La reforma laboral de la que no se habla
A fines del año pasado, el actual gobierno impulsó una reforma laboral que se proponía reducir los costos laborales y que, finalmente, no llegó a convertirse en ley. Sin embargo, el proyecto de reforma oficial dejaba de lado, no cambiaba y no modificaba de ningún modo el principal costo laboral que son las llamadas "cargas sociales". A mi modo de ver, la reducción de los impuestos que gravan el salario es LA gran reforma laboral pendiente y de la que no se habla. En nuestro país, por cada $ 130.- que paga el empleador, llegan efectivamente al bolsillo del trabajador $ 83.-, mientras que los $ 47.- restantes ingresan al Estado para financiar los diversos sistemas de la seguridad social: las jubilaciones, la cobertura médica del trabajador a través de las obras sociales, el PAMI, el seguro de desempleo, el seguro contra los riesgos del trabajo, etc.
¿Cuál es la principal razón por la cual muchos empleadores optan por no registrar a sus trabajadores, o, para decirlo con más claridad: por mantenerlos "en negro"? Precisamente, para ahorrarse el pago de esos impuestos que gravan el salario y que representan, aproximadamente, un 50% más que lo que el trabajador percibe como salario neto o “de bolsillo”.
Mi propuesta es reducir esas cargas sociales, de modo tal de que el estímulo económico para evadir sea menor. Se me dirá que la rebaja produciría las desfinanciación de la seguridad social. Me anticipo a responder esta objeción: lo que dejaría de ingresar al Fisco como consecuencia de la reducción de los porcentajes de aportes de la seguridad social podría compensarse con la ampliación de la cantidad de contribuyentes que, presumiblemente, optarían por tener a sus empleados debidamente registrados o “en blanco”. Hoy en día, 4 de cada 10 trabajadores no están registrados. Curiosamente, de esta reforma de las leyes laborales no se habla.