Las habilidades de las personas en la transformación digital
El ciclo vital de una organización creada hoy probablemente no superará los doce años de supervivencia en el mercado, y eso hace que las profesiones se deban ajustar a estas variaciones. Esto nos lleva a afirmar que la forma de crear y gestionar empresas cambió, lo que implica adaptar la manera en que se gestionan a las personas. Ellas son el mayor capital social que tiene una organización y los actores principales para que las cosas ocurran.
Hablar de transformación digital no es solo referirse a la tecnología, sino que implica cuestiones más amplias como la visión, estrategia, cultura organizativa y rediseño de procesos. Abordar estos aspectos implica ser capaces de superar con éxito el reto de la gestión de las personas en este nuevo contexto. Las organizaciones precisan de profesionales con nuevas habilidades, capaces de desempeñar y desarrollar equipos que capitalicen las oportunidades que brinda la transformación.
La transformación digital es una responsabilidad compartida, pero es sobre todo de los equipos directivos. Es necesario adquirir un fuerte compromiso a la hora de impulsar el desarrollo interno de la cultura digital y de estas competencias digitales. Este nuevo panorama exige a las organizaciones desarrollar una nueva cultura organizacional, soportada sobre un conjunto de nuevas competencias.
Un interesante framework de trabajo plantea la empresa Roca Salvatella, quien define las habilidades más relevantes que deben tener los miembros de las empresas que aborden la transformación digital. Ellas son:
1. El Capacidad para gestionar información: La gestión de la información es una de las competencias convencionales que más se han modificado por la irrupción de Internet. Gestionar bien la información implica mejorar los actuales flujos dentro de las organizaciones. Además, requiere ser críticos con lo que recibimos, para interpretar y aprender a discernir entre la abundancia de datos para discriminar y seleccionar la que es relevante para nuestra actividad o nuestro negocio. Esta competencia implica ser capaz de buscar, obtener, evaluar, organizar y compartir información. Es básica para desarrollar el aprendizaje continuo o el trabajo en red.
2. Capacidad para trabajar en red: En un mundo caracterizado por la producción de conocimiento en el que la comunicación es constante y a través de múltiples canales, la capacidad de trabajar en la Red es una de las competencias clave. El profesional de éxito ya no es aquel que posee más conocimientos o más recursos, ni siquiera el que tiene más experiencia, sino aquel que es capaz de navegar en un mundo de información, seleccionarla, jerarquizarla, reutilizarla y ponerla a disposición de otros. Un profesional con esta habilidad, sabe actuar cuando es necesario como experto para el resto del equipo. Además, debe saber recibir y dar feedback, negociar, contribuir, compartir y gestionar tareas de manera distribuida.
3. Aprendizaje continuo: Aprender a lo largo de la vida no es solamente una opción: es una condición básica para mantenerse en el mercado laboral. Aprender a aprender se revela como una competencia fundamental a lo largo de la vida de cualquier profesional y casi como el principal instrumento para mantener la competitividad empresarial. La principal característica de los profesionales del siglo XXI es ser expertos en serie. Esto implica personas con conocimientos y competencias profundas sobre diversos dominios. Sin embargo, estos dominios irán cambiando a lo largo del tiempo, lo que obligará a estos profesionales a estar en un constante proceso de aprendizaje. Así́, la principal habilidad será la capacidad de cambio y adaptación.
4. Visión estratégica: Es la menos común de las competencias. La visión estratégica escasea en entornos digitales, incluso entre los responsables de algunas de las organizaciones más relevantes del escenario empresarial. Es necesaria para ejercer el liderazgo y es imprescindible para liderar una compañía. Son numerosos los ejemplos que muestran como la falta de visión estratégica ha terminado en la pérdida de la competitividad e incluso en la desaparición de una organización. Quien posee una visión estrategia digital será el principal impulsor de la transformación digital de una organización, ya que entiende lo digital como una oportunidad de negocio y sabe cómo aportar valor desde ello. Estos líderes logran desarrollar una cultura digital que ayuda a potenciar la compañía gracias a la visión global y a la integración en la estrategia de transformación digital. Al comprender la importancia de los datos y de su análisis, monitoriza y tiene indicadores de reputación digital y de negocio.
5. Orientación al cliente: Es la competencia clave desde el punto de vista del negocio. Permite dirigir todas las otras competencias hacia la creación de valor en forma de productos o servicios para sus clientes. Toda transformación digital necesita enfoque y objetivos de negocio. El profesional con orientación al cliente debe saber gestionar y monitorear la información para estar actualizado con las últimas tendencias de mercado que le permitan entender los cambios en las expectativas y necesidades de sus clientes. La orientación al cliente, junto con la comunicación digital y el trabajo en red, ayuda a potenciar el uso de Internet y la participación de los usuarios en los procesos de innovación y de mejora de productos y servicios.
Estas 5 habilidades digitales, permitirán a las personas miembros de las empresas, tener una visión mucho más amplia e inclusiva de todo lo que implica la transformación de las empresas. No son excluyentes ni definitivas, pero seguramente son la base para crear nuevas empresas. Este apartado no incluye el conocimiento técnico o "duro" de cada rol o función organizacional que dependerá de las características propias de cada organización.
La mejor manera de triunfar y prosperar como empresa, viene dada por la velocidad de adaptación al cambio. Y se cambio en cada organización lo realizan las personas, que más de una vez no están capacitadas para dar el paso necesario.