La Prueba del Amor en temas de Derecho de Familia

Cierto es que cuando dos personas deciden iniciar una relación sentimental, al inicio todo es -como dicen los autores-, "color de rosa", esto es sinónimo de: bonito, perfecto, hermoso, soñado, todos los adjetivos que se les puede ocurrir, menos "complicado". Conforme pasa el tiempo estas dos personas pueden decidir dar un paso más y unirse en matrimonio mediante un acto público, prometiéndose ambos fidelidad y asistencia en todo sentido. Hasta aquí el tema no deja de ser un cuento de hadas traído a la realidad puesto que, definitivamente son pocas las parejas que actualmente se unen en matrimonio en contra de su voluntad (porque además te preguntan "acepta usted como esposa a doña Juanita" y seguramente el preguntado dirá: "si, acepto")

Muy pocas parejas se han detenido un momento a preguntarse como es que desean llevar su régimen patrimonial y me atrevo a decir que, aunque muchos crean que es un tema sin importancia, (porque sería convertirnos en seres materialistas y podríamos ser repudiados por la sociedad moralista), la realidad nos enseña (nos golpea, realmente) reiterativamente diciéndonos "si es importante hablar de eso", es más: debería ser lo primero en ser concertado.

Como todos sabemos (y los que no, lo sabrán ahora), en el Perú existen dos regímenes patrimoniales para el matrimonio: 1. La Sociedad de Gananciales y 2. El Régimen de Bienes Separados. Yo recuerdo que en una de mis clases en la Maestría, una de mis compañeras dijo (convencida ella) que sin pensarlo dos veces ella elegiría seguir el régimen de la sociedad de gananciales y que se ofendería si es que su pareja si quiera tuviera el descaro de preguntarle "¿nos casamos por sociedad de gananciales o por bienes separados?" (pobre de él). Bueno, evidentemente ahora creo que ella hubiera preferido pensarlo tres veces.

Así es señores, mientras algún porcentaje de la población aún se casa con la idea del "vivir felices por siempre, compartiendo los bienes que cada uno tiene y lleva al matrimonio", otro porcentaje piensa un poco más y se casa con la idea del "vivir felices por siempre sin que los bienes sean un motivo para ser infeliz", (el otro porcentaje de la población ni si quiera sabe que existen dos regímenes patrimoniales, piensan que solo existe la sociedad de gananciales).

La prueba del amor, entonces, en derecho de familia, consiste (según mi opinión), en unirte en matrimonio con una persona sin importar la cantidad de bienes, autos, casas o nada que pueda tener esa persona a su nombre. Si una persona se casa contigo porque en ti, no ve a una persona sino a un banco y su progreso y futuro asegurado, ha desaprobado evidentemente. Que los bienes no sean el motivo del matrimonio, por el contrario, si en algún momento de la vida, por circunstancias que nadie sabe, una pareja de esposos deciden separarse, que los bienes no sean un obstáculo para poder continuar con sus vidas sin tener que iniciar una guerra patrimonial por quién se queda con el televisor y quién con el terreno en New York (o en Huachipa).

Es importante, sentarse y conversar. Es importante conocer y proyectarse. Es importante, asegurar un futuro al lado de alguien que te quiere por quién eres y no por lo que tienes. Apuesten por el régimen de bienes separados y háganse un gran favor los unos a los otros.

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