La Resiliencia: ¡Levántate y anda!

A lo largo de nuestras vidas nos enfrentamos a situaciones tan duras que nos llevan a pensar que el mundo se nos cae encima, que todo se derrumba y que no tenemos salida. Estas situaciones suelen ser tan fuertes como la pérdida de un ser querido, una enfermedad crónica o algún evento de gran impacto emocional en nosotros.

Ante estos eventos es “normal” que el ser humano tienda a sentir desesperanza, soledad y tristeza. Están aquellos que deciden quedarse en este estado, reviviendo dichas situaciones y sumergirse en sus emociones; sin embargo, a pesar de dichas eventualidades, hay personas que “deciden” no quedarse en el piso, se levantan y son capaces de seguir adelante, sacando las fuerzas necesarias para avanzar con sus vidas frente a la adversidad y no quedarse estancados en la tristeza y desesperanza. A esta capacidad de sobreponerse ante procesos dolorosos, se le llama RESILIENCIA.

Ahora bien, ¿cómo se logra?

La resiliencia pudiese ser una característica adquirida, en el sentido de que es una capacidad que cualquiera puede desarrollar en base a conductas y formas de pensar, que se han de ejercitar durante toda nuestra vida.

Ser una persona resiliente conlleva lo siguiente:

• Tener apoyo emocional de personas queridas, tales como la familia y los amigos.
• Confiar en sí mismo, creyendo en sus capacidades.
• Ser optimistas y buscarle el lado positivo a las cosas.
• No pensar tanto en el problema. Muchas veces nos centramos en lo difícil que es la situación y buscamos siempre a quién culpar, cuando lo recomendable es pensar en la solución y ver esto como una oportunidad de crecimiento.
• No huir de eventos estresantes y difíciles, sino más bien, enfrentarlos.

La persona resiliente es aquella que decide enfrentar las situaciones de la vida de una manera positiva. Levántate y anda superando las adversidades de la vida, y recuerda que Dios nunca te dará una carga que no puedas soportar.