor).

No hay marca personal sin promesa de valor. No hay fachada digital impecable si no tenés claro que le estás brindando al mundo (que te aseguro que necesita de todo, y lo que vos puedas darle, será importante, hagas lo que hagas). Guillem Recolons, gran referente en el tema, lo dice claro -y titula así su último libro-, para grabarlo casi como un mantra, 'si no aportas, no importas'.

Empieza ahí. Y después de más de un año de pandemia, y atravesar situaciones de tanto cambio y complejidad, quizá sea importante repreguntarte cuál es el valor que estás aportando al mundo hoy. Mirarte de nuevo en el espejo y decir qué ves. Seguramente cambiaron muchas cosas, pero hay otras intactas. Buceá ahí, indagá en cómo podés adaptar eso al mundo de hoy. Ese mundo que, ya no será el que era, pero que a su vez tiene nuevas necesidades y propone nuevos desafíos.

Empezando por personas que se reconozcan y ofrezcan desde su valor.