Las leyes del trabajo de equipo
"Euforia", escultura de Fernando Suárez Reguera (2019)

Las leyes del trabajo de equipo

Inspirado muchas veces en la metáfora deportiva, Maxwell extrajo 17 leyes que rigen la vida de un equipo de alto rendimiento:

  1. La ley de la importancia: uno es un número demasiado pequeño para conseguir la grandeza. Admiramos las realizaciones personales, pero nada valioso se ha conseguido en solitario. Insistimos en hacer las cosas solos por ego, inseguridad (percibimos amenaza en los demás), ingenuidad al infravalorar las dificultades o por un carácter en exceso introvertido (p. 9-19).
  2. La ley del marco general: el objetivo es más importante que el rol individual. Nunca hay que olvidar que cada miembro tiene un papel que contribuye a formar la organización. Hay que evaluar la situación, conseguir los recursos necesarios, contar con los jugadores necesarios y renunciar al interés personal (p. 21-32).
  3. La ley del nicho: todos los jugadores tienen una posición en la que aportan más valor a la causa. Para ello hay que conocer al equipo, conocer la situación y conocer a los miembros (p. 33-44).
  4. La ley del Everest: Si aumenta el nivel del reto, aumenta la necesidad del trabajo en equipo. Desarrolla a los miembros, incorpora miembros clave, cambia al líder, sacar a los miembros ineficaces (p. 45-58).
  5. La ley de la cadena: la fuerza del equipo está condicionada por el eslabón más débil. Pero no todos quieren participar, no todos deberían empezar el viaje, ni todos pueden hacerlo (p. 59-72).
  6. La ley del catalizador: los equipos de éxito tienen miembros que hacen que las cosas ocurran. Son personas intuitivas, comunicativas, que actúan con pasión, que tienen talento, son creativos, llenos de iniciativa, responsables, generosos e influyentes (p. 73-85).
  7. La ley de la brújula: La visión proporciona a los miembros del equipo confianza y sentido de dirección. Quien forma parte de un equipo tiene que saber para qué combate. El líder tiene que indicar la dirección y la orientación. Cada mensaje suyo tendría que poseer claridad, vínculo, finalidad, objetivos, honestidad, historia, reto, pasión, modelo y estrategia (p. 86-93).
  8. La ley de la manzana podrida: Los malos comportamientos arruinan al equipo. El talento no es suficiente para garantizar el éxito de un equipo. La actitud puede elevar o tumbar a un equipo, porque se contagia. Se difunde antes un mal comportamiento que uno bueno. Como es algo subjetivo, puede ser difícil identificar una actitud equivocada. Si no se corrigen, las peores actitudes lo arruinan todo (p. 96-107).
  9. La ley de la credibilidad: el que forma parte de un equipo tiene que poder contar con los otros cuando sea necesario. La fórmula es: carácter + competencia + empeño + coherencia + cohesión = credibilidad. (p. 108-121).
  10. La ley de la etiqueta del precio: si no se paga el precio, el equipo no conseguirá sacar todo el potencial. Hay que asumir riesgos, renunciar a ciertos privilegios, tener espíritu de sacrificio, dedicar tiempo, comprometerse en el desarrollo personal, ser magnánimo (quitarse de la cabeza la pregunta: “¿qué gano yo?”). Y si el equipo quiere mejorar, el precio sube. Y nunca desciende (p. 122-135).
  11. La ley de la pizarra marcador: el equipo no puede corregir si desconoce la situación. El marcador sirve para comprender qué pasa, evaluar la situación, tomar decisiones, hacer correcciones y medir el éxito (p. 136-147).
  12. La ley del banquillo: los grandes equipos tienen gran profundidad. Los titulares son los que están en primera línea y añaden valor directamente a la organización o influyen en su curso. Los reservas añaden valor indirectamente o ayudan a los titulares. Los reservas de hoy pueden ser los figuras del mañana. El éxito de un reserva puede multiplicar el de un titular; incluido en el momento justo puede ser más precioso que un titular. El banquillo da opciones al líder (p. 148-162).
  13. La ley de la identidad: los valores compartidos definen al equipo y lo hacen más cohesionado y eficiente. Los valores proporcionan la base estable que hace posible las cosas y ofrecen parámetros aceptables para el rendimiento del equipo. Ofrecen identidad única a sus miembros, a quien quiere entrar en el grupo, a los clientes, al público. El líder tiene que enseñar, practicar, institucionalizar y elogiar públicamente los valores (p. 163-175).
  14. La ley de la comunicación: la interacción aumenta la acción. La comunicación se da en múltiples direcciones: del líder a los miembros del equipo (de forma coherente, clara y gentil), de los miembros al líder (directa y honesta), entre los miembros del equipo (abierta, unida) y del equipo con el público (apertura, responsabilidad y realismo) (p. 176-190).
  15. La ley del margen: la diferencia entre dos equipos con el mismo talento está en el liderazgo. Pero hay dos concepciones opuestas, ambas falsas: sólo una persona y siempre la misma tiene que dirigir al equipo, todos son iguales en el equipo y sus opiniones valen igual (p. 191-203).
  16. La ley de la moral alta: Cuando vas ganando, nada te daña. Si prevalece una actitud positiva y todos están bien psicológicamente, todo parece positivo. Con moral alta el equipo se concentra en su potencial y no en sus problemas. La moral infunde energía para afrontar obstáculos (p. 204-210).
  17. La ley de los dividendos: Las inversiones en el equipo tienen que aumentar con el tiempo. Se crea comunidad haciendo cosas juntos. Hay que transferir autoridad a los miembros, producir recompensas y generar oportunidades, además de atribuir el éxito al equipo (p. 220-231).

Este texto es un resumen del libro (las páginas hacen referencia a la edición italiana):

Maxwell, J.C. (2006) Le 17 leggi indiscutibili del lavoro di squadra. Applica le Leggi rafforza il Tuo Team. Milán: Gribaudi.


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