Los problemas de la auto medicación ante las lesiones crónicas
Hablaba en uno de mis últimos post de los problemas añadidos que puede traernos no tratar una lesión a tiempo, esa tardanza en acudir al especialista que, aunque hacía hincapié en el momento del verano, es un hecho trasladable a cualquier época del año. En ello influye no sólo nuestra confianza en que el dolor se pasará, en que ha sido simplemente un mal gesto, un traspiés, sino algo tan importante como nuestra tendencia a auto medicarnos y a utilizar analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares a nuestro libre albedrío.
Tendemos erróneamente a suplantar la visita al especialista por la auto medicación
Un acto arriesgado al que las autoridades comenzaron poniendo coto a la venta libre de antibióticos y otros medicamentos específicos y que ya ha llegado al campo de analgésicos y antiinflamatorios con la prohibición de dispensar sin prescripción médica el Ibuprofeno 600 y el Paracetamol de 1 gr.
Y nos alegramos de esta medida, porque en el sector que nos ocupa, el de las lesiones de tejidos de sustentación como son músculos, tendones y ligamentos, el dolor tiene tanto sus causas como sus consecuencias positivas.
El dolor es, ante todo, el aviso físico de que algo no está funcionando correctamente, la voz de alarma que lanza nuestro cuerpo ante un posible deterioro en la estructura de un tejido. Y ante él, un acto reflejo nos lleva a dejar de mover esa parte del cuerpo, sometiéndola a una inmovilización a través de la cual impedimos que el daño provocado se agrave.
Ese dolor va normalmente acompañado de una inflamación, que también se incluye entre los mecanismos de autodefensa de nuestro cuerpo ya que es el precursor de la remodelación positiva.
Ocultar el dolor o la inflamación auto medicándonos es perder de vista sus causas e impedir sus consecuencias positivas
Dicho esto, la ecuación es sencilla. Ante una lesión crónica o cronificable, cubrir el dolor, aunque ocasionalmente es algo necesario, y no acudir al especialista, conlleva que no limitemos la movilidad de la zona afectada, con lo cual se aumenta el daño de la estructura, el deterioro, simplemente cubriendo sus síntomas.
Y por lo que respecta a la inflamación, si no dejamos a nuestro cuerpo remodelar y reparar porque el antiinflamatorio utilizado lo inhibe, entramos en un grave problema de deterioro continuo sin auto reparación.
No se trata ciertamente de conocer cuán alto se sitúa nuestro umbral del dolor o capacidad de soportarlo, sino más bien de ser plenamente conscientes de sus causas y consecuencias, así como de los sencillos pasos que hemos de dar ante su llegada: los necesarios hasta la consulta del especialista… y no hasta la farmacia.