Las Economias y la Seguridad
La industria de la seguridad está formada por cientos de miles de empresas y particulares cuyo objetivo es vender tanto seguridad frente a actos malévolos que atenten contra la vida, la propiedad u otros activos, como información. Los productos y servicios generados por esta industria van desde alarmas antiincendio o antirrobo, cerraduras o cajas fuertes a servicios de coche blindado, equipos de vigilancia y vallas de seguridad, pasando por el control de acceso electrónico, la biometría, la vigilancia electrónica de artículos y el asesoramiento en materia de seguridad. Durante tiempo, esta industria ha operado -al menos, en gran medida- separadamente de las fuerzas que garantizan el cumplimiento de la ley y del Ejército encargado de la seguridad nacional; sin embargo, en los últimos años, parece interactuar cada vez más con esos otros agentes y, así, si antes las empresas dedicadas a la seguridad solían vender la mayor parte de sus bienes y servicios a particulares y empresas, en la actualidad, los Gobiernos se han convertido en importantes clientes y, lo que es más, han reforzado las normativas en materia de seguridad que afectan a los agentes privados en varias otras industrias. Quizá no resulte sorprendente que algunos aleguen que aún no ha llegado el momento de hablar de una "industria de la seguridad" dados su elevado grado de diversidad y fragmentación y la ausencia de verdaderos puntos de unificación en la relación con los clientes. Sin embargo, otras voces señalan que, aunque no exista todavía una industria de la seguridad claramente definible como tal, ésta existirá en un futuro próximo. Cabe resaltar que una divergencia de opiniones como la anterior no suele ser infrecuente en el caso de cualquier industria "incipiente" de relevancia. La economía de la seguridad no resulta fácil de cuantificar, ni siquiera en una acepción del término relativamente restrictiva. Para empezar, no todas las medidas de seguridad se traducen en gasto, lo que dificulta su evaluación. Además, en muchos casos es complicado medir cualquier valor añadido de la seguridad dado que ésta se halla incluida, cada vez más, en una multitud de bienes y servicios. Por último, resulta arduo obtener datos fiables sobre el gasto en seguridad, por lo que las evaluaciones son siempre aproximativas. En consecuencia, la mayor parte de las estimaciones relativas a la envergadura de la industria privada de la seguridad y al alcance de su evolución en el tiempo tienen que basarse en el material de asociaciones profesionales y en informes especializados de consultorías. Por su parte, en algunos países existe información sobre el gasto público en seguridad, aunque adolece de los mismos problemas que los vistos en el caso del gasto privado. Con todo, y pese a las dificultades de evaluación, los indicadores reflejan que la industria de la seguridad empieza a configurarse como un elemento económico de peso y se halla en plena expansión. Las valoraciones disponibles sitúan el volumen de negocios generado por la industria privada de la seguridad entre 100 000 millones y 120 000 millones de dólares estadounidenses (USD) en el mundo. Aunque la mayor parte de esta cifra es atribuible a Estados Unidos, no hay que olvidar a otros países de la OCDE que también poseen industrias de la seguridad cuantificables, como, por ejemplo, Alemania, que ronda los 4 000 millones de USD, y Francia e Inglaterra, que giran en torno a los 3 000 millones. Aunque no hay pruebas de que se haya incrementado el gasto en seguridad desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, las previsiones a largo plazo predicen un crecimiento del volumen de negocios del 7-8% anual, que superará fácilmente los porcentajes de crecimiento económico medio anual.