Las Pymes y la Exportación
Artículo publicado por CENTRUM THINK PUCP en 11 de diciembre de 2019
Es común en el contexto de las pequeñas y medianas empresas que los gestores crean que no deben internacionalizarse porque la actividad de exportación es para las grandes empresas. Sin embargo, la pequeña y mediana empresa pueden comprar y vender internacionalmente desde que estén debidamente formalizadas.
Uno de los argumentos utilizados por los dueños de las Pymes es que temen ser sometidos a fiscalización por ser exportadores; pero una empresa puede ser fiscalizada incluso si no forma parte del comercio internacional.
Otra explicación para la baja participación de las Pymes, en el escenario internacional, es la manera en la que se fundaron. Esta es una característica común de este perfil de empresa, puesto que empiezan de manera informal. Muchas de ellas se fundan sin desarrollar un planeamiento estratégico o cualquier tipo de formalización. Cuando la empresa crece, el dueño recién busca ayuda para formalizarse y cumplir con las leyes.
Otro motivo común es la creencia de que para realizar una compra o venta internacional hay que llenar un contenedor completo y esa realidad no es factible para la gran mayoría de las Pymes. También se tiene la percepción de que no se puede utilizar transporte aéreo, porque es demasiado caro. En realidad, se puede comprar o vender cantidades pequeñas y transportar de diversas formas, de acuerdo a la negociación de los proveedores con los clientes.
Además, los países burocráticos con historia de corrupción hacen que muchos emprendedores se desanimen a invertir y expandir sus negocios. Se percibe miedo a las multas y a las complicaciones en la coordinación operacional del proceso y hay un déficit de preparación para una negociación internacional.
No conocer las etapas del comercio exterior hace con que la burocracia tradicional de un proceso de exportación se vuelva aún más compleja. Sin embargo, cuando la operación la realizan profesionales calificados, con experiencia en el tema, todas estas dificultades se suelen superar, sin la inseguridad de tener una mercadería detenida en el aeropuerto por un error cometido por una mala clasificación fiscal.
Así, cuando se trabaja con un equipo de expertos que comprenden del tema del comercio exterior, es posible tener alternativas válidas para permitir una exportación, como por ejemplo: realizar ventas utilizando cooperativas de exportación, exportar de forma indirecta, o la opción más sencilla que sería una exportación realizada por una empresa de Courier (Fedex, DHL).
La exportación es una forma de diversificar los mercados. Desarrollar las empresas nacionales es una oportunidad de crecimiento de las ventas y de la marca. La posibilidad de formar parte del mercado global permite que las empresas desarrollen aún más sus productos o servicios. El aprendizaje adquirido genera más innovación y una mejor calidad. Eso resulta en un fortalecimiento de la imagen en el mercado interno, porque existe la percepción de que una empresa que exporta tiene una mayor calidad, de lo contrario, el exigente mercado internacional no aceptaría la marca.
Por lo tanto, exportar es bueno para el país, para el empresario y para el mercado interno. Las Pymes pueden formar parte de este escenario si tienen el interés, el conocimiento y la disposición para enfrentar el nuevo desafío.