Long Island: La isla más grande del estado de Nueva York, un remanso de paz diferente a Manhattan
La isla del estado de Nueva York es el refugio de los neoyorquinos para escapar del caos de la ciudad y de las altas temperaturas veraniegas. Es un territorio con pintorescas localidades, bodegas y magníficas playas
El ajetreo, el ruido y las luces de Manhattan contrastan con la tranquilidad de Long Island, la isla más grande del estado de Nueva York, que se conecta con esta parte de la ciudad a través de distintos túneles y puentes, entre ellos el de Brooklyn. Sus habitantes han optado por una vida mucho más relajada que en la gran ciudad, aunque hay quien tenga que acudir a trabajar a ella a diario.
Esta isla de 190 kilómetros de longitud y con una anchura que varía entre los 19 y los 32 kilómetros, es mundialmente conocida por una de sus zonas más exclusivas, los Hamptons, donde veranean las grandes fortunas norteamericanas. También muchos artistas se dan allí cita para disfrutar de sus playas infinitas, campos de golf y mansiones rodeadas de bosques.
Pero no solo los millonarios están llamados a disfrutar de estas tierras. Long Island es un verdadero descubrimiento para quien visite Manhattan y después de días de bullicio quiera desconectar durante alguna jornada en este pequeño remanso de paz. Es también una atractiva opción para los amantes del vino que quieran explorar sus bodegas y una divertida alternativa para conocer la cultura y las tradiciones norteamericanas.
En términos geográficos, Long Island alberga dos distritos de la ciudad de Nueva York, Brooklyn y Queens, en su parte más occidental. Y sus otros dos condados, Nassau y Suffolk, son a los que normalmente se refieren los neoyorquinos cuando hablan de Long Island. Es en Suffollk donde se encuentran los grandes atractivos turísticos de la isla. La zona del este acaba en dos ramificaciones. En la del norte (North Fork), se sitúan localidades como Greenport, cada vez más popular durante los meses de verano, y en la del sur (South Fork), Los Hamptons. East Hampton y Southampton son las dos localidades principales de esta zona donde todos sus pueblecitos se encuentran conectados por la carretera 27. En la primera de ellas están las tiendas más exclusivas y son muy conocidas sus playas de arena blanca y fina. La segunda, es uno de los lugares favoritos de la clase alta estadounidense y la vida nocturna es más ostentosa. Entre ambos lugares se encuentran Wainscott, Sagaponack, Bridgehampton y Water Mill, también buenos destinos en los que alojarse.
Montauk es la región situada en el extremo más oriental de The Hamptons, un importante destino turístico dotado con seis parques estatales. Cuenta con un faro del siglo XVIII, parte emblemática del paisaje de Long Island que sigue siendo herramienta de navegación para los marineros. Desde allí se puede contemplar una bonita vista al Atlántico y visitar su museo.
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Patrimonio ecológico y vitivinícola
Sin salir del condado de Suffolk, en la zona norte de Long Island, está Port Jefferson, una villa muy pintoresca, con mucho comercio y restauración. Desde allí se puede coger además un ferry hasta Bridgeport, en el estado de Connecticut. A muy pocos kilómetros de esta localidad merece la pena pasear por la Reserva Natural Avalon, gratuita y abierta al público, y a lo largo de la isla hay interesantes refugios naturales donde avistar muy diversas especies de aves. Entre ellos está Elizabeth A. Morton National Wildife Refuge.
Y desde hace ya unos años se han hecho muy populares los tours a los viñedos de Long Island, especialmente en la zona de North Fork. Sparkling Pointe, por ejemplo, se dedica exclusivamente a la producción de vinos espumosos Méthode Champenoise. Cuenta con una renovada y elegante casa de degustación donde además de celebrar eventos se pueden probar las distintas variedades clásicas de uva Champagne: Pinot Noir, Pinot Meunier y Chardonnay.
Los viñedos de Pellegrini también se encuentran en el área de North Fork, una zona que cuenta con un microclima regional distinto y una prolongada temporada de maduración de 220 días. Concretamente en el área de Cutchogue se da un clima marítimo y lluvia similar a la de Burdeos y el suelo es poroso y está bien drenado. Todo ello proporciona condiciones ideales para el cultivo de las uvas. Estos viñedos cuentan con zonas de degustación y salas para eventos dentro de un precioso paisaje vinícola. McCall Wines, Suhru Wines, Bedell Cellars, Lenz Winery Duck Walk Vineyards son otros de los viñedos de la zona que se pueden visitar.
A lo largo de toda la isla se van descubriendo pequeñas localidades en un entorno idílico, rodeadas de bosques y divididas en zonas muy tranquilas. Es el caso de Soreham y Wading River, donde también se puede disfrutar de sus playas, aunque no sean tan populares como la de los Hamptons. En Wading River, por ejemplo, se encuentra La Plage, un acogedor restaurante que es uno de los principales destinos gastronómicos de Long Island, ubicado frente a la playa. El chef y fundador Wayne Wadington presenta una cocina franco-estadounidense selecta y creativa con pescado y productos frescos todos los días.
Tampoco faltan centros comerciales y outlets donde comprar a buen precio las mejores marcas norteamericanas. La oferta gastronómica es variada, con buena cocina de muchos otros rincones del mundo como la italiana, la mexicana o la asiática. El coche es la mejor forma para recorrer la isla, aunque desde la ciudad de Nueva York se puede viajar en tren o en autobús sin olvidarse del helicóptero.