LA TUTUMA MEDIO LLENA O MEDIO VACÍA
A muchos de nosotros se nos ha presentado escenarios en los que tenemos que decidir por una convicción positiva (vaso medio lleno) o una actitud pesimista (vaso medio vacío). PERO ¿que hay detrás de todo esto? ¿por qué somos o tomamos decisiones optimistas o pesimistas? ¿es que se trata de una cultura, el medio que nos rodea o de una formación personal? ¿es el boliviano una persona optimista o pesimista por naturaleza?
Para responder a estas profundas interrogantes, debemos entender lo que significa la confianza y como alguien puede desarrollar una actitud positiva. Todos en alguna situación hemos tomado decisiones en las que confiamos ciegamente pero luego resulta ser una decisión equivocada. O más bien al revés, en cuantas situaciones teníamos todos los argumentos para estar insuflados de confianza, pero el resultado viene a ser algo muy positivo.
Este paralelismo entre construir o destruir la confianza, tiene relevación cotidiana en nuestras vidas. Tomar buenas o malas decisiones en lo económico, emocional, profesional, familiar o social supone una postura en el futuro, donde podemos generar y desarrollar posiciones que afecten el destino que nos depara. Pero, si fuera necesario llegar hasta las primeras decisiones que tomamos en la vida, ¿cuándo o cuales serían las decisiones correctas?
De hecho, en los primeros cimientos, nosotros no construimos nuestra propia confianza y autoestima, la manera y el escenario en la que recibimos una formación de nuestros padres desde muy niños; más aún, desde nuestros primeros días de ser concebidos, las energías y actitudes de nuestros padres entregan y desarrollan posiciones optimistas en nuestras vidas; y por ende, este escenario, también es afectado por el medio que rodea y ha rodeado a nuestros padres y sus generaciones anteriores. Entonces, si nuestra confianza es inicialmente construida por otras personas que no somos nosotros mismos, ¿puedo ser integrante de una familia de ADN optimista? De ninguna manera, los vicios y huellas de cada ser, dependen de la realidad per sé de cada individuo, pero en ninguno de los casos uno puede esperar a tener “suerte” y haber sido criado con una actitud positiva.
Volviendo a un escenario en el que nosotros mismos somos artífices de nuestra confianza: en nuestros primeros días de formación, casi todos nosotros atestiguamos un ejemplo escolar en el que asignamos la confianza a nuestras decisiones de manera bastante imprecisa, como el que estudia para un examen, pero no le va bien; o por otro lado, el que no le interesa dicha asignatura y es obligado a prepararse para no fracasar. La confianza, es entonces, un común denominador del propio conocimiento, centrado en un sistema educativo y el desarrollo que este mismo sistema propone para todos sin importar la individualidad. Algo insólito de analizar en plena era moderna.
Vamos a hacer un pequeño hincapié en este último punto, donde es necesario el análisis de un sistema educativo nacional y también mundial, en el cual surtes como individuo aplicado o fracasado en un aula de 20 o 30 compañeros que responden una prueba, muchas veces escrita, a un grupo de preguntas de un tema que debiste haber memorizado con anticipación. Un sistema, obsoleto y arcaico, que pretende calificar al individuo, muy independientemente de sus perfiles, habilidades, capacidades e intereses. Un sistema, que fue desarrollado para educar a masas en los tiempos de la revolución industrial y en medio de guerras, por supuesto, para generar más obreros y soldados. Pero esto no es algo que únicamente atraviesa Bolivia o Latinoamérica, países como E.E.U.U., China o España tienen serios problemas de estancamiento en el desarrollo educativo. El mundo, liderado por los sistemas más prominentes y potenciales del globo, como son Finlandia y Japón, está pidiendo auxilio para tener una revolución de educación y desarrollo personal.
Además podemos resaltar el caso de muchos de los exponentes más grandes de desarrollo tecnológico, como Bill Gates (Fundador de Microsoft) o Mark Zuckerberg (Fundador de Facebook) han desistido de los sistemas tradicionales en la universidad más reconocida a nivel mundial, como es la muy famosa, Universidad de Harvard. O también, Elon Musk (Fundador de TESLA) quien ha declarado que sus hijos no asistirán a colegios, ni siquiera estando en la zona de mayor desarrollo tecnológico a nivel mundial, en Pasadena, en el estado de California de los E.E.U.U.
Por lo tanto, si nosotros no formamos nuestros cimientos de confianza; y peor aún, no controlamos el sistema educativo que nos rodea. ¿Cómo carajos vamos a llegar a ser optimistas? bueno... como dice el dicho “en todas partes se cuecen las habas”, en cualquier lugar o sitio tenemos contratiempos y situaciones negativas en nuestras vidas, cuestiones y resultados que no manejamos o controlamos. PERO las buenas noticias son, que la actitud positiva es como un músculo que se entrena y se desarrolla, mientras más lo practicas y entrenas, más optimismo puedes traer a tu destino. En definitiva, uno NO puede vivir de ser optimista, necesita pasión y esfuerzo –muchísimo esfuerzo– para lograr una conjetura de variables y desarrollar una sincronía de resultados positivos.
La confianza no es una condición exclusiva de las decisiones propias o del escenario que nos rodea. El optimismo es nada más y nada menos que la obstinación de lograr nuestros objetivos. Entonces, mientras más obsesionado estés con tus metas y logres tener una consistencia en tus esfuerzos, trasladado a una disciplina diaria de decisiones; que sin duda, se convierten en hábitos, tendrás un escenario optimista y las posibilidades de alcanzar tus objetivos serán cada vez más elevadas. Lograrás, lo que yo llamo “crear tu propia suerte”.
Entonces, si hasta este punto de tu vida, has elegido un promedio de buenas y malas decisiones; o bien, has tenido garrafales encuentros con el fracaso. Debes empezar a entrenar esa mentalidad, porque nadie más que tú, de aquí en adelante, podrá desarrollar una actitud positiva en tu vida. No necesitas dinero, ni recursos, ni mucho menos una vida cómoda y placentera, lo único que necesitas es encontrar el verdadero sentido de tu vida y lo que realmente te obsesiona alcanzar. Una vez hayas encontrado el verdadero ¿POR QUÉ?, podrás empezar a construir una situación positiva y optimista; pero tienes que estar ENLOQUECIDAMENTE OBSECIONADO para alcanzar tus objetivos, sin esa obsesión no lograrás un máximo desarrollo de ti mismo.
Entonces, no importa si eres boliviano o tailandés, no interesa que tengas una educación o no, peor aún, no importa tu experiencia o record de decisiones positivas o negativas hasta ahora. Mejor empieza a preguntarte que es lo que realmente va a detonar la mejor versión de ti mismo, y en que realmente puedes contribuir a tu entorno (familia, amigos, equipo de trabajo, sociedad) y obsesiónate tanto que no tengas escapatoria, día a día, meta tras meta; desarrolla un hábito de disciplina positiva en tu vida. Y cuando lo hayas logrado, la tutuma(1) no necesita estar media llena o media vacía para brindar por el éxito de tu vida. ¡Salud!
(1)La tutuma es una vasija o recipiente hecho con el epicarpio seco del fruto del tutumo, esta vasija, en Bolivia, es utilizada comúnmente para bebidas alcohólicas maceradas, tradicionales de cada region como la chicha, el guarapo o el masato. Esta vasija es de uso popular y representa un artefacto rústico y representativo de la región.