LAS BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS (B.P.A) COMO ORIGEN DE LA CADENA ALIMENTICIA
Las buenas costumbres de higiene y salud deben ser adquiridas en cada fase de nuestra vida y se deben implementar de manera consciente en industrias tan comprometidas con el ser humano como la de alimentos.
Según la FAO (Food and Agriculture Organization), entidad perteneciente a las Naciones Unidas, quiénes emprendemos un negocio en la industria de alimentos debemos trabajar para fortalecer principalmente las prácticas en el origen del proceso; es decir, en el campo. Es posible que no entendamos por qué debemos involucrarnos en la materia prima si nuestro giro de negocio es el producto terminado, pero las exigencias internacionales nos demandan que tengamos el control de todos los eslabones de la cadena alimenticia.
¡De ahí la importancia de conocer lo que son las Buenas Prácticas Agrícolas!
¿Qué son las B.P.A.?
Son actividades relacionadas con la agricultura, que se planifican para que los procesos de producción cumplan con normas de higiene, que a su vez garanticen la inocuidad de los alimentos.
Y, ¿qué es la inocuidad alimentaria? Es la garantía de que al ingerir un alimento, este no causará ningún daño a la salud del consumidor.
Además, este tipo de prácticas contribuyen a que se reduzca la contaminación del Medio Ambiente y se proteja la salud de los trabajadores. Por lo tanto, es beneficiosa para todos.
¿Qué aspectos se deben considerar?
Debido a que se trata de una norma internacional, hay varios temas que forman parte de las B.P.A., pero no se podría explicar en un espacio tan reducido. Voy a mencionar los aspectos más relevantes desde mi punto de vista y de una manera muy general:
1. La Higiene: está relacionada con el lavado de las manos, la limpieza del uniforme, el aseo personal diario de uno mismo, de las instalaciones, de los utensilios y de todo lo que involucra el proceso.
2. Dónde se siembra: cuando emprendemos un negocio agrícola, normalmente nos enfocamos en conseguir un terreno donde sembrar, pero no siempre evaluamos si este será productivo o no. A lo que me refiero es que normalmente no analizamos si el suelo, el clima, la altitud, la humedad, etc., serán los adecuados para el producto que queremos sembrar y nos enfrentamos a fracasos por no tomar las debidas precauciones. Piensa que por alguna razón hay frutas o vegetales que crecen mejor en la Sierra que en la Costa, o viceversa.
3. Cómo sembrar: para quienes conocen cómo se siembra, este tema les puede parecer irrelevante, pero me gustaría saber si aplican lo siguiente:
- Calidad de la semilla: ¿realizas un análisis de sus condiciones sanitarias? ¿Estás seguro de su adaptabilidad al terreno? ¿Puedes garantizar el porcentaje de germinación y uniformidad? La mayoría de las veces nuestra prioridad es abaratar costos y no nos respondemos preguntas que podrían evitar gastos innecesarios, además de tiempo.
- Uso de insumos de calidad: una vez que se cuenta con un cultivo, debemos protegerlo de posibles alteraciones climáticas como la lluvia, el sol, el viento, etc., que ponen en riesgo la productividad. ¿Utilizamos un buen material para proteger nuestro cultivo?
- Calidad del Agua: este es un tema fundamental, ya que representa una de las principales razones de contaminación de los alimentos. ¿Realizas un análisis físico-químico y microbiológico de las fuentes de agua que utilizarás para tu siembra? Estoy segura que en la mayoría de los casos la respuesta será que no. Toma en cuenta que la mayoría de cultivos se encuentran en lugares donde no existe un tratamiento de aguas residuales y si estas se mezclan con el alimento, las consecuencias pueden ser fatales para la salud. Te recomendamos que antes de sembrar, hagas un análisis y más adelante sólo realices muestreos eventuales. ¡Es mejor prevenir que lamentar!
- Recipientes y utensilios: recuerda que deben estar limpios: ¡La higiene ante todo! Este es otro caso que respalda que el agua debe ser de calidad, puesto que aunque los lavemos bien, si el agua está contaminada, estos también lo estarán.
4. Gestión de residuos: Esto también forma parte de la higiene y limpieza del cultivo en todas sus fases y mucho más durante la cosecha. Tenemos que verificar que el alimento que estamos sembrando o que vamos a procesar tenga un buen mantenimiento siempre. La presencia de maleza, por ejemplo, atrae insectos y enfermedades que pueden perjudicar a la planta y por lo tanto al rendimiento del cultivo. Hay que colocar basureros en lugares estratégicos para que sean utilizados pero no exista riesgo de contaminación del terreno.
Las Buenas Prácticas Agrícolas involucra también ubicación de bodegas, limpieza del transporte, uso de agroquímicos, manejo de plagas, entre otros, pero esos pueden ser capítulos específicos según el alimento sembrado. Lo que me interesa con este texto es invitar a pensar más allá de lo que nuestros intereses personales y comprometernos con toda la cadena alimenticia.
Finalmente les pido que cuando vean la etiqueta de un producto terminado que se autodenomine como "orgánico", piensen que en el campo no sólo importa el uso o no de químicos. Existen fertilizantes autorizados para el consumo humano. Sin embargo, ¿qué pasa si no se aplican las normas de higiene en aspectos como el agua? Aunque no se utilice químicos, un alimento orgánico que no cumpla con B.P.A. no es confiable para nuestra salud. Exijamos que se cumplan normas básicas que garanticen la inocuidad de los alimentos que consumimos.
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