"Le debemos a esta generación una mayor inversión en educación”.
Sin dudas, la pandemia de Covid-19 y las medidas de aislamiento y distanciamiento social establecidas por los diferentes países provocaron un gran cambio en el uso de nuevas tecnologías y en las modalidades de comunicación. Así, los “webinars”, las reuniones por Zoom, o la educación a distancia fueron generando nuevas formas de interacción social y de aprendizaje
En ese sentido, The London School of Economics and Political Science organizó, durante el año 2020, una serie de encuentros virtuales con diferentes protagonistas de la política (y economía) mundial. Fueron muchos y muy interesantes. Sin embargo, uno de ellos me impactó y dejó pensando: fue una charla entre la Decana, Minouche Shafik, y la Directora General del F.M.I, Kristalina Georgieva. Entre varios temas referidos a los efectos económicos de la pandemia y del aislamiento y de las respuestas de los diferentes gobiernos ante ellas, debatieron sobre la educación.
Allí se dijo una frase que aún hoy me hace reflexionar, en especial en el contexto actual en el cuál se está debatiendo la vuelta a las clases presenciales. “Le debemos a esta generación una mayor inversión en educación”.
En América Latina la pandemia de coronavirus provocó el cierre temporal de miles de colegios, afectando a 160 millones de estudiantes, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En América Latina la pandemia de coronavirus provocó el cierre temporal de miles de colegios, afectando a 160 millones de estudiantes, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La pandemia y sus consecuencias no han hecho más que mostrar contundentemente las inequidades en el acceso a la educación. Se ha modificado el funcionamiento de la escuela y de los sistemas educativos con previsibles impactos en las oportunidades de aprendizajes: estudios sobre la educación virtual y a distancia muestran que estas modalidades sólo tienen efectos positivos si los alumnos y alumnas tienen un acceso ininterrumpido a Internet. Algo que, claramente, en América Latina y en Argentina no sucede.
Más aún, organizaciones como el Banco Mundial han demostrado que por cada año de escolaridad perdido o limitado el ingreso futuro del estudiante se reduce en, como mínimo un 5% (siendo ésta reducción más notoria en países de ingresos bajos).
Entonces, el cierre de escuelas no sólo afecta la sociabilidad, la capacidad de interacción social y de entablar y fortalecer nuevo vínculos, y, sobretodo, de aprender, ¡También afecta el empleo a futuro! Esta misma institución estima que, a nivel mundial, la actual generación de estudiantes perderá, en ingresos futuros, un equivalente a aproximadamente el 10% del PBI mundial.
El Banco Mundial estima que, a nivel global, la actual generación de estudiantes perderá, en ingresos futuros, un equivalente a aproximadamente el 10% del PBI mundial.
Es por todo esto que es necesario un mayor esfuerzo de parte de las autoridades para disminuir las inequidades y evitar reducciones en la cantidad de recursos destinados a la educación.
No me refiero meramente a un tema de salarios (aunque es inadmisible que los docentes, al igual que los médicos, reciban salarios bajos) sino a que es necesaria una mayor inversión en infraestructura, en recursos pedagógicos, en acceso a las nuevas tecnologías y a nuevos conocimientos.
En el caso de Argentina, una mayor inversión en educación debería significar también dotar a los alumnos de herramientas para poder desarrollarse y competir con los jóvenes de otros países en un mercado laboral extremadamente dinámico, cambiante. No creo que, como actualmente sucede en varios lugares de nuestro país y del mundo, la solución pase por ofrecer cursos o talleres de oficios en vez de talleres de idiomas, programación o uso de las TICs. Son un paliativo que no permite crecimiento alguno a futuro.
Argentina ha dado sobradas muestras del potencial de sus jóvenes, habiendo muchos de ellos ganado competencias internacionales en temas tan variados como matemáticas, derecho o robótica. Contamos con jóvenes emprendedores con la capacidad de diseñar aplicaciones o herramientas reconocidas en el mundo entero.
No solo necesitamos una mayor inversión, sino una MEJOR inversión.
Todo esto solo pretende describir la “deuda” que estamos contrayendo con las miles de personas que están viendo afectadas sus capacidades actuales y futuras. Me permito entonces re escribir la frase dicha por Minouche Shafik; no solo necesitamos una mayor inversión, sino una MEJOR inversión. Una inversión tal que permita subsanar el daño hecho a los y las estudiantes a lo largo del año 2020.