Las mujeres de mi vida
Mamá y papá no sabían que en sus dos visitas, la cigüeña les traería dos “chancles”. Tampoco supieron que de sus cuatro nietxs, tres serían niñas, las tres mayores además.
¿De dónde viene tanto mujerío? ¿Quiénes fueron esas mujeres en la historia familiar?
Los relatos de mi mamá siempre hablaron de mujeres valientes, corajudas, inteligentes.
Mi bisabuela materna, una catalana llegada antes del 1900 que quedó viuda alrededor de los 40 años, con 6 hijos para criar sola. Luchadora, decente y trabajadora, condujo ese hogar y formó hijos honestos y diversos. Hubo épocas donde no había qué comer, pero no importaba: esa casa siempre estaba llena de amigos y vecinos con los que compartir lo poco que tuvieran.
Mi abuela, a quien conocí, hija de esa torre catalana, fue maestra. Ejerció su pasión desde que se recibió hasta que murió, a los 88 años, por supuesto ya retirada. Siempre enseñaba. Nos ayudaba con la tarea a mi hermana y a mí, sobre todo con matemáticas, donde era experta. Su vocación la llevo a enseñar en barrios muy pobres, a chicos que no tenían nada. La respetaban y la querían mucho, eso me contaron.
Yo la adoraba, y ella a mí. Todos admiraban su inteligencia y la forma en que se había abierto camino trabajando en su profesión.
Luego vino mi madre, quien hoy recuerda esas historias como si hubieran ocurrido ayer. Otra valiente que educó a dos hijas muchas veces sola, porque papá no estaba en casa durante la semana trabajando como viajante de comercio.
De tres tíos, dos mujeres. Divertidas, originales, inspiradoras, cada una con su propio estilo, formadoras de dos hogares ejemplares.
Aquí aparecemos mi hermana y yo. Luchadoras, trabajadoras, decididas. Sostenes de hogar, divorciadas ambas. Rompiendo modelos y mandatos ancestrales. Abriéndonos camino sin declinar.
Y finalmente, llegaron mis dos sobrinas y mi hija, tan distintas las tres y con toda esta historia familiar en común. Mi sobrina mayor glamorosa, estudiosa, cumplidora, comprometida con su vocación para llegar a ser una gran diseñadora de modas. La más chica, luchando por sus ideales feministas en forma activa. Estudiante de psicología que decidió dedicarse a trabajar en violencia de género y familiar. Y mi hija, la menor de las tres. Una bella mujer inteligente, líder y perseverante que sueña y estudia muchísimo para desplegar su vocación y trabajar algún día en marketing para una empresa productiva.
¿Qué decir de las mujeres de mi vida? Todas son ejemplo de virtudes y modelos para mí. Orgullosas representantes de su género, atrevidas, valientes, perseverantes y soñadoras.
Me encantaría saber cómo son esas mujeres de tu vida. Escuchar cómo las describís, qué les destacás y cómo las recordás.
Ojalá esa reflexión te lleve a abrazarte con cada una para tenerlas cerca y agradecerles que sean parte de tu historia.