La transformación digital no va de esto
Hemos hablado largo y tendido sobre la transformación digital en las empresas, la industria 4.0 y la innovación, pero aún así, sigue habiendo ideas preconcebidas y erróneas alrededor de estos conceptos. En ocasiones se cree que estos procesos son cambios radicales que se deben abordar para que la empresa dé un salto cuantitativo. Pensamos en ellos como puntos de inflexión. Pues bien, no funciona así.
No solo se debe pensar en cantidad, sino también en calidad. Ese salto debe ser tanto cuantitativo como cualitativo. No es una metamorfosis de hoy para mañana. Es un proceso de aprendizaje y adaptación a cada empresa, no todo vale para todos.
La tecnología no es igual a transformación digital e innovación.
También lo hemos dicho muchas veces, digitalizarse no es transformarse digitalmente. Invertir en la última tecnología o los CRM y ERP más punteros del mercado no significa que se vayan a solucionar los problemas que teníamos y que nuestra empresa vaya a despegar. En ocasiones se nos vende que adoptando esta o aquella herramienta digital, pasaremos a ser los más productivos. Pero sentimos deciros que no es verdad.
Cada empresa funciona de una manera diferente y tiene sus propias fortalezas y debilidades. Lo que para una funciona perfectamente, puede que para otra no sirva de nada. Por eso, la transformación digital comienza por ser empáticos, por conocer cada una de esas individualidades, saber cuáles son esas fortalezas y potenciarlas y encontrar las debilidades para subsanarlas. Transformarse digitalmente es aprender, es concienciarse de la necesidad de cambio, es evolucionar hacia un modelo mejor y adaptar a nosotros, y no al revés, las herramientas digitales que mejor vayan a ayudarnos a dar ese salto cualitativo y como consecuencia, cuantitativo. Y siempre, por supuesto, con unos objetivos que alcanzaremos con un buen plan.. Porque como bien apuntó nuestro director de transformación Miguel Ángel Ibánez:
“digitalizar ineficiencias no las soluciona, las multiplica”.
La transformación digital no es un cambio drástico e inmediato.
Cuántas veces habremos oído eso de ¿en un par de semanas podremos ver resultados? La respuesta suele ser no.
Recomendado por LinkedIn
En esas dos semanas solamente se habrá iniciado el proceso de análisis. Habremos comenzado a dar los primeros pasos de un camino más o menos largo. Además, todos los cambios no se pueden producir a la vez, deberemos marcar prioridades. Nuestro objetivo está claro, pero hay que destapar las dosis del frasco de las acciones del cambio de manera ordenada, atacando primero aquellas que más se alinean con nuestra estrategia, sin perder nunca de vista el objetivo final.
La transformación digital es un proceso en el que hay que ir alcanzando etapas e interiorizando y adoptando una nueva manera de hacer las cosas. Es un proceso de formación continua. Y todo esto lleva su tiempo. Al final, conlleva un cambio de cultura en la empresa que debe ser liderado por l@s directiv@s y en el que todas las personas se deben de sentir cómodas e incluidas. Porque la transformación digital, la innovación y toda la evolución debe centrarse en las personas. ¿De qué sirve tener la última tecnología si no tenemos a personas formadas que sepan sacarle todo su potencial?
La transformación digital debe centrarse, sobre todo, en las personas.
¡Centrémonos en las personas! Una empresa, sin las personas que la forman, no es nada, no vale nada. Y lo mismo pasa con sus clientes. ¿Qué sería de un negocio sin sus clientes?
Pongamos a unos y a otros en el foco de la atención. Formemos y motivemos a nuestro personal. Démosles las herramientas necesarias para que desarrollen todas sus habilidades y potencial.
Solucionemos los puntos de dolor de nuestros clientes. Adaptémonos a ellos y no al revés. Aportémosles valor. Resolvamos sus problemas.