Los agentes de seguros en México, sin obligaciones sustanciales.

El día de ayer tuve la oportunidad de conocer al director general de una institución de seguros con quien conversé ampliamente acerca de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la que se obliga a las aseguradoras a demostrar que entregaron fehacientemente a los asegurados, el contrato de seguro y con ello poderle oponer las exclusiones y condiciones previstos en el mismo. Me platicó los desafíos de poder hacer consciente a su fuerza de ventas de la necesidad de poder demostrar la entrega del contrato de seguro al asegurado, así como la reticencia de los agentes para colaborar de una manera eficiente en ese sentido.

He escrito artículos y newsletters al respecto, analizando las implicaciones que tiene la jurisprudencia emitida. Todas esas implicaciones, tienen un impacto económico que en principio afecta únicamente a las aseguradoras.

Dentro de mi análisis, he mencionado que dentro de la venta de seguros, el agente de seguros es quien tiene una mejor posición porque tiene obligaciones ciertamente limitadas y prácticamente no escritas, con un margen de ganancia interesante basado en que la actividad de colocación de un seguro, en la mayoría de las ocasiones está restringida a explicaciones de beneficios.

Sin embargo, hoy conozco de otra jurisprudencia que emite la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que señala que las aseguradoras, como expertas en su actividad, están obligadas a brindar a sus clientes en forma fehaciente información completa, clara, sencilla y transparente, sobre todos los aspectos del seguro; entre ellos, sus términos, condiciones, coberturas y exclusiones, desde los primeros momentos de la relación, así como a cerciorarse de que el seguro ofrecido sea pertinente a las necesidades del cliente y que sus cláusulas correspondan cabalmente con la legislación aplicable y las buenas prácticas en dicho sector.

Nuevamente, dentro de las consideraciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no se analiza la participación del agente de seguros quien, como señalé anteriormente, tiene escasas obligaciones y muchas ganancias; y la carga obligatoria de informar adecuadamente al asegurado, queda en manos de la aseguradora, a pesar de que los propios agentes de seguros ponen barreras de contacto con los asegurados.

Es fundamental que la venta de seguros se haga en pleno beneficio del asegurado, por lo que debe de contar con toda la información necesaria para decidir. Sin embargo, se olvida que esa labor explicativa y de análisis primario de riesgo (así lo dice la CUSF y el RASF), es por conducto del agente de seguros.

Me parece que, para llegar a un equilibrio en la relación contractual, debe de existir armonía entre las partes que están involucradas en la venta de seguros, en beneficio del consumidor y del proveedor de servicios.