Lucía Velasco: Las nuevas tecnologías están profundamente integradas en la economía global y los incentivos para acelerar la innovación son elevados.

Lucía Velasco: Las nuevas tecnologías están profundamente integradas en la economía global y los incentivos para acelerar la innovación son elevados.

Economista y especialista en el impacto social de la tecnología, Lucía Velasco tiene tras de sí una sólida trayectoria en la que ha colaborado con instituciones como el Gobierno de España, la Comisión Europea, la OCDE o el Foro Económico Mundial. Actualmente lo hace con NN.UU. El pasado 20 de junio fue la protagonista del seminario GETD – Global Exchange Tecnologías Digitales titulado “Ecosistemas digitales y el impacto social de la tecnología”.

Inteligencia artificial, big data, cloud, blockchain, realidad virtual, metaverso… ¿Están ya aquí todos los elementos que conforman la revolución industrial 4.0 o quedan aún innovaciones por llegar?

Todos estos elementos son fundamentales para una disrupción industrial. No sé si es la cuarta revolución, la quinta o algo diferente por su velocidad y su impacto.

Muchas de estas tecnologías ya están presentes en diversos grados. Sin embargo, la innovación tecnológica es un proceso continuo. Aún quedan por llegar avances significativos, especialmente en áreas como la inteligencia artificial avanzada, la computación cuántica y la biotecnología, que seguirán transformando industrias y sociedades.

¿Cuáles impactarán y cuáles se quedarán por el camino? ¿Qué nos dice sobre la computación cuántica?

La tecnología ya está teniendo un impacto profundo en nuestra sociedad y en nuestra economía. Esto solo va a ir a más. Algunos desarrollos como el metaverso, que es una nueva dimensión de internet, todavía están en fases de adopción temprana y su impacto a largo plazo está por verse. La computación cuántica, aunque aún en desarrollo, tiene el potencial de revolucionar la capacidad de procesamiento y resolver problemas que hoy son intratables, pero su aplicación práctica podría tardar una década más en madurar.

¿Estamos sabiendo tomar conciencia del cambio y la novedad que estas tecnologías suponen?  ¿Es realmente un cambio como el que trajo la electricidad e internet?

La conciencia sobre el impacto de estas tecnologías está creciendo, aunque de manera desigual. Hay poco apoyo para que la sociedad se adapte y en muchos casos eso está generando situaciones indeseables o injusticias. Este cambio es mayor que la revolución que trajeron el teléfono móvil o internet, en términos de su capacidad para transformar la economía, la sociedad y la vida cotidiana. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en términos de educación, actualizar la regulación y garantizar la transición para aprovechar plenamente estas tecnologías.

¿Estamos evolucionando o viviendo una disrupción a cámara lenta? ¿Hay posibilidad de marcha atrás?

Estamos viviendo una disrupción acelerada en algunos sectores, mientras que en otros la adopción es más gradual. No hay posibilidad real de marcha atrás, porque estas tecnologías están profundamente integradas en la economía global y los incentivos para acelerar la innovación son elevados. Sin embargo, la velocidad y la forma de adopción varían según la región y el sector o la población

¿Qué conocimientos técnicos y habilidades son y serán necesarios -a nivel de ciudadano, de trabajador y de empresa- para obtener un resultado positivo de este nuevo escenario?

A nivel de ciudadanía, es crucial tener competencias digitales básicas, alfabetización algorítmica y ejercitar el pensamiento crítico. Para los trabajadores, aprender a trabajar con inteligencia artificial y sacarle el mayor provecho será fundamental para no ser sustituido por ella; en cualquier caso, es necesario aceptar que vamos a tener que reinventarnos varias veces en nuestras vidas. Las empresas necesitarán líderes que entiendan estas tecnologías y puedan integrar soluciones tecnológicas en sus estrategias de negocio, además de fomentar una cultura de innovación y aprendizaje continuo, que ponga por delante los derechos y valores fundamentales que forman parte de nuestra cultura laboral.

Si nos fijamos en el ámbito laboral, ¿esta transformación compensará los trabajos destruidos con los nuevos que generará?

Dependerá de la velocidad de mejora de la inteligencia artificial y su despliegue. La transformación tecnológica desplazará algunos trabajos, modificará muchas tareas y automatizará especialmente aquellos que son repetitivos o que entren dentro de las capacidades de la IA. Aparecerán nuevas oportunidades, sin duda, pero habrá que garantizar que las condiciones son ventajosas para las personas trabajadoras y que se invierte en el desarrollo de esos nuevos ámbitos de inserción laboral. La clave estará en la reeducación y la capacitación para preparar a la fuerza laboral para estos nuevos roles.

 ¿Qué trabajos o funciones no se verán afectados o plenamente transformados por la IA?

Es difícil hacer predicciones cuando la tecnología está evolucionando tanto. En principio, trabajos que requieren improvisación, empatía humana y habilidades interpersonales avanzadas, así como roles de liderazgo estratégico, probablemente no se verán reemplazados por la IA, aunque sí podrían ser aumentados por ella.

Si nos focalizamos en el sector financiero o en el de viajes/turismo, ¿cómo cree que se verán transformados?

En el sector financiero, la IA y el big data están transformando la forma en que se realizan las inversiones, la gestión de riesgos y la personalización de servicios al cliente. En el sector de viajes y turismo, las tecnologías emergentes pueden mejorar la experiencia del cliente a través de la personalización, la automatización de servicios y la optimización de las operaciones.

¿Qué oportunidades supone este escenario para localizaciones que hasta ahora no formaban parte de “donde había que estar” como son las grandes ciudades/capitales?

La digitalización y las tecnologías emergentes permiten que las regiones rurales y las ciudades más pequeñas se integren mejor en la economía global. Esto puede fomentar el desarrollo económico local, crear oportunidades laborales y reducir la migración a grandes ciudades, promoviendo un crecimiento más equitativo. También mejorar la calidad de vida de las personas trabajadoras. Es cuestión de apostar por el territorio.

En un mundo globalizado, aunque también heterogéneo, ¿qué fortalezas y qué retos nos supone ser empresas y ciudadanos de la Unión Europea?

Una de las fortalezas es el acceso a un mercado único grande y diversificado, con fuertes garantías que protegen la privacidad y los derechos de los consumidores y de los trabajadores. Es un espacio único, cargado de libertad y de valores democráticos, que serán un elemento diferenciador en otro tipo de desarrollo tecnológico y que es muy valorado en el exterior.

Los retos incluyen la necesidad de armonizar el mercado interior, reducir la burocracia y encontrar la manera de competir con regiones que no valoran los mismos derechos y, por tanto, son más atractivas cuando se buscan rápidos beneficios. La UE debe continuar invirtiendo en educación, soberanía industrial, infraestructura tecnológica y políticas de innovación para mantenerse competitiva a nivel global.

 

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