Abuso sexual:el entrenador. "Ella tenía un sueño: patinar, volar, girar..."
TESTIMONIOS DE PACIENTES. Abuso Sexual en Deporte: Patinar y volar.
viernes 11 de marzo de 2022
TESTIMONIOS DE PACIENTES.
Ella soñaba con patinar. Girar, volar.
De pequeña tenía un sueño: ser una gran patinadora sobre hielo. Piruetas en el aire, deslizarme sobre el suelo y elevarme y girar y girar, y bajar sólida y ágil. Mis saltos…Subir a lo más alto del podio. La emoción de mis padres, amigos, público. Sus felicitaciones…Y seguir patinando y girando-saltando…
Mi sueño constante. Y luché por él.
Dí mis primeros pasos. Socia de un club. Había otras chicas. El entrenador de los mejores: dominaba muy bien la técnica al tiempo que nos infundía entusiasmo, motivación. “Podéis llegar hasta donde queráis: la fuerza reside aquí”, (señalando la frente). Mezcla de seguridad y cercanía. Se me acercaba y me indicaba la posición adecuada: “ pié derecho, izquierdo, tronco, brazos…, firmeza, coordinación…” Me caía bien. Segura. Se preocupaba por mí. Me corregía las posturas. Normal. A veces sus manos rozaban partes privadas: necesario al trabajar el cuerpo. Yo progresaba rápido. El quería convertirme en una estrella. Si me pedía algo que yo no podía, me sentía mal por decepcionarlo. Se podía enfadar. Amable y autoritario. Silencio: si protesto puede alejarse. “Tú tienes algo especial. Puedes llegar alto”. Y yo me esforzaba. Confianza plena. Si no, ¿cómo lanzarme en esos giros tan arriesgados? Estaba consiguiendo mi sueño. Mis padres estaban orgullosos aunque les suponía un esfuerzo económico. Felicitaciones de mis amigos, el público, el club…Yo, feliz.
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Poco a poco, sus manos se deslizaban por terrenos más íntimos, prohibidos…Yo, desconcertada, paralizada…,¿qué ocurría? ¿ qué hacer, decir?!Silencio…
Desde el podio, escucho de lejos los aplausos. Yo estoy en otro lugar: en sus miradas que me dirigían y pedían algo más: mirada constante. Mirada que rehuía. Mirada controladora. Él era el centro. La ambigüedad de sus manos, que me sostienen y rechazo. Y mi silencio. Y yo crecía: “Cómo me gustas: un gran tipazo para una gran patinadora que siempre da más”. Y él también iba a más: achuchones , sexualidad que yo no quería…Le tenía mucho cariño, pero eso no! Mi interior se rebelaba. Apenas salía con chicos. El club: mi mundo. Aplausos. Aplausos que marcaban su nivel de presión. Acoso. Asco; náuseas. ¿Qué hacer? Saltar y saltar, y saltar…Axel, Lutz...; saltos mortales. Entusiasmo general. Así olvidaba. Así desafiaba mi miedo interno. Sólo yo lo sabía. ¿Sólo yo? Arriesgaba más y más .Si hablo, lo pierdo todo: mi carrera, mi mundo, mi sueño…El no estaba en mi sueño: se coló y lo transformó en pesadilla. Ya no tenía un sueño, aunque lo pareciese. Vómitos. No podía digerir. “¡Cómo has adelgazado. Para esos saltos necesitas más masa muscular!”.Mis padres: “Será por el esfuerzo y la tensión de los torneos”. Lo felicitaban por nuestros éxitos. Yo me ausentaba…Nadie me veía. Medallas: sólo había para una! maldigo su brillo! Mejor olvidar. Vivir el presente. Insomnio, tristeza, angustia. Miedo a perder mi sueño. Necesito concentración. Pero no lo consigo. Resuenan los aplausos. “¿Quién soy yo? No puedo más. No quiero más. Sueños borrosos”. Todo borroso.
Desmayo. Cae del podio.
-Crisis por agotamiento. Necesita descansar y reponerse. El deporte exige mucho; quema mucho.
Nadie lo sabía bien. Sólo ella. Ella y su Sueño. Su sueño pesadilla.
En su taquilla la esperaba una cuchilla. Y volar… Girar y volar.
Afortunadamente no voló muy alto.
María Calvente.
11-3- 22