Los cuatro jinetes de la era moderna
En este artículo te familiarizarás con las cuatro compañías dan forma a nuestro mundo de hoy (lo queramos o no) y una visión muy particular de su autor Scott Galloway. Yo aderezo un poco con comentarios que puedan hacerlo más digerible para México y América Latina.
Déjame empezar con algunas preguntas:
¿Tienes algún producto de Apple? Si no, ¿has visto tu feed de Facebook hoy? Si estás boicoteando tanto a Apple como a Facebook, entonces déjame preguntarte... ¿Cuándo fue la última vez que compraste un libro –o cualquier otra cosa- de una compañía que distinta a Amazon… (Bueno, está bien, en México y América Latina no aplica tanto todavía), pero aún si todo lo que compras lo haces en la tiendita de la esquina, falta preguntarte… ¿hace cuánto que buscaste algo –lo que sea- en Google?
Puede haber algunos allá afuera que pueden decir, con un cierto grado de consciencia, que no han hecho ninguna de estas cosas en los últimos días. Pero para la mayoría de nosotros, nuestra última interacción con Apple, Facebook, Amazon o Google, o una combinación de las cuatro, tiene menos de 24 horas.
Así que estas cuatro compañías han llegado para dominar el Mercado, pero ¿cómo es que lo hacen? En esta pequeña reseña, te contaremos cómo las cuatro marcas han alcanzado el éxito, y aunque se proclaman así mismos como pioneros benevolentes del futuro, sus motivaciones no siempre coinciden con este mensaje.
Las cuatro compañías – Amazon, Apple, Facebook y Google – han permeado en la vida moderna, y si presencia está lejos de ser pura y benevolente.
Como mis amigos psicólogos nos recuerdan, todos los seres humanos tenemos necesidades, y estas cuatro compañías se las han ingeniado para satisfacerlas. Tal vez por eso Galloway se refiere a ellas como “Los cuatro Jinetes”
Google ha reemplazado de alguna manera a Dios (sic). En lugar de dirigir nuestras preguntas a una deidad siempre silenciosa y en las alturas, ahora las escribimos en el motor de búsqueda de Google y recibimos respuestas inmediatas.
Facebook provee del amor y las conexiones que alguna vez encontramos en casa o junto con nuestros amigos. Apple nos mantiene sexys, el iPhone o las MacBook no son herramientas técnicamente superiores a las de otros fabricantes, pero definitivamente son mucho más “sexys”.
Y Amazon, el templo del consumo, está aquí para traernos cualquier cosa que nuestro corazón desee, sea ficción, comida o moda.
Estos cuatro jinetes –el dios, el amor, el sexo y el consumo- probablemente no traerán consigo el apocalipsis bíblico, sin embargo su ubicuidad ciertamente han cambiado el mundo.
Si vives en Estados Unidos, hoy en día, no importa si estás buscando un clip o una novela, seguramente lo encontrarás en Amazon primero. En aquel país es ya la opción número uno para compras en línea y esta suavemente ganándose esa posición en otros países también.
Apple además de ser productor de los teléfonos celulares y computadoras más codiciadas, es también la compañía más rentable de la historia.
Al mismo tiempo, 1,200 millones de personas ven su perfil de Facebook cada día. Facebook se las ha ingeniado para congregar a casi un sexto de la población mundial en el mismo espacio digital.
Finalmente, Google. Google es un oráculo moderno, es la fuente eterna de conocimiento. No hay pregunta que no pueda serle preguntada, y sus respuestas llegan a ti en apenas 0.0000005 segundos, lo que es bastante más rápido que lo que te respondería el Oráculo de Delfos.
No hay duda que estos cuatro jinetes han cambiado –y muchos dirán que han mejorado- nuestro mundo. Pero no son los valientes caballeros de brillante armadura y blanco corcel que mucha gente se imagina que son.
He aquí la historia que hemos escuchado: este cuarteto de compañías han hecho mucho bien, han creado miles de empleos y han logrado que una miríada de productos estén fácilmente accesibles a nosotros, mejorando nuestras vidas .En pocas palabras, han hecho del mundo un mejor lugar.
Pero (¡Siempre tiene que haber uno…!) tómate un momento para leer la letra pequeña.
Amazon, además de reusarse a pagar impuestos sobre sus ventas, es ampliamente conocido por el maltrato a sus empleados; cuando hubo un problema de terrorismo interno en Estados Unidos, Apple se reusó a seguir las órdenes de la corte y proveer información que pudo haber sido valiosa para los agentes del FBI, Facebook toma nuestra información más personal y la vende (recuerda el Escándalo de Cambridge Analytica), y Google litiga y cabildea contra las regulaciones antimonopolio.
Aprendamos un poco más de estas compañías tan potencialmente dudosa reputación:
Amazon satisface nuestro instinto natural de tener cosas, pero al mismo tiempo podría estar eliminando y desapareciendo a la competencia, dejando a mucha gente desempleada.
Primero veamos a Amazon, el jinete del consumo.
En el 2016, el crecimiento de Amazon significó poco menos de la mitad del crecimiento de toda la industria de ventas online en Estados Unidos. Y el número de cuentas de Amazon Prime también están al alza, para el 2017 el 52% de los hogares estadounidenses tenían una membresía de estas. Así que ¿cuáles son las causas de su increíble éxito?
Bueno, como ya dijimos en el título, Amazon satisface nuestros instintos, particularmente el antiguo instinto de recolectar cosas.
Durante la mayor parte de nuestra historia, la raza humana ha sido cazador y recolector. Nuestra habilidad para encontrar y luego almacenar comida y otras cosas útiles nos permitió incrementar nuestras oportunidades de supervivencia, y también nos hacía más atractivos para conseguir potenciales parejas.
Así que no es sorpresa que la gente esté comprando montones de cosas, y que eso sea la actividad principal y más venerada del mundo capitalista.
Las compañías tienen pleno conocimiento de nuestros instintos de consumo desde ya hace algún tiempo, pero Amazon los ha capitalizado como ninguna empresa en la historia.
Hoy en día puedes encontrar prácticamente lo que quieras, desde libros hasta cerveza, pasando por baterías o ropa, y todo entregado en uno o dos días hasta la puerta de tu casa: todo ello desde la comodidad de tu sofá favorito.
El tamaño (Economías de escala) es el secreto del éxito de Amazon. Dado que sus clientes son millones, y por ser una compañía online puede alcanzar virtualmente a cualquier persona que quiera comprar cualquier cosa, y puede competir en prácticamente cualquier industria de ventas al menudeo.
Pero, el éxito de Amazon va en detrimento de otras compañías. Dado que Amazon es tan grande, no tiene problemas para borrar a su competencia ofreciendo precios inalcanzables (por lo bajos) para los demás, destruyendo miles de empleos en el camino.
Y no lo dudo ni un poco, un amigo Venezolano que ha trabajado por más de 20 años en una gran empresa de artículos de consumo me contó hace unos años que uno de sus clientes en México –un gran almacén- era capaz de vender sus productos ¡abajo del costo de producción! Si eso hacen las compañías de “ladrillo” cuánto más podría hacer Amazon.
Por otro lado, y regresando al tema del empleo, Amazon tampoco es un empleador masivo que digamos. ¿Has notado qué poquitas fotos existen del interior de las bodegas de Amazon? Esto es porque están inquietantemente desprovistas de humanos. Al momento de escribir esta reseña y de acuerdo con el diario dailymail.co.uk, Amazon tiene más de 100,000 robots trabajando en sus bodegas a nivel global. Eso quiere decir que según estimaciones, el crecimiento de Amazon en el 2017 destruyó más o menos 76,000 empleos. Mientras tanto, ese gigantesco minorista está por convertirse en la primera compañía con un valor superior a un billón de dólares. (Un millón de millones, para no confundirnos)
Apple crea sus propias reglas, y al ser una marca de lujo, apela a nuestro deseo de ser especiales
En diciembre del 2015, un joven de 28 años, especialista en salud ambiental en el departamento de salud del condado de San Bernardino, California llamado Syed Rizwan Farook, junto con su esposa Tashfeen Malik, dispararon e hirieron a muerte a 14 personas colegas de Syed en un evento del condado.
El tiroteo se catalogó enseguida como un ataque terrorista, y cuando el FBI obtuvo el iPhonede Farook –que estaba bloqueado- solicitaron que Apple lo desbloqueara. Pero Apple se reusó a cooperar –y su decisión de desafío a la autoridad, incluso ganó apoyo entre la población. ¿Cómo lo lograron?
Imaginemos por un momento que el teléfono de Farook no hubiera sido un iPhone; ¿de veras creemos que BlackBerry o cualquier otra compañía de teléfonos celulares se hubiera salido con la suya con semejante tozudez? Si hubiera sido BlackBerry seguramente hubiera sido públicamente denunciada y amenazada con un bloqueo comercial (pues la compañía es canadiense).
Sin embargo Apple tiene sus propias reglas. Steve Jobs se convirtió en un ícono de la tecnología y sus creaciones son adoradas casi como objetos sagrados. El iPhone y la MacBook simbolizan la innovación y la “buena onda”, o lo “cool” que eres (y mira que yo tengo un iPhone). Estas cualidades de alguna manera ayudaron a que Apple pudiera desafiar la ley.
Pero la habilidad de desafiar la ley no es todo lo que diferencia a Apple de sus competidores, su rentabilidad definitivamente los hace cocerse aparte.
Simplemente en el 2015, Apple registró utilidades por 53,400 millones de dólares, un nivel de éxito jamás alcanzado por una sola empresa. En el 2016, sus ingresos representaban el 79% de toda la industria de teléfonos inteligentes, aunque su participación de mercado es del 14.5% solamente.
¿Cómo lo logró Apple? Bueno, todos nosotros queremos ser especiales; y los artículos de lujo de Apple –sus iPhones, MacBooks y iPads, que son tan elegantes y estilizados como nos gustaría que fueran nuestras vidas- nos prometen eso, que podemos serlo.
Y no hay duda alguna de que son artículos de lujo, pues Apple tiene tres cosas en común con otros fabricantes de artículos de lujo como son Porsche y Prada:
1. Tienen un fundador que es icónico. Steve Jobs lo era
2. Expresan su maestria a través de la simpleza de su diseño
3. A pesar de ser un productor de bajo costo, Apple vende a precios altos.
El lujo es sexy, y ese atractivo, no alguna característica de superioridad en el funcionamiento, es responsable por el éxito de Apple.
Facebook gana dinero de nuestra necesidad de relaciones sociales, vendiendo nuestros datos y sin responsabilizarse por el contenido.
El catolicismo tiene unos 2,000 años de antigüedad, y tiene un total de 1,300 millones de fieles alrededor del mundo.
Facebook tiene 14 años de edad (lanzado en febrero de 2004) y tiene 1,200 millones de usuarios diarios.
¿Cómo le hizo una start-up fundada hace apenas una década para tener tantos devotos como una de las mayores religiones en el planeta?
En realidad es muy simple. Facebook se nutre de otra necesidad básica de los humanos: nuestro instinto de relaciones sociales.
De hecho, basado en estos números, podríamos decir que Facebook es el emprendimiento humano más exitoso en toda la historia. Nutriendo nuestras amistades, ayudándonos a conocer gente nueva, y conectándonos de nuevo con antiguos compañeros y colegas. Eso tiene un impacto directo en nuestros niveles de felicidad.
Reconectarse con amigos de la prepa o la secundaria, intercambiar mensajes con los amigos que viven fuera de la ciudad, y ver las fotos del bebé recién nacido de tus primos son ejemplo de actividades extremadamente satisfactorias desde el punto de vista social.
Pero aunque Facebook se promocione a sí mismo como el campeón de las conexiones humanas, sus motivos ulteriores no son tan altruistas. Ellos buscan nuestros datos personales para convertirlos en ingresos.
Cuando haces clic en algo, o haces clic en “me gusta”, cuando posteas o cuando compartes otra publicación, esta información se conecta con tus datos personales, como tu edad, tu escolaridad, etc.
¿Y esa información para que les sirve? Bueno, digamos que tienes el hábito de buscar sobre política, y en algún lugar de tus datos dice el nombre de la universidad a la que fuiste (en tu perfil, en tus fotos, en tus comentarios, en el perfil de tus amigos, ¡uf!). Facebook ya sabe que tú, y la mayoría de tus compañeros de universidad, tendrán un posicionamiento similar en política.
Y justo es esa información la que es valiosa y le permite a los anunciantes encontrar clientes objetivo específicos para lo que venden. (¿O acaso no te has fijado que constantemente te aparecen anuncios de temas que te podrían parecer interesantes?)
Y todavía más, dado que Facebook se rehúsa a tomar responsabilidad alguna por el contenido de las publicaciones, su costo de operación es en realidad muy, muy bajo. Si, al igual que sucede con los proveedores de noticias, lo que se publica en Facebook tuviera que ser editado, los costos de la compañía se incrementarían de manera considerable.
Pero como Facebook no es un proveedor de noticias, sino una plataforma, Facebook rechaza toda responsabilidad sobre lo que ahí se publica. Y este contenido de ninguna manera es neutral, o sin sesgo alguno.
Facebook sabe más de nuestras afiliaciones políticas e intereses que ninguna otra compañía. Y sus algoritmos están diseñados para mostrarte más contenido del tipo que viste en el pasado. De tal manera que una persona con una visión más de izquierda, recibirá más anuncios de diarios alineados con la izquierda.
El problema con mostrarte más, y más y más de lo mismo, lejos de generar empatía, genera más polarización. El algoritmo no hace otra cosa que reforzar aquello en lo que ya creías.
Google es el “Dios” de la modernidad, omnisciente, omnipotente y completamente digno de nuestra confianza.
Desde tiempos inmemoriales, la gente ha puesto su fe en Poder Superior. Hubo tiempos en los que la humanidad alzaba sus plegarias a Dios (personalmente yo creo que seguimos, pero el autor piensa lo contrario). En estas plegarias a Dios esperábamos que Él nos ayude a resolver algunos de los muchos misterios de la vida, y aunque siempre somos escuchados, pocas veces nos respondían –de una forma que pudiéramos escuchar.
Hoy hay una deidad a la vuelta de la esquina, Google. Un “dios” digital que siempre tiene una respuesta. Se han ido los días en los que volteábamos los ojos al cielo en busca de respuestas; ahora las obtenemos a un toque de la pantalla.
Google es el sabedor de todo, digno de confianza y extremadamente poderoso, efectivamente San Google es un nuevo dios global.
El mundo de nuestros ancestros paganos, era un lugar misterioso, con más preguntas que respuestas.
Nuestro mundo es un mundo de hechos. Un mundo en el que tenemos más información que la que podemos asimilar, y Google está eternamente al alcance de la punta de nuestros dedos, esperando ahí por cualquiera de nuestras preguntas.
No hay nada que no le preguntemos a Google, y por lo tanto, no hay mucho que Google no sepa de nosotros, pues cada búsqueda que hacemos es una pequeña confesión. Al “googlear” –ya hasta es un verbo- el nombre de una antigua pareja, le revelamos a Google que esa persona está en tu mente todavía. Al preguntarle por una serie de síntomas, le revelamos nuestro estado de salud, o el de un familiar; con nuestras búsquedas determinamos nuestras identidades.
De hecho le confiamos a Google nuestros más íntimos secretos. (Hasta existe un modo incognito para no dejar rastro de nuestras búsquedas culposas). Le confiamos más a Google que nuestros doctores, abogados o sacerdotes y amigos.
Esto hace de Google un dios muy poderoso.
Cada día, Google recibe más o menos 3,500 millones de búsquedas, las cuales, en combinación con todos los demás datos que le proveemos, como las fotos o los emails, les da a Google el poder de conocernos mucho más quienes somos y qué es lo que en realidad queremos.
Ciertamente Google es el dios de la industria de la publicidad. En el 2016, la empresa se embolsó 36,000 millones, y todo gracias a los datos que nosotros mismos le dimos.
Los cuatro jinetes son astutos ladrones, que nos roban al apelar a nuestros corazones, cerebros y lujurias.
Cada uno de los cuatro jinetes es una fuerza a tener en cuenta. Y cada uno utilizó métodos similares para llegar a donde están hoy.
Los cuatro son ladrones muy astutos.
Empecemos por Apple.
De acuerdo al autor, en el evento de usurpación más conocido de la historia tecnológica, Steve Jobs creó una computadora que cambió las reglas del juego al simplemente robarse la idea de Xerox de una interface gráfica, controlada por el mouse (lo que ahora conocemos como el desktop.
Si bien el desktop era una idea de Xerox, la empresa no contaba ni con los recursos ni con el conocimiento para llevar a cabo su visión. Así que Apple, quienes sabían de construir computadoras e incorporarles software, simplemente se abalanzó sobre ella y tomó la idea. El resto es historia.
Los otros tres jinetes, toman esto de “pedir prestado” de una manera más sutil.
Google reúne toda la información que puede y luego nos provee con un “servicio gratis y valioso”, la capacidad de buscar dentro de la información que tiene almacenada. Esta información, no pertenece a Google, y sin embargo, hace mucho dinero con ella.
Facebook funciona de manera similar, permite a los usuarios crear contenido y luego vende los datos revelados por ese contenido a los anunciantes. Pero Facebook no está realmente robándose nuestras fotos de las vacaciones, o nuestros apasionados posts, solamente los toma prestados.
Y al final está Amazon, quien atrae a los vendedores invitándoles a usar su plataforma para encontrar a los miles y miles de potenciales compradores. Una vez que empiezan a vender en Amazon, estos vendedores empiezan a competir, de alguna manera con Amazon mismo, quien de pronto comienza a “tomar prestadas” las ideas de los nuevos negocios y a ofrecer productos similares a menores precios.
De manera combinada, dice Galloway, los cuatro jinetes apelan a tres de las partes más importantes de nuestro cuerpo: el cerebro, el corazón y los genitales.
Google y Amazon se dirigen al cerebro, que al ser racional, constantemente sopesa los costos y los beneficios. Ambos hacen de esta toma de decisiones algo mucho más fácil, ayudándonos a valorar los costos y beneficios de casi cualquier cosa, desde compras en línea hasta nuestro próximo destino vacacional.
Facebook habla el lenguaje del corazón, ayudándonos a nosotros y a nuestros amigos a conectar cuando nos sentimos solos.
Y finalmente Apple, quien es seductor, nos permite serlo también al comprar el nuevo iPhone y vernos tan sensuales usándolo como la herramienta se ve.
Ocho factores se combinarán para crear la primera empresa de un trillón de dólares.
Los cuatro jinetes dominan el mundo de hoy, pero ¿Habrá un quinto jinete que emerja los desbanque?
Si eso ocurriera, el quinto jinete bien podría ser la primera empresa con un valor de mercado de un trillón de dólares.
Como dato curioso, de acuerdo a la última información del banco mundial, solo hay 24 países en el mundo con un PIB de más de un trillón de dólares, así que de lograrlo, esta compañía sería tan rica como uno de estos 24 países, y más rica que los 164 países restantes.
De acuerdo con el autor, el quinto jinete debe de poseer ocho atributos para convertirse en esta compañía. Dado que la palabra “Trillón” es la clave del supuesto, a este conjunto de cualidades las llamaremos el algoritmo “T”.
1. La primera característica es un producto diferenciado. Cada uno de los cuatro jinetes actuales lo tiene. Apple tiene el iPhone, Amazon su tiempo de entrega sin igual, etc. Así que el retador deberá tener un producto comparativamente superior.
2. En segundo lugar tener un capital visionario. Cada uno de los cuatro jinetes actuales ofrecen una visión de futuro. Y es precisamente la visión la que atraerá inversionistas. Google, por ejemplo, busca organizar toda la información del mundo, mientras que Facebook quiere conectar a todas las personas en el mundo.
3. La tercera es el alcance. Una compañía de un trillón de dólares necesitará un producto que pueda alcanzar a cualquiera, en cualquier lugar, por lo que probablemente deberá ser –am menos en parte- digital.
4. La cuarta es simpatía. Para evitar una intervención regulatoria, el quinto jinete debe de tener una imagen muy positiva. Actualmente, ninguno de los cuatro jinetes salen impecables ni tan bien vistos como alguna vez lo fueron; y esta es probablemente la principal debilidad que se les puede encontrar.
5. En quinto lugar tenemos la integración. Para que una compañía sea vertical, debe controlar diferentes etapas tanto de la producción como de la distribución del producto. Hoy en día los cuatro lo hacen de alguna manera.
6. La sexta es la inteligencia artificial. En esto no cabe duda, los cuatro jinetes son expertos; recolectan tanta información como es posible y en el proceso generan algoritmos tan inteligentes como se pueda.
7. Séptimo, la aceleración. Para atraer el mejor talento, el quinto jinete debe de ser percibido como una compañía que acelerará el crecimiento y la carrera de las personas.
8. Y finalmente la octava característica, la geografía. Cada uno de los cuatro jinetes está situado muy cerca de una prestigiosa universidad: Stanford, Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Washington, y han cultivado buenas relaciones con dicha institución académica. Esto les permite reclutar a los mejores y más brillantes.
¿Qué compañía podría convertirse en el quinto jinete?
Según Galloway, empresas como Alibaba, Uber o Microsoft bien podrían convertirse en el quinto jinete.
Así que ¿Cuál de las empresas de toda la caballería mundial surgirá como el quinto jinete?
A pesar de que es difícil hacer predicciones, estos que mencionamos son algunos candidatos prometedores.
Alibaba está primero en la lista.
Muchos no han escuchado antes de Alibaba, la compañía china de e-commerce; y eso podría hacerlos parecer “el caballo negro”, pero de hecho es el minorista más grande del mundo.
Con más de 500 millones de usuarios activos, Alibaba representa el 63% del comercio minorista chino; pero para convertirse en el quinto jinete, deberá cabalgar bastante más antes de lograrlo.
En primer lugar, Alibaba no tiene un alcance global (¿te acuerdas de las 8 características?). Si bien es muy popular en China, está lejos de jugar de local en ninguna otra cancha. Además, otra barrera que vencer es precisamente el gobierno chino. Es poco probable que los inversionistas internacionales quisieran apoyarlo hasta que la compañía marque una clara distancia del gobierno de su país.
En segundo lugar tenemos a Uber, la plataforma de viajes.
Con una flota que está cercana a los dos millones de choferes y presencia en 80 países y alrededor de 600 ciudades, ciertamente tiene el alcance global. De hecho, para algunas ciudades, Uber se ha convertido en el principal modo de transporte.
Uber también ha sido exitoso en atraer inversionistas que estén conformes y aprueben la visión de la compañía y tiene –por supuesto- las capacidades tecnológicas para aprovechar los datos tan bien como cualquiera de los jinetes actuales.
El punto más débil de la empresa es su reputación. El anterior CEO, Travis Kalanick fue obligado a renunciar (¡Qué manera tan elegante de decirlo!) porque era percibido como un verdadero cretino. (el término que usa Galloway es su libro es “Asshole”).
También se rumora que la alta gerencia de Uber, sea porque ya se aburrieron los o por alguna razón todavía más insípida que eso, han rastreado a los conductores, y clientes en tiempo real, incluyendo periodistas y políticos… (Yo me pregunto, ¿para qué?)
Los otros dos posibles candidatos, aunque más viejos, son Microsoft y Wal-Mart.
A pesar de que dijimos que Amazon está “que arde”, no podríamos descartar a Wal-Mart de la carrera todavía, puesto que además de tener varias décadas más de experiencia en sus alforjas, también tiene más de 12,000 tiendas a su cargo.
El talón de Aquiles de Wal-Mart es el mismo que el e Uber, su reputación. La compañía es percibida como una fuerza destructiva para los pequeños comerciantes, mientras que sus empleados –muchos- ganan el salario mínimo. AH, y no nos olvidemos de las declaraciones y actitudes Xenofóbicas que vimos recientemente. Esto no lo comenta el autor del libro, ¡pero yo sí que me acuerdo!
Por otro lado Microsoft, también está en una buena posición. 90% de las computadoras de escritorio en el mundo utilizan el sistema operativo Windows, y Microsoft tiene un gran activo en LinkedIn, -ya sabemos, la plataforma profesional para hacer networking- puesto que si puede atraer casi tantos usuarios como Facebook, eso haría de Microsoft el quinto jinete.
Para tener éxito en el mundo de los cuatro Jinetes, Desarrolla tu personalidad, Edúcate, Muévete a una gran ciudad y “chulea” tu CV.
El mundo de ahora está determinado por los cuatro, así que qué podemos hacer para salir adelante en ese mundo?
Lleno de apariencias, percepciones información sobe tus actividades, consumo, etc?
Para los principiantes, te conviene –y te toca- desarrollar tres cualidades principales:
La primera y más importante es madurez emocional. Al avance de la era digital, los trabajadores serán exigidos en manejar un rango de responsabilidades más amplio cada vez. Así que las personas con un carácter más confiables y capaces de mantenerse en calma aún en situaciones de alto estrés serán favorecidas. Entonces prepárate para avanzar hacia lo desconocido, y abre tu mente a las posibilidades.
En segundo lugar y muy de la mano con la primera cualidad, está la curiosidad. La única constante en la era digital –y en la vida- es el cambio. Así que, es de sabios mantenerte curioso, aprender constantemente de las nuevas herramientas y tecnologías, y adquirir las nuevas técnicas y habilidades que van surgiendo.
El tercer atributo es la apropiación, que quiere decir que tú debes estar totalmente dedicado a tu tarea, a tu proyecto o a tu negocio. Aprópiate, aduéñate, vívelo como si fuera tuyo. Y yo te digo más, si ya es tuyo, entonces tienes que ser capaz de contagiar ese sentido de pertenencia entre tus colaboradores.
Además de estas tres cualidades personales, también tiens que buscar educarte constantemente.
Si puedes, regresa a la universidad – o complétala si no la tienes. En promedio, y con números de Estados Unidos, un estudiante graduado gana 10 veces más que alguien que sólo tenga el High School.
Ahora bien, si el regresar o ir a la universidad es imposible, intenta certificarte en algo. De verdad, casi no importa en qué, puede ser en enfermería, en Yoga, en implementación de Sistemas… Lo importante es tener el certificado, que es una credencial que te separará del resto. Hasta una licencia de conducir es mejor que no tener nada.
Lo que sigue es –si todavía no vives en una- mudarte a una ciudad para buscar el éxito (Es una poinion del autor del libro, a mí en lo personal me parece que el éxito lo puedes encontrar donde sea que estés)
Según Galloway, las oportunidades abundan en las ciudades, así como la información, la riqueza y el poder (!!!). Si quieres cualquiera de esas cosas, tendrás que moverte a una ciudad. Las ciudades generan cerca del 90% de los nuevos empleos en Estados Unidos, y por lo mismo, si quieres uno, ¿Dónde hay que ir? Pues a una ciudad.
Y por último está el tema de “chulear” tu carrera
En otras palabras, es encontrar un medio para anunciar tu grandeza y tu unicidad al mundo (o lo que te hace único, pues) Esto es precisamente para lo que sirven las redes sociales, haz tu perfil en LinkedIn, (¡Si estás leyendo esto, es porque ya lo hiciste!) y comparte con el mundo tus habilidades allí y en otras plataformas como Instagram, Twitter y YouTube.
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Recuerda, los cuatro jinetes han forjado el mundo en el que vivimos. Ahora que sabes cómo funciona, tienes que hacerlo trabajar para ti.