La Tecnología como expectativa permanente
Es curioso cómo la tecnología alimenta el mundo y cómo se retroalimenta a si misma con sus propias creaciones. Aún más, la tecnología no solo tiene un inmenso potencial a través de lo que crea y recrea sino también en las meras perspectivas nuevas que introduce en el mundo, en nuestra visión de la realidad, en nuestras expectativas sobre el mundo que se materializan en las formas y modelos concretos con que la sociedad global anticipa su futuro. Simplemente el abanico de posibilidades que se abren ante cualquiera de la más novedosa y aparentemente anecdótica de las tecnologías representa un factor dinamizador determinante y con proyección e impacto real en la sociedad, en el mercado y en la cultura global. Tecnologías aun en su fase más incipiente, las que aún ni siquiera tienen una aplicación concreta y son un mero enunciado generan casi simultáneamente movimientos relevantes en múltiples áreas. ¿Es la tecnología, en el nivel alcanzado en la primera década del siglo XXI, una expectativa permanente que sin ser nunca realizada, sin consumarse, es, paradójicamente, capaz de configurar determinantemente el horizonte de nuestro mundo?