La transformación digital no siempre es Innovación.

La transformación digital no siempre es Innovación.

 

Es momento de poner sobre la mesa que llevamos varios años entendiendo mal lo que es innovación. El foco cambió cuando metidos en tiempos de transformación digital comenzamos llamar innovaciones a casi cualquier cosa que tenga que ver con tecnología. Para las empresas y sus directores fue una manera fácil de interpretar y subirse al barco, y para los consultores y agencias una fuente de ingresos fácil porque nos dedicamos a digitalizar lo que antes era análogo, claro que esto es necesario y fundamental para que las empresas sigan existiendo pero no necesariamente las pone en un lugar cómodo para enfrentar el futuro, sobre todo en las categorías de consumo.

 En un estudio reciente publicado por Kantar llamado “Radar de Innovación”, nos dice que:

 Del 2010 al 2020 fue una década perdida donde la innovación de productos descendió un 44% en el sector de gran consumo (alimentación, bebidas, cuidado personal, salud, entre otras categorías).

Esta pérdida se interpreta como que la innovación viene en declive con los consecuente falla en el mercado. La falla está en que cuando una empresa lanza un nuevo producto no solo genera ventas para la marca sino que también incrementa el valor del mercado.

Este estudio también menciona:

En 2020, el valor incremental de la innovación fue del 15%, es decir, los consumidores que compraron productos innovadores incrementaron su consumo en esas categorías en un 15%.

Aquí es donde quiero regresar al punto que mencionaba el principio cuando digo que estamos interpretando mal lo que es innovación y es necesario volver al origen para entender su importancia. Fue el economista Joseph Schumpeter con su Teoría de la Destrucción Creativa en 1942, quien publicó que son los empresarios y sus nuevos productos quienes impulsan la economía con estas nuevas soluciones que destruyen a las anteriores, generando que la producción crezca, creando nuevos empleos, fortaleciendo cadena de valor (agricultores, ganaderos, transportistas, etc), haciendo que las empresas sean rentables y que este crecimiento beneficie al país en el mediano y largo plazo con el consecuente incremento en el PIB.

 Esto y no otra cosa es lo que debemos llamar innovación: el motor de la economía. Por eso suena terrible que el mercado de consumo haya tenido una caída de 44% en nuevos lanzamientos.

 Ahora bien, ahí donde están las malas noticias está también la oportunidad en forma de Destrucción Creativa, son los emprendedores quienes tienen que encontrar esos categorías donde los consumidores están ávidos de novedades que solucionen sus problemas o necesidades. Son ellos lo que deben tener la visión de crear nuevos productos o servicios acorde a los tiempos que vivimos, donde la normalidad cambió y difícilmente volveremos a los viejos hábitos y costumbres. En estos momentos debemos regresar la atención a la creación de nuevas empresas y modelos de negocio que beneficien a la economía y al planeta. Hoy la innovación está luchando contra lo atractivo que suenan los mercados de valores, las criptomonedas y otros activos financieros que suena a dinero fácil, pero a la larga nos generan estas burbujas que tanto daño hacen a la economía y toma mucho tiempo recuperarse, pero eso es tema del siguiente artículo.

 

 

 

 

 

 

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