Luces encandiladoras
“Tranquilo, entra en el coche que te explico dos cosas”.
La cita corresponde a una nota publicada en la sección deportiva de Infobae, el 16 de noviembre, en una entrevista realizada al futbolista Marcus Thuram. Marcus, de 26 años, compañero de Lautaro Martínez en el Inter de Milán, es hijo del famoso exjugador francés, Lilian Thuram, campeón del mundo en 1998 y coequiper de Leo Messi en Barcelona, en el que jugó los últimos años de carrera.
El eje de la nota no viene al caso. Lo importante aquí es que un señor que ha competido en lo más alto y obtenido el título más significativo en la materia, le llama la atención a su hijo cuando asoman en su cabeza ciertos “aires de grandeza”. Se percibe la humildad de quien llegó desde lejos, con apenas nueve años, a una tierra suya a medias. Ese aplomo es el que oficia como lente de sol cuando aparecen los flashes y las luces encandiladoras.
La semana pasada nos tocó presenciar cómo la policía brasileña reprimía (solo) a hinchas argentinos en el Maracaná. Los futbolistas de nuestra selección reaccionaron, primero interviniendo, y luego, retirándose al vestuario hasta que la situación se descomprimiera. También se acercó el capitán de la verdeamarela, Marquinhos, aunque poco pudo hacer. Menos de un mes atrás, similar flagelo aquejó a la hinchada de Boca Juniors en los alrededores del mismo escenario, previo a la final de la Copa Libertadores.
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El partido fue una batalla en sí mismo, de la que salimos victoriosos en el resultado y, sobre todo, en actitud. Otra vez, la cabeza fría, dentro de lo que se pudo, de nuestro capitán. A él se sumó el técnico, quien ya nos tiene acostumbrados a hacer declaraciones medidas pero honestas, frontales pero respetuosas. Si bien fue doloroso presenciar dicha secuencia, ambos referentes optaron por confrontar lo menos posible: Messi no cantó en las arengas “anti-Brasil” y no dudó en llevarse a sus compañeros cuando era necesario, mientras que Scaloni elogió al rival, agradeció cumplidos e hizo mención a los incidentes sin emitir juicio de valor.
Este mes en Argentina, la representación política quedó dividida en dos grupos, de volúmenes similares. Muchos temen a lo que viene, pensando que se parece a lo que ya pasó. Otros no saben a qué atenerse y toman distancia. En días así, vernos unidos frente a una amenaza externa adquirió cierto tinte de bálsamo. Más aún, vencer por los medios legítimos y que no se haga leña del árbol caído, fundamental para una convivencia pacífica; algo que escasea en estos tiempos, mucho más de lo que imaginábamos los nacidos a fines del siglo pasado.
Sería ideal que, al igual que quienes visten la camiseta en este ciclo, en vez de repetir la historia, la escribamos. Es de suponer que Lilian quiere lo mismo para su hijo. Por eso, se toma el tiempo para observarlo y explicarle cómo transitar el camino de la gloria. Ojalá aprendamos de sus ejemplos, evitemos que el brillo de las luces nos encandile y nos enfoquemos en aquello que todos anhelamos: vivir en paz.