LOS EMPEÑOS DE UN TEATRO:          40 AÑOS DEL FERNANDO SOLER
Fotografía: Flor Magallanes / Fotos de Camerino: Galilea del Bosque

LOS EMPEÑOS DE UN TEATRO: 40 AÑOS DEL FERNANDO SOLER

El día 21 de marzo, en el marco del 40 aniversario del teatro de la ciudad Fernando Soler, se presentó la esperadísima y más reciente puesta en escena de la maestra Mabel Garza, Los empeños de una casa, de Sor Juana Inés de la Cruz. Teatro para festejar al teatro. Paradoja o no, con la misma obra con que este recinto fue inaugurado un 26 de marzo de 1979; pero protagonizada por Rubén Rojo, Magda Guzmán y dirigida por el Maestro Luis G. Basurto.

Fue inaugurado Don Óscar Flores Tapia, quien dispuso su construcción y le asignó el nombre del reconocido actor saltillense Fernando Soler. El entonces gobernador fue también unos de los más grandes impulsores de la cultura en el estado. La estatua erguida en su honor aun mira a la puerta del teatro (y al Cerro del Pueblo), para ver a la gente asistir al máximo recinto cultural de la capital del estado.

Como cada año -desde hace algunos años- se celebra con la tradicional Ceremonia del Cirio, en la que el director en turno, acompañado de invitados especiales y el público, enciende una gran vela que simboliza la vida y el quehacer del teatro, dando un mensaje en el que se rememora su historia; aunado a una semana de festivales que ofrecen los mejores exponentes de la cultura coahuilense. Participaciones como la Filarmónica del Estado, la Big Band Saltillo, funciones de danza clásica y contemporánea, conciertos musicales y sinfónicos y, como la noche del 21, Los Empeños de una casa, del grupo Luz del norte.

La gran vela que simboliza la vida y el quehacer del teatro, dando un mensaje en el que se rememora su historia celebra hoy cuarenta años de ser centro de encuentro de empresarios y funcionarios culturales, productores, artistas y público, y aun nos hacemos una pregunta y es también aún muy vigente : ¿Cuál es la pena más grave que en hacer teatro actualmente cabe?

1.     ¿Una sala desencantada y sin público?

Me decidí a ir. Fan de Sor Juana que soy, no podía faltar; sin embargo, con suerte encontré lugar en una sala abarrotada al ciento por ciento, repleta que daba gusto pues afuera permeaban el frío, la niebla y llovizna a las que el inicio de la primavera nos tiene ya acostumbrando Saltillo. Una de las suertes de ir solo es que cualquier islita te acomoda y ahí, entre gente que sentí ajena a los públicos habituales, me encontró la tercera llamada.

Acaso el llanto de uno u otro bebé, la obra gozó de un público puntual y respetuoso. Efervescente en el ánimo para las casi dos horas que dura la puesta y lo pesado que puede resultar si nunca haz visto obras de Sor Juana o del Siglo de Oro español. Para el estreno de Los Empeños de una casa, no. Estiro la mano al frente y doy dos pasos: No es tal.

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2.¿Una mala adaptación teatral?

Lo riesgoso de hacer una adaptación de una obra maestra, de la época de oro de la literatura española, o de cualquier obra de Sor Juana está -dicen los expertos- en dos factores: lo competente del director y la capacidad de los miembros principales del elenco. La sobrada experiencia y profesionalismo de la Mtra. Mabel Garza hace que sus obras sean garantía, y después de su exitosa temporada con Perros contradictorios devoran mi cadáver, en 2018; muchos esperábamos con expectación su siguiente entrega en escena. – No, no es tal.

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Por su lado, el riesgo actoral fue notable. Los empeños que la compañía teatral Luz del Norte puso en el escenario nos hablan de un trabajo profesional en todos sentidos: aprenderse de memoria los enajenantes versos de Sor Juana, comprenderlos y valorarlos en la dimensión que la dramaturga de San Jerónimo podía expresar los sentidos del lenguaje, y proyectarlos escénicamente, demostrando que, como lo exige un clásico, el drama sigue vigente aun tres siglos después.  

Todo sin alterar en lo mínimo el texto original, escrito en un castellano virreinal, que distingue y a la vez oculta a su autora: una religiosa -que vivió enclaustrada- y escritora novohispana que hablaba del amor como si fuese experta en ello. Más te vale ser actor de vocación para subirte a un escenario y pretender ser vehículo de las poderosas frases que Sor Juana nos otorga en Los empeños de una casa. -Si es tal. Pienso.

Conformado por un elenco joven pero oficioso; que dio señales irregulares de estilo, propias de una inauguración y un primer montaje; pero que hacen creíble las dimensiones teatrales a las que recurre la adaptación. La casa de sus empeños por comprender las distintas formas del amor es un recurrente laberinto de puertas y confusiones, más allá de la escenografía que es formal y mínimamente resuelta. Melissa Soto (Doña Ana), Andrea Galindo (Doña Leonor), Luis Saldaña (Don Carlos), Jesús Cervantes (Don Juan), Óscar Troyo (Don Pedro), Bernardo Vega (Don Rodrigo), Guillermo Morales (Hernando) y los experimentados Martha Matamoros (Criada Celia) y Juan Antonio Villarreal (Criado Castaño), estos dos últimos con menciones honoríficas que rescatan la obra de los momentos densos para los iniciados, -pero sustanciales para los sorjuanistas- y agregan un sentido cómico infalible.

La producción, cumplidora; Destaca el trabajo de Rodrigo Robledo, escenógrafo; Estela Fagoaga, diseñadora de vestuario; Picuy Soto, Jorge Cielak, y Mabel Zertuche en la música, Gerardo Valdés en la iluminación y Jaime Hinojosa y Sara Ovalle, coreógrafos en la obertura y de trazo escénico; entre otros. -No, no es tal.

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3. ¿Una historia sin vigencia ni poder?

Sor Juana Inés es prodigiosa, tiene un lugar caro entre los personajes de la literatura novohispana y en el imaginario colectivo contemporáneo. Icono de la cultura mexicana, figura hasta en los billetes de $200 y es tan importante para comprender lo que somos como Cervantes o Nezahualcóyotl. Trescientos treinta y seis años después seguimos buscando el amor con la duda y devoción con que ella lo busco en el Cielo y la Tierra. De eso habla Los empeños de una casa.

Su obsesión con los laberintos humanos la llevó a escribir esta comedia dramática, de A capa y espada, como decían en su época. Mabel Garza se arriesga y no, y apuesta por la fórmula que mezcla lenguajes en el escenario. Expresada en castellano virreinal, los actores se ubican en un entorno contemporáneo tropicalizado; en que el vivir es ad-hoc al estatus quo de un México del norte. Con divertidísimos acentos, como el de una Doña Ana, "fresa regia"; O un Don Pedro "mirrey". Vestuarios que narran el estilo y vida de los personajes y, no lo puedo olvidar, una ingeniosa muletilla parentética para expresar los pensamientos y entrelineas: el actor se arrebata estirando un brazo hacia el público, dando dos pasos hacia el frente y marcando con los tacones los entrecomillados de sus ideas ¿Por qué no se me había ocurrido antes?

García Lorca decía “El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana y, al hacerse humana habla y grita, llora y se desespera”. En una sociedad que tachamos de egoísta y vanidosa; Los empeños de una casa nos muestra que, en la naturaleza humana la esencia es la misma. En esa idea, abigarrada de que la gente era mejor o peor, que amaba y era amada mejor, he aquí un mensaje que Sor Juana Inés, genial, nos ha enviado a los mexicanos del futuro: no, no es tal. 

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40 años de cultura escénica

Coahuila, lo he afirmado muchas veces, tiene una notoria vocación teatral y su vida, decididamente, no sería la misma sin la magnífica tradición que le han dado sus teatros. El Fernando Soler es sin duda la joya capital de esta sociedad. Fue construido en terrenos de la antigua estación de ferrocarriles y detonó uno de los distritos más concurridos de la capital coahuilense, que incluyó el congreso estatal y su biblioteca, la presidencia municipal y el centro comercial de cruzando la calle Coss. El primer centro comercial Soriana que se abrió fuera de La Laguna.

En este escenario se han presentado los más importantes artistas y compañías escénicas mexicanas y extranjeras como: El Ballet Nacional de Cuba, la Compañía Nacional de Danza, los Niños Cantores de Viena, Lord of the Dance, el Ballet Nacional de Rusia, Los Niños Virtuosos del Cáucaso, la Compañía Nacional de Teatro, la Compañía Nacional de Ópera, el Ballet Nacional de México, el legendario violinista Ruggiero Ricci, los pianistas Ricardo Castro, Jorge Federico Osorio y Guadalupe Parrondo; el gran tenor italiano Guiseppe Di Stefano, Pedro Vargas, Nacha Guevara, Tania Libertad, Guadalupe Pineda, Eugenia León, Fernando de la Mora, Pilar Rioja, Joan Manuel Serrat, Raphael, Facundo Cabral, Alberto Cortez. Los actores Carlos Ancira, Ignacio López Tarso, Marga López, Ofelia Guilmain, Silvia Pinal, Enrique Álvarez Félix, Jorge Lavat, Gonzalo Vega, entre muchos otros.

Es sede de la Orquesta Filarmónica del Desierto y con ello, casa que da la bienvenida a los artistas invitados que la acompañan. Celebremos a esta casa y sus empeños por dar un lugar digno de la gente. Es tal.

Enhorabuena a todos. 

Karla Yadira Bermúdez Villa

Maestra en Promoción y Desarrollo Cultural, con experiencia editorial.

5 años

García Lorca decía “El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana y, al hacerse humana habla y grita, llora y se desespera”. En una sociedad que tachamos de egoísta y vanidosa; Los empeños de una casa nos muestra que, en la naturaleza humana la esencia es la misma. En esa idea, abigarrada de que la gente era mejor o peor, que amaba y era amada mejor, he aquí un mensaje que Sor Juana Inés, genial, nos ha enviado a los mexicanos del futuro: no, no es tal.  ¡Tómala! Chingona la vieja :D

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