México: Hub Tecnológico

México: Hub Tecnológico

México ya es reconocido por su mano de obra calificada y competitiva en sectores como la manufactura avanzada, tecnología y automoción, lo que lo ha consolidado como un hub manufacturero y tecnológico en América Latina.

El mundo se encuentra inmerso en una intensa competencia geopolítica por la soberanía tecnológica, es decir, el control de tecnologías avanzadas como los semiconductores, que son fundamentales para el dominio económico global. Hoy en día, prácticamente todos los sectores económicos dependen de asegurar su independencia en áreas estratégicas como el desarrollo de inteligencia artificial y telecomunicaciones. Mientras Asia y Estados Unidos lideran esta carrera, con la Unión Europea también participando, Taiwán y Corea del Sur se destacan como los principales productores de chips avanzados. Empresas como TSMC y Samsung dominan el mercado global de semiconductores, lo que les otorga una posición estratégica debido a la alta dependencia mundial de estos componentes.

Recientemente, México sorprendió al mundo con el anuncio de la creación del Corredor Nacional para la Fabricación de Chips, un proyecto que posiciona al país como un centro clave para la producción de semiconductores en una ubicación estratégica para el nearshoring hacia Estados Unidos, el mayor consumidor de estos componentes. Este proyecto no solo atraerá inversión extranjera y facilitará el libre flujo de productos manufacturados bajo el acuerdo T-MEC, sino que también fortalecerá la cadena de suministro en América del Norte, reduciendo la dependencia de importaciones. Además, permitirá disminuir la dependencia local y regional de semiconductores, haciendo a México más competitivo y menos vulnerable a las fluctuaciones tecnológicas globales, mientras impulsa significativamente la industria tecnológica nacional con la creación de miles de empleos bien remunerados en producción, investigación y desarrollo.

México ya es reconocido por su mano de obra calificada y competitiva en sectores como la manufactura avanzada, tecnología y automoción, lo que lo ha consolidado como un hub manufacturero y tecnológico en América Latina. La sólida formación académica en instituciones como el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) ha desarrollado profesionales en áreas como la ingeniería mecánica, eléctrica, mecatrónica y tecnologías de la información, convirtiendo a la fuerza laboral mexicana en un activo clave a nivel internacional.

Sin embargo, el proyecto enfrenta importantes desafíos. Uno de los más críticos es el uso intensivo de agua ultra pura, esencial para la fabricación de chips. En un país que ya enfrenta problemas de escasez y distribución del agua, asegurar un suministro sostenible es una prioridad. La implementación del proyecto debe garantizar que ni la población ni otras industrias se vean afectadas.

Asimismo, la creciente demanda de electricidad para las fábricas de semiconductores requiere una infraestructura energética robusta. Es necesario asegurar que no haya interrupciones en el suministro eléctrico, ya que esto podría tener consecuencias desastrosas para la producción. Este reto debería impulsar inversiones en energías renovables, la ampliación de la infraestructura de transmisión y la incorporación de plantas de respaldo y sistemas de almacenamiento de energía para mantener operaciones continuas ante cualquier eventualidad.

El Corredor Nacional para la Fabricación de Chips representa una oportunidad para que México participe activamente en la lucha por la soberanía tecnológica, y redefina su papel en la cadena de valor internacional como un hub tecnológico de clase mundial. Además, fortalecerá la economía mexicana, impactando sectores como el automotriz, electrónica de consumo, telecomunicaciones, aeroespacial, logística, transporte, financiero y educativo. Todos ellos tendrán una gran oportunidad de transformación a través de la innovación, inversiones estratégicas y la colaboración entre la iniciativa privada, la academia y el gobierno.

 

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