Lo Que De Verdad Importa: un congreso extraordinario
Cuando uno asiste a un congreso de Lo Que De Verdad Importa le suceden dos cosas: la primera, que le entra un subidón emocional difícilmente comparable con cualquier otra experiencia (lo comentaban dos amigas: “¿Qué tal?” “He estado todo el rato llorando” “¡Me alegro!”); la segunda, que uno sale inevitablemente replanteándose, de arriba abajo, su forma de ver la vida: trabajo, familia, éxito, felicidad, solidaridad, creencias, prioridades… toda nuestra escala de valores sufre una sacudida brutal. Esta gran ‘fiesta emocional’ lleva ya 18 años sacudiendo a cientos de miles de jóvenes de toda España y otros países del mundo. Este miércoles cumple su mayoría de edad en Madrid, en un congreso que promete ser realmente extraordinario. Como todos, en realidad.
Pero… ¿cómo empezó todo?
What Really Matters: el diario de Nick Fortsmann
En 2001, un multimillonario estadounidense de nombre Nicholas C. Forstmann —Nick para sus familiares, amigos y miles de empleados— falleció de cáncer de pulmón tras una dolorosa convalecencia. Tenía 53 años. Antes de su enfermedad, Nick lo tenía todo en la vida: salud, una mujer guapísima y enamorada, tres hijos maravillosos, varias casas, aviones privados, empresas de éxito, cientos de amigos, dinero, mucho dinero… Pero el cáncer lo cambió todo. Durante el año de tratamiento Nick reflexionó profundamente sobre el sentido de su vida y plasmó en un diario ese torbellino de pensamientos, confesiones y sentimientos acerca de lo que de verdad importa (familia, educación, amistad, entrega, tiempo, salud, espiritualidad…). El diario de Nick Forstmann, al que tituló precisamente What Really Matters, quedó como un legado para sus hijos (Delfina, Bettina y Nicholas, aún muy pequeños), una valiosa lección de vida para que ellos también valoraran lo que de verdad importa, todo aquello que la muerte le arrebataba a Nick prematuramente, sin haberle dado apenas tiempo de disfrutarlo. Sin haber sido consciente de ello hasta un año antes de fallecer.
"Dar de verdad —ya sea dinero, tiempo, interés o cualquier otra cosa— te abre. Dar permite que algo nuevo comience."
"Al final del día, lo único que quiero es ser un buen padre, un buen marido y hacer algo por la humanidad que realmente marque la diferencia."
"Soy un tipo que adora a su mujer, que siente devoción por su madre y ama a sus hermanos. Voy a misa a menudo, paseo por la playa, hablo con mi perro, y observo la luna en la oscuridad. Me río mucho. Los dibujos a veces me hablan y leo por la noche hasta muy tarde. Mi ritual favorito es acostar a mis hijos con un cuento. Cuando rezo doy gracias a Dios por haberlos puesto en mi vida. Mi amor está siempre con ellos.
Ver su foto o sus dibujos en mi escritorio siempre me recordaba lo que de verdad importa…"
Tras la muerte de Nick, Lana, su mujer, editó un puñado de ejemplares del diario What Really Matters para repartirlos entre sus amigos más íntimos. Años después, en 2007, a través de una amiga de Nick, Venturina, uno de esos ejemplares llegó a manos —y al corazón— de María Franco, fundadora de Además Proyectos Solidarios. Lo primero que pensó María al terminar de leerlo (especialmente sensibilizada, pues también ella pasó por un cáncer con tres hijas pequeñas), fue que toda esa profunda y valiosa reflexión debería llegar a los jóvenes españoles, que tienen la vida entera por delante. Lo segundo, junto a su amiga y colaboradora Carolina Barrantes, fue empezar a buscar la mejor fórmula para hacerlo.
Bosco Gutiérrez Cortina: el primer paso
El destino quiso que por aquellos días llegara a manos de Pilar Cánovas, íntima amiga de María, el vídeo de una conferencia de un arquitecto mexicano que relataba, al detalle, su angustioso secuestro durante nueve meses. Una hora y cuarenta minutos de testimonio… durante los cuales Pilar no dejó de pestañear ni un segundo. Se enamoró perdidamente de su sentido del humor, de su inteligencia, de su capacidad de transmitir, de su valor al compartir una experiencia tan dura e íntima. “Fue un flechazo de almas” reconoce Pilar. María vio el vídeo y cayó igualmente rendida. “Tenemos que conocerle”, decidieron. Su nombre era Bosco Gutiérrez Cortina y vivía en México DF. Mientras medían lo lejos —y caro— que quedaba DF, por una de esas benditas casualidades —que en este Congreso se dan bastante a menudo— se enteraron de que Bosco se encontraba de paso por Madrid, celebrando su 25 Aniversario de boda con su mujer y sus nueve hijos. El Congreso no era entonces mucho más que un proyecto, pero María y Pilar lograron que Bosco —y su familia— las recibiera en el hotel.
“Nos acogieron como a sus primas hermanas, como si nos conocieran desde siempre”. Le explicaron su proyecto, le contaron que estaba prácticamente organizado y que querían que participara como ponente, que les había sobrecogido su testimonio… y Bosco respondió que sí, que encantado, que cuándo se iba a celebrar. “En un año o año y medio”. “¡Ah, vale; pues hay tiempo!” Aquel ‘sí’ fue el comienzo de todo, “porque a partir de ese ‘sí’ surgieron tantos síes que aquello tenía que salir sí o sí”. En ese momento, María, Carolina y Pilar vieron nítidamente que su Congreso iba a ser una realidad, tenía que ser una realidad. Una vez conseguido su primer ponente ya no había marcha atrás.
Contaban con toda la experiencia de María y Carolina en Además Proyectos Solidarios, la fe y la ayuda incondicional de Pilar, un proyecto en el que creían plenamente, un ponente extraordinario y... nada más. ¿Y el dinero para traer a los ponentes? ¿Y el auditorio donde celebrar el congreso? ¿Y el público? ¿¡Y el público!?
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Necesitamos ponentes, y patrocinadores, y un auditorio... ¡y público!
Hubo agoreros que predecían el desastre (“los jóvenes de hoy no tienen valores”, “no va a funcionar”, “nadie valora un evento gratuito”…). Pero, simplemente, ellas no aceptaban un “no se puede”. Empezaron a tirar de amistades y contactos; consiguieron involucrar a la Fundación Educación Activa (Fátima Guzman y Nora de Lienchestein), y gracias a su ayuda y su impagable ilusión desde el minuto uno lograron presentar el proyecto a los primeros patrocinadores. También hubo muchas llamadas a puerta fría, algunas de ellas muy frías. Pero poco a poco, con gran perseverancia, mucho trabajo y una fe inquebrantable, fueron llegando esos otros ‘síes’. Grandes empresas se enganchaban al proyecto con una convicción abrumadora y a menudo sorprendente. Aunque había una trayectoria, una experiencia detrás (como en tantos otros proyectos solidarios y ong’s en busca de patrocinadores) en realidad este Congreso de Valores que apostaba por los jóvenes, con historias reales y ponentes de carne y hueso, les llegaba directamente al corazón. Se creían el Congreso, su espíritu y su mensaje. Se enamoraban de él a primera vista. Un amor que aún perdura, en todas las empresas patrocinadoras, seis años después. ¿La clave? Que esas entidades están formadas por personas, personas que también sienten, viven, experimentan, se identifican, se involucran con Lo Que De Verdad Importa. Tan profundamente, tan sinceramente como los ponentes, como los jóvenes, como la propia Fundación.
Personas como aquel alto directivo que, en lugar de leer su preparadísimo discurso de patrocinador en la introducción de uno de los Congresos, se dejó embargar por el ambiente y, entre llantos emocionados, comenzó a hablar de sus dos hijos enfermos. Delante de cientos de jóvenes y de sus propios empleados, a quienes había dado ese día libre para que pudieran asistir al Congreso con sus hijos.
A ese primer Congreso de Jóvenes con Valores, en 2007, además de Bosco G. Cortina acudieron otros ponentes extraordinarios, como Nando Parrado (un héroe mundial, y también paradigma de sencillez y humildad) y el periodista Alfonso Rojo (con un crudo relato de sus años como corresponsal de guerra). Y Kyle Maynard (deportista que nació sin brazos ni pernas), a quien conocieron a través de sus vídeos en internet y que también les regaló un ‘sí’ rotundo al primer contacto. Irene Villa, que había escrito el prólogo del libro de Kyle, No Excuses, aceptó encantada ser su presentadora. Y no sólo presentó a Kyle, sino que se quedó todo el Congreso y no se perdió ni la cena posterior ni la marcha discotequera en Pachá —plan al que también se apuntó Kyle—; quedó tan enganchada que el año siguiente aceptó ser ella misma ponente de Lo Que De Verdad Importa. Lo ha sido todos los años desde entonces. Ella y su sonrisa.
Una vez conseguidos los ejemplos vivos que trasmitieran a los jóvenes lo que de verdad importa a través de su experiencia, el siguiente paso era encontrar a esos jóvenes. Colegio a colegio, universidad a universidad fueron pateándose Madrid en busca de su público, convocándolo al I Congreso de Jóvenes con Valores que iba a estrenarse en el Palacio de Congresos de Madrid. La tensa incertidumbre de los días previos (“¿Vendrá alguien? ¿Seremos más de 100 o 200?”) se desvaneció de un plumazo ante la masiva respuesta de los jóvenes, que abarrotaron el auditorio. Una vez dentro, se emocionaron, lloraron, rieron, bailaron y reflexionaron sobre la vida, el esfuerzo, la superación, la generosidad, la valentía y la alegría de vivir.
El año siguiente había 5.000 jóvenes en lista de espera en Madrid y repitieron la hazaña en Sevilla. Fueron llegando solicitudes de otras ciudades y se empezó a tejer una red de amigos y voluntarios (de “locos y locas”, como los define María), de Fundaciones locales y delegadas que entregaban —y entregan— gran parte de su tiempo y enormes dosis de ilusión a esta fiesta de valores que hoy, 18 años después, llega cada año a once ciudades de España, y también se ha extendido por el mundo (México, Ecuador, Perú, Chile, Portugal, Andorra, Austria, Francia, Jordania...). Y lo que queda.
Un equipo extraordinario
No ha sido un camino fácil. Ninguno de los Congresos lo es. Como explica Carolina Barrantes: “Detrás de ese maravilloso día en que se consigue que todo cobre sentido y todo valga la pena, donde iluminamos los rostros de miles de jóvenes, tocamos sus corazones y removemos sus conciencias, existen meses de trabajo previo en los que 24 horas al día no son suficientes, presupuestos que no alcanzan, meses de incontables reuniones en las que exponemos el proyecto a cientos de desconocidos, como si estuviéramos presentando a nuestro hijo, con un brillo en los ojos y una pasión que no la da ni un buen salario ni un MBA”. Para ello, hay un entregadísimo equipo detrás que desprende ilusión por todos los poros.
“En el fondo, lo hacemos por puro egoísmo -reconoce María-. Tenemos la inmensa suerte de estar rodeados de tanta gente buena, de vivir esta fiesta emocional en tantas ciudades, compartiendo vivencias extraordinarias. Para todos los que formamos parte de esta familia es una forma de vida, más que un trabajo”. Carolina añade “tengo el gran privilegio de haber hecho y seguir haciendo amigos que son verdaderos maestros de la vida, amigos de los que he aprendido el significado de las palabras Solidaridad, Entrega, Valor, Superación, Esfuerzo y Optimismo, aprendizajes que definitivamente no se enseñan en la Harvard Business School”.
Y, desde luego, sólo asistir a uno de estos Congresos es ya un privilegio; y un aprendizaje que no se olvida. Porque han conseguido hacerlo de una forma que te llega a lo más hondo; y te conmueve, y te sacude. La cercanía de los ponentes, sobre el escenario o compartiendo fotos con el público; la naturalidad con que cuentan cada historia y su facilidad para conectar con los jóvenes; los abrazos, las anécdotas, la música, el ambiente festivo, el humor, la complicidad… Y, al final, la plena certeza de que esos miles de jóvenes que desbordan cada Congreso han aprendido la lección de Nick Forstmann, y la de todos y cada uno de los ponentes, y han comprendido qué es LO QUE DE VERDAD IMPORTA.
Public figure, 9/11 Last survivor and rescuer. International Speaker, Media Pundit. Activist.
1 mesComo siempre mi Pepe, plasmas de una forma magistral la historia de LQDVI. Me siento parte historica de este grupo de impresionantes seres humanos que tambien me han marcado mi vida.