Las ideas y creencias de los sistemas totalitarios suelen ser asumidas como propias.
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Falsas apariencias. La clave.
Caminaba y sus piés tiraban de élla; imperceptible; hundida bajo sus hombros; su garganta sólo emitía un susurro entrecortado; su cara, cubierta bajo su velo; párpados descolgados. Calles desiertas.
Las otras mujeres no reparaban en élla. Se sentía como una sombra con ojos.
Una brusca ráfaga de aire levantó su velo dejando al descubierto un rostro muy maquillado, ojos y labios delineados…Horrorizada, se cubrió con sus manos. Las otras, más iracundas que una conciencia maldita:
-¿A dónde vas con esa pinta de puta? -¿Para quién te has pintado así, sinvergüenza?- ¡Eso, éso, ¿ con quién se la pegas a tu hombre?- ¡Vaya con la mosquita muerta!
Élla se protegía, se cubria, pero no había marcha atrás. Avalanzadas sobre élla le arrancaban las capas de maquillaje.
Perplejidad: bajo esas capas iba apareciendo un desgarrón en los labios, cicatriz en la mejilla, moratones en los ojos…Perplejidad; no atinaban a decir.
La más mayor le espetó: - ¿Veis? , lo que decíamos! A saber qué habrá hecho para que su hombre le haya tenido que hacer ésto!- Sí, seguro que no es la única vez! - ¡Mucho más te tendría que hacer, mala pécora !- Así ocultas tus vergüenzas!
Y la golpeaban. Y sí, así ocultaba su vergüenza. Encogida, apenas acertaba a decir en un susurro:- Que no es eso, que no…
Pero ni siquiera el cielo la escuchaba; sólo ella.
Una mariposa que revoloteaba por allí, tal vez. Tal vez ella tenía la clave.
María Calvente.
octubre de 2022.