LOS BUENOS RESULTADOS DE ABANCA Y EL PROBLEMA SISTEMICO DEL CREDITO
LOS BUENOS RESULTADOS DE ABANCA Y EL PROBLEMA SISTEMICO DEL CREDITO
Hoy, 04/02/2021, tuve la oportunidad de leer un interesante comentario de Venancio SALCINES, presidente de EF Business School y Socio Director General de CESUGA, concerniente a los buenos resultados obtenidos por ABANCA en un ejercicio tan complejo como el del año 2020.
Explicaba el Sr. SALCINES que los activos ponderados por riesgo de ABANCA se redujeron en 700 millones frente a los 30.700 millones de 2019, sin embargo - continuaba -, este dato resulta incoherente si tenemos en cuenta que hubo un incremento de 2.000 millones en su cartera crediticia. ¿Cómo explicarlo?
Para SALCINES la única explicación es que nos encontramos frente a una reestructuración de su cartera de créditos, basada en la penalización de aquello que "pondera más" frente a lo que tiene menos riesgo, que es, en definitiva, el crédito a las administraciones públicas o al Estado.
Según el profesor SALCINES, estas estrategias refuerzan el ratio de capital de las entidades de crédito, en este caso ABANCA, buscando reducir el riego de morosidad pero, desgraciadamente, tienen como efecto el freno de la inversión privada.
Mi pregunta es ¿de dónde viene el problema que genera estas contradiciones?
Retomando los términos de su comentario, y ampliándolos, se puede observar que la reestructuración de la cartera de créditos de ABANCA, se realiza en función de los criterios de riesgo impuestos por el legislador europeo cuando éste estableció los ratios de solvencia, liquidez y fondos propios de las entidades bancarias.
¿De que manera se realiza esta reestructuración?
Tal y como marca la legislación, esta reestructuración se realiza siguiendo como base la determinación arbitraria de los riesgos asociados a las operaciones crediticias y a la utilización o no de los fondos propios de los bancos, según a quién y a qué se dirijan los créditos.
¿Qué quiere decir ésto?
Podemos interpretar que se trata de un gesto individual inteligente pero, globalmente, no deja de ser la causa del empobrecimiento continuo de nuestra economía. Me explico, para la compra de vivienda, de coches, de electrodomésticos o de empresas, el crédito ofrecido comporta la implicación de un porcentaje diferente, según el objeto y su riesgo asociado, de los fondos propios de la entidad de crédito, llegando incluso hasta 100% en el caso de adquisición de empresas, mientras que el crédito a las Administraciones públicas libera de todo riesgo los fondos propios bancarios, pues su porcentaje en el crédito, por ejemplo de deuda pública, es cero. Creándose una gran desigualdad e injusticia en el acceso al crédito.
¿Consecuencias?
Esto quiere decir que esta legislación bancaria que se inició con dos Directivas europeas el 15 de diciembre de 1989, donde se ve la mano del lobbiyng británico, y modificadas posteriormente en dos ocasiones en los acuerdos de Basilea (Ratio Cook), está retirando liquidez del sector privado, en aras de una supuesta seguridad del sistema, y ahogando a las PYMES y al consumo de los hogares, en beneficio de un crédito sin riesgos (legales) y sin límite al sector público.
Este fenómeno, por mucho que el BCE, con el fin de facilitar el crédito, se empeñe en mantener los tipos directores que fijan el valor del dinero cerca de cero, impide que el dinero fluya hacia las PYMES y el sector privado en general, pues es más seguro prestar al Estado, que cada vez necesita más, generando escasez de dinero y por lo tanto de actividad, lo que provoca una caída de la recaudación fiscal, obligando a los Estados a endeudarse más para garantizar los servicios mínimos. El problema es que esta política económica puede ser aplicada sin problemas, pues como ya señalamos antes, para los bancos, prestar a los Estados no somete a riesgo sus fondos propios.
¿Incoherencia o coherencia?
La contradición aparente de este sistema legal impuesto por los famosos Ratios Prudenciales para garantizar la estabilidad del sistema financiero es que, al dejar en dique seco la economía privada, bajar la recaudación fiscal y facilitar un incremento del endeudamiento de los Estados y Administraciones Públicas en general, hace bajar la calificación o nota que las agencias de "rating" dan a dichos Estados y, aunque el BCE insista en su política de tipos próximos a cero, no puede impedir que los Estados excesivamente endeudados y con un sistema productivo sacrificado, deban soportar una "prima de riesgo" creciente aplicada a sus préstamos, lo que hace inútil la política monetaria del BCE y nos lleva a un callejón sin salida, por lo menos, para el modelo de producción preexistente, ya que el proceso de concentración empresarial que estas modificaciones crediticias están produciendo, está generando unas nuevas oligarquías, tan alejadas del común de los mortales, que no solo alteran las relaciones sociales y de trabajo, sino tambien los principios y valores de la democracia. En el nuevo modelo, la justicia la ejercen los poderosos, quienes se otorgan, además, el derecho de censura de la información sin pasar por los tribunales (vease Twitter, Facebook, etc).
¿Es éso lo que queremos?
Puede que algunos si lo quieran, pero la gran mayoría, aunque aún no seamos conscientes de ello, si queremos salir de este atolladero tendríamos que considerar la posibilidad de luchar para reducir los ratios de fondos propios, liquidez y solvencia de las entidades de crédito, al menos a la mitad del nivel actual, y obligar a que un porcentaje de los fondos propios de los bancos también quede comprometido cuando se presta a los Estados, como pasa con el sector privado. Esto produciría un reequilibrio de riesgos y una parte de la liquidez del sistema volvería al sector privado, salvando nuestra economía de la asfixia, situación que hoy, si no empezamos a actuar, solo pueden superar las grandes corporaciones transnacionales recurriendo a los Fondos de Inversión, pues éstos no están sometidos a la normativa bancaria, aunque sus "tikets", como dicen ellos, son estratosféricos para las PYMES, lo que convierte a dichos fondos en el principal instrumento de las oligarquías sin rostro que están provocando el cambio de modelo.
En conclusión, bien para ABANCA que, aunque vaya camino de su futura absorción, aplica inteligentemente la legislación, pero mal para la financiación de la economía privada, la única que podría fortalecer nuestro sistema productivo y hacernos entrar en la senda de la independencia económica.
J. Francisco R. QUEIRUGA
Economista y presidente de la Cámara de Comercio Latinoamericana en Francia
Controller financiero en Inverexpan
3 añosTotalmente de acuerdo. Es la continuación de la política del BCE de tipos bajos que se mantuvo más allá de la gran recesión y cómo consecuencia ha traído el empobrecimiento de los ahorradores hasta llegar al actual punto en que tienes que pagar comisiones por cantidades que antiguamente te harían la ola por entrar en la oficina. El problema que el período de tipos bajos no se aprovechó para reformas estructurales y en cambio para perpetuar el funcionamiento de sistemas ineficientes.