La tecnología, nuestro escudo en la lucha contra la pandemia

Es un hecho que la pandemia de la covid-19 ha asestado un golpe muy duro a la sociedad y a la economía a nivel mundial. Nos ha cambiado la forma de ver el mundo y ha llevado a muchos países a una recesión que según las proyecciones, durará bastante tiempo. Sin embargo, tenemos la suerte de haber contado con un gran escudo que nos ha protegido de un impacto enormemente mayor y que nos ha servido también para que a día de hoy podamos empezar a ver la luz al final del túnel. Ese escudo tiene nombre propio: tecnología.

Antes de continuar, no quiero obviar que la tecnología es un medio, y somos los humanos, es decir, sus usuarios, quienes le damos uso. Han sido estos humanos, vestidos de profesionales, quienes han luchado contra la pandemia. Es digno de alabanzas el trabajo del personal sanitario, logístico, de la alimentación, de las fuerzas de seguridad y de muchos otros sectores que se merecerían ampliamente estar en esa lista. Sólo podemos agradecer la labor y la solidaridad mostrada por una sociedad que se ha volcado con creces ante un desafío sin precedentes.

No es fácil de digerir que un simple virus haya conseguido poner al mundo contra las cuerdas. Es sinceramente difícil aceptar que nos haya podido coger tan por sorpresa. La razón esencial es que el sistema económico, político y social en el que vivimos nos ha empujado durante el último siglo a la búsqueda absoluta de la eficiencia y a la optimización radical de los recursos. Esta eficiencia y optimización son tremendamente positivas bajo unas condiciones de estabilidad y de predictibilidad, pero no tan efectivas en tiempos de incertidumbre y volatilidad. Por este motivo, en un contexto excepcional como el que estamos viviendo en los últimos meses, uno de los principales problemas a los cuales nos hemos enfrentado ha sido a una altísima demanda, no prevista ni controlada, que ha provocado una falta de recursos sin precedentes. Se ha producido una falta de suministros esenciales en muchos sectores, pero quizá el ejemplo más claro y evidente ha sido que nuestros sistemas sanitarios no estaban preparados, o dicho de otro modo, optimizados para soportar esta carga, lo cual ha causado una cadena de colapsos que nos ha obligado a tener que tomar unas medidas extraordinarias.

Centrándonos en la tecnología, parémonos a pensar qué hubiese ocurrido si la covid-19 hubiese llegado hace tan sólo unas pocas décadas, cuando no existía la posibilidad de trabajar desde casa, de hacer compras desde el móvil, de recibir ingresos y gestionarlos a través de la banca virtual, de estudiar y formarnos desde nuestros hogares, de compartir información en tiempo real de avances médicos a nivel mundial, o simplemente de comunicarnos con nuestros familiares a cientos de kilómetros de distancia, pudiendo mantener nuestro equilibrio emocional. Estos avances en tecnología hubiesen sido impensables hace muy poco tiempo, como mínimo, a la mega-escala a la que los hemos tenido que aplicar.

No sólo eso, ya que la tecnología, a través de la telemedicina, unida a la analítica de datos y la inteligencia artificial, está siendo clave para controlar y combatir la expansión de esta enfermedad. Es la tecnología, a través de herramientas analíticas basadas en la inteligencia de los datos, quien está informando de posibles rebrotes incluso antes de llegar a producirse.

Al mismo tiempo, el sector tecnológico ha tenido que soportar una demanda exponencial y excepcional. Sin embargo, en este caso, la calidad, robustez y fiabilidad de nuestras redes de telecomunicaciones y de las tecnologías de la información han jugado un papel clave en la gestión de la crisis. No es descabellado decir que gracias a las telecomunicaciones y a la tecnología hemos podido mantener nuestra actividad económica y social, incluso en las fases de mayor hibernación.

Es más que probable que si la covid-19 hubiese sucedido hace unas décadas, el planeta hubiese caído en un agujero negro y en una absoluta depresión económica, con consecuencias mucho más parecidas a las causadas por la -mal llamada- gripe española de 1918, con 100 veces más fallecidos y un impacto económico infinitamente mayor, que a las que está causando la covid-19. Por ese motivo, me atrevo a decir que la mayor contribuyente al aplanamiento de la curva y también nuestro gran escudo social contra esta pandemia ha sido y está siendo la tecnología.

Por supuesto, no todo ha sido un camino de rosas y ha habido momentos más que difíciles, con mucha incertidumbre y mucho riesgo de que las redes de telecomunicaciones no hubiesen podido soportar el tráfico que están llevando en estos días. Han sido días de muchísimo trabajo, de noches durmiendo lo mínimo, semanas en las que se han completado proyectos de adaptación tecnológica y transformación digital que normalmente necesitaban meses o incluso años. Todo esto se ha logrado de una manera excelente, permitiendo que muchos profesionales pudiesen seguir trabajando desde sus hogares y sobre todo, protegiendo el sistema social, político y económico que hemos conseguido construir durante muchísimo tiempo, para que no colapsase en unos pocos días.

Por ofrecer algún dato que ponga en contexto la situación vivida: según un informe de EAE Business School, las empresas españolas con personal trabajando desde casa han pasado a ser un 88%, partiendo de un 5% antes de la crisis. Dicho de otro modo, las empresas con teletrabajadores se han multiplicado por casi 18 en muy pocas semanas. El trabajo en la sombra de los profesionales del sector tecnológico, permitiendo que tal hito se convirtiese en realidad, ha sido brillante y digno de ovación.

Hoy podemos decir que se ha conseguido y deberíamos estar enormemente orgullosos de que tanto las redes de telecomunicaciones como la tecnología en general hayan conseguido soportar este enorme crecimiento y mantener la misma calidad que antes de la pandemia. Todo esto no es fruto de la casualidad, sino de un duro trabajo por detrás. Muchos profesionales del colectivo tecnológico han luchado directamente contra la pandemia de la covid-19, han velado y siguen velando porque la tecnología se siga comportando de este excelente modo, siempre al servicio del ciudadano y de la sociedad.