La Transformación Digital al Rescate de la Humanidad
Fernando Sierra
Era muy temprano el día 11 de septiembre de 2001, el mundo se estremecía con lo que estaba sucediendo, primero en Nueva York y posteriormente en Washington, D.C.; todos los noticiarios cubrían los atentados terroristas de los cuales fueron objeto el World Trade Center, compuesto por dos colosales torres gemelas, y el Pentágono, corazón militar de los Estados Unidos.
Ese hecho sin duda cambió nuestra forma de ver la vida y definió toda una generación; el impacto fue brutal, no solamente por la lamentable pérdida de miles de personas, sino también porque el mundo no volvió a ser el mismo, cambió para siempre. Antes de esa fecha, volar era relativamente simple y sin muchos controles ni restricciones; a partir de ahí, cada aeropuerto se convirtió en una especie de zona blindada, y como efecto dominó; museos, edificios gubernamentales y demás locaciones, empezaron a tener más y más filtros de seguridad.
Se ve lejos esa fecha, ya casi 20 años atrás; pero los cambios, ya sea por la destrucción del ser humano al medio ambiente, o bien, por la aparición de nuevos virus, no dejan de sorprendernos. 2019, para ser exactos, entre noviembre y diciembre, se convirtió en una latente bomba de tiempo virológica. La razón, varios cientos de casos de una neumonía atípica empezó a aparecer en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en China; al paso de las semanas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la denominó COVID-19, una sepa de coronavirus nueva, a la cual ningún país, ninguna empresa, ni ninguna organización del mundo, está preparada para combatir.
En los últimos años, el ser humano ha estado más preocupado por tener más que nunca, los negocios solamente se enfocan en las ganancias, en la reducción de costos, en el aumento de la participación en el mercado y, en casos contados, en su personal. Esto, a su vez, nos ha generado un frenesí cotidiano por el dinero, por el resultado y por la deshumanización desde el punto de vista de la competencia perene y permanente.
Paralelamente a esta gesta del tener más, también ha habido innovaciones, disrupciones, aumento en la conciencia pública, sobre por el medio ambiente y otros aspectos que han ido impactando al planeta. Esto a su vez, en alguna medida contrarresta y genera un balance con el apetito voraz del humano.
Y llegó el día, el mundo se paralizó. Debido a que las naciones, en general, están priorizando la vida humana, se han tomado medidas impensables; postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio, paro de negocios, y en general, el buscar que la gente se cuide y que esté en una cuarentena preventiva.
Esto se hubiera convertido en un oscurantismo moderno sino fuera gracias a la tecnología y a la transformación digital en la que estamos inmersos. Una parte importante del mundo tiene oportunidad de trabajar desde casa, con la misma, o mayor productividad que en un escritorio de una oficina.
¿Qué nos depara esta situación?, cambios totales en la forma en como las organizaciones verán el crecimiento y el futuro de su forma de trabajo. A corto plazo, la salvedad de la vida y la solución de esta contingencia es la prioridad, pero una vez que regrese la normalidad, al igual que después de aquel 11 de septiembre, el mundo no será igual.
La pregunta final es, ¿estamos listos?, mi recomendación es prepararnos durante esta contingencia para futuras adversidades. No escatimemos en la confianza mutua, en saber que las personas quieren trabajar, y que el dónde no es lo importante, sino el hacia dónde queremos llevar a nuestras organizaciones, cómo lo queremos hacer, y hacia dónde queremos llegar.
En resumen, el trabajo en equipo y la resolución para alcanzar las metas empieza con flexibilidad y confianza; que a su vez aumentará la lealtad de los empleados con las empresas; a largo plazo, esto puede ser un ganar-ganar al humanizarnos más; a pesar de las muy lamentables pérdidas humanas a las que nos estamos enfrentando.