"Libertad y responsabilidad en la gran empresa: dos caras de la misma moneda"

Como líderes, managers o responsables de equipos, muchos de nosotros no estamos sujetos a un horario fijo. No fichamos ( legalmente si, entiéndase querido lector laboralista) , no seguimos un reloj que marque cuándo empezamos o terminamos nuestro día. A simple vista, esta libertad podría parecer un privilegio absoluto, pero, en realidad, es un arma de doble filo. La libertad, en este contexto, no significa hacer lo que nos apetezca, sino asumir la responsabilidad de que, independientemente de cómo y cuándo trabajemos, los resultados deben hablar por nosotros.

Hace unos años, charlando con un "compi" , me soltó con toda la confianza del mundo: “Tiene que estar guay eso de no tener horarios y tener tanta flexibilidad”. Y aunque entendí por dónde iba, no pude evitar reírme "falsamente" ( de aquella como era un poco analfabeto emocional, reconozco que toco mi ego) un poco antes de explicarle lo que a veces se pasa por alto: esa flexibilidad no es gratis, viene con un montón de responsabilidad. No tener un horario fijo no significa que me pase el día a mi aire; significa que soy el primero que tiene que coger el toro por los cuernos, organizarme bien y demostrar que la confianza que han puesto en mí, gracias Jose Feliciano Álvarez Doallo , Almudena Sancho Garrido está más que merecida.

Cuando un jefe te da esa flexibilidad, lo que realmente está diciendo es: “Confío en ti”. Confío en que vas a organizarte de la mejor manera para cumplir con los objetivos, en que no necesito supervisarte constantemente porque sé que tienes el criterio, la disciplina y la integridad necesarios para sacar adelante tu trabajo. Pero esa confianza tiene un precio: si abusas de esa libertad o no cumples con las expectativas, el impacto no solo afecta a los resultados, sino también a la percepción de tu liderazgo.

La verdadera libertad no reside en la ausencia de reglas, sino en la capacidad de gestionarse a uno mismo. Si un líder no es capaz de manejar su tiempo, prioridades y equipo de forma eficaz, esa "libertad" puede transformarse rápidamente en desorganización y caos. Mi experiencia me ha demostrado que esto suele llevar a una disminución "silenciosa" del EBITDA. Este principio no solo aplica a los managers, sino a cualquier posición que requiera autonomía. La confianza es un recurso valioso: ganarla puede ser relativamente fácil, pero mantenerla exige un esfuerzo constante.

Por eso, a quienes ocupamos roles de responsabilidad, la libertad nos exige más, no menos. No podemos dar excusas ni pedir extensiones de tiempo constantemente. Tenemos que ser el ejemplo de cómo se trabaja con criterio, de cómo se cumplen los objetivos sin necesidad de que alguien esté supervisando cada movimiento. Esa es la verdadera prueba del liderazgo: demostrar que la libertad no solo es un privilegio, sino una oportunidad para liderar con resultados y coherencia.

En definitiva, libertad y responsabilidad no son opuestos, son complementarios. Cuanto más libres somos, mayor es nuestra obligación de demostrar que podemos manejar esa autonomía. Como managers, no solo tenemos que cumplir con lo que se espera de nosotros, sino también demostrar a nuestros equipos que la confianza, cuando se utiliza bien, es el recurso más poderoso que podemos recibir.

Gracias por permitirme ser gestor de mi tiempo.