MASCARILLAS: Todo lo que debes saber
Todo lo que debes saber
Sin entrar a exprimir lo que dice la Wikipedia al respecto, es cierto que las mascarillas se vienen usando desde hace muchos años en ciertos entornos. A nadie se le escapa que ciertos tipos de trabajos llevan asociados el uso de las mascarillas. En este sentido debemos empezar a dividir las mascarillas en dos grandes grupos. Las que serían destinadas a protegerse a uno mismo en un entorno “hostil”, de aquellas destinadas a que una persona potencialmente contagiada propague sus virus o bacterias entre sus congéneres.
De esta primera clasificación, sacamos la nomenclatura que iremos utilizando a lo largo de este pequeño manual. Las que protegen a las personas de ser contagiadas por patógenos externos reciben el nombre genérico de equipos de protección individual (EPI o bien PPE en sus siglas en inglés). Como el mundo es muy grande, los diferentes países han ido elaborando a lo largo de los años unas normas que definieran los requisitos para que estas mascarillas fueran lo suficientemente seguras para estos entornos tan complejos. Y como toda norma que se precie, suele venir comprobada o certificada por laboratorios externos. En el caso de los PPE en Europa, los laboratorios que disponen del reconocimiento de muy especialistas en una materia son aquellos denominados “notificados”. En otro momento hablaremos de estos organismos notificados y su papel fundamental en la verificación de la seguridad de los productos.
Ahora nos quedaremos con que las mascarillas que son de “máxima protección” individual tienen que venir validadas por unos organismos especializados que deben ser listados por la Unión Europea a los que se les asigna un número de cuatro cifras. Las mascarillas que cumplan con los criterios de PPE en Europa deben mostrar este número, junto el marcado CE, la norma que cumplen (EN 149), el tipo de filtro que ofrecen (FFP 1, FFP 2 o FFP 3) y si son reutilizables (R) o desechables (NR). Aunque parezca increíble, las desechables NO deben reutilizarse.
FFP 2 lo hemos oído por todas partes, pero las mascarillas tipo EPI también pueden ser FFP 1 o FFP 3. ¿Y qué las diferencia? Pues su capacidad de filtrado. Mientras que una FFP 1 filtra el 78% mínimo, la FFP 2 lo hace un 92% y las FFP 3 un 98%.
Entonces, ¿si hay unas que filtren más, por qué se han hecho tan famosas las FFP 2? Pues la respuesta hay que buscarla en otro esquema de certificación: el chino.
En el momento de la explosión de los casos en China, la Organización Mundial de la Salud publicó que las mascarillas que protegían de este nuevo Coronavirus eran las certificadas según KN 95. Y que en principio las europeas FFP 2 debían servir también.
Este punto es esencial para entender un concepto que introduciremos a posteriori. Las mascarillas certificadas según el esquema chino y que tienen marcado KN 95 tienen la capacidad de filtrar el 95% de las partículas.
Por lo tanto, queda claro que en realidad una mascarilla KN 95 estaría situada entre una FFP 2 y una FFP 3. ¿Y por qué es importante este concepto? Pues porque nunca, nunca (no importa las veces que lo repita. Nunca es nunca) una mascarilla KN 95 podrá ser igual que una FFP 2 y a la inversa. Si veis alguna mascarilla que hace mención de que cumple las 2, son totalmente falsas y lo más probable es que no cumpla ninguna de las dos.
Vale, vale…entonces… ¿por qué estamos inundados de mascarillas KN 95 si son mascarillas certificadas según los criterios de otro país? Si no pueden ser “duales” estamos comprando algo que no está homologado en Europa, ¿no?
Correcto. Esto es así. En el momento en que la pandemia explotó de la forma que lo hizo en Europa, nuestros sanitarios se enfrentaron a una lucha sin cuartel con una cantidad de mascarillas de tipo EPI muy limitadas. Tenemos que recordar que, hasta ese momento, este tipo de mascarillas se usaban en bien contadas ocasiones, por lo que no había stock. Sin embargo, pocos meses atrás la epidemia había surgido en China. Ellos ya tenían la capacidad de fabricar en masa, por lo que se decidió en la Unión que se permitiría hasta el 30 de septiembre de este año la venta sin restricciones de este tipo de mascarillas (posteriormente se ha prorrogado hasta fin de año).
El hecho de que sean fabricadas en China no nos debe alejar del objetivo de que estas sean de calidad y debidamente certificadas. Al fin y al cabo, el gigante asiático es capaz de ensamblar el móvil más deseado del mundo. Así que sí, pueden fabricar con solvencia mascarillas que sean equipos de protección. Sólo hay que exigirlo.
Marcadas como KN95 y con la norma que cumplen (en este caso la GB 2626). Cualquier otra cosa, es más que probable que sea un fraude.
¿Y las que vienen marcadas con N95? Pues como hemos contado anteriormente, diferentes países han desarrollado diferentes métodos. En este caso, las mascarillas marcadas con N95, cumplen con la norma americana NIOSH 42 CFR 84). En este caso la norma de China se basó en la americana y hay muchas coincidencias, por lo que sí cabría la posibilidad de ver marcados duales con ambas nomenclaturas. Como no han llegado al mercado europeo, no vamos a entrar en más detalles. Comentar que tanto Australia/Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur tienen sus propios esquemas también.
Un punto también importante, es que debido a que estas mascarillas han sido desarrolladas con la finalidad de dar protección a la respiración en entornos básicamente laborales que tuvieran que estar en contacto con patógenos, no se conocen a fecha de hoy que se hayan fabricado este tipo de mascarillas para niños.
Vale, entonces… ¿qué hay del segundo grupo de mascarillas? ¿Aquellas que fueron diseñadas para no contagiar a nuestro alrededor? Pues estas reciben el nombre de mascarillas quirúrgicas. Y tienen ese nombre porque se han utilizado desde hace muchos años ya en el entorno médico cuando el sanitario ha tenido que, por ejemplo, tratar una herida abierta a un paciente. Es evidente que, en esos momentos, el estornudar sin protección, iba a complicarle mucho las cosas al paciente.
Bromas aparte, este tipo de mascarillas han cumplido una función muy importante. El concepto es básico: me la pongo para proteger a mis conciudadanos de mi posible contagio. Entonces… ¿cómo me protejo yo, que al final es lo que interesa?
Pues aquí radica la magia. Siempre que todos nuestros congéneres utilicen correctamente la mascarilla, nos estarán protegiendo. Y, además, aunque no sean FFP, algo filtran hacia dentro también. Y correctamente es ponerla por encima de la nariz y que llegue hasta la parte de debajo del mentón. Cualquier otro invento no sirve. Al final, lo que queremos es que estas “paren” todas nuestras secreciones bucales (¡y nasales!). Y si no cerramos bien la mascarilla, pues no son eficaces.
Estas mascarillas al ser un producto médico no se rigen en Europa por la misma legislación de los equipos de protección individual, sino por la Directiva (ahora Reglamento) de dispositivos médicos.
Y una de las diferencias es que para demostrar cumplimiento no es necesario contar con el visto bueno de un organismo notificado, sino que la empresa que las fabrica se puede autocertificar. Normalmente en base a un expediente técnico y unos ensayos por laboratorios externos. Se indica marcado CE (sin número) y mención a la norma EN 14683.
Si habéis aguantado hasta aquí, habréis notado que falta algo… ¿en qué grupo están mis mascarillas de Batman? Pues bien, aún tenemos que hablar de las mascarillas “higiénicas”. Estas mascarillas proliferaron muchísimo al principio en países como Alemania. El concepto es sencillo. La pandemia está empezando a extenderse y cualquier protección será mejor que no llevar nada. Y la propia población empezó a confeccionar sus propias máscaras caseras. Evidentemente con la mejor de las voluntades, pero sin capacidad de homogeneización en los criterios de lo que servía y lo que no. Es por este motivo que en España se elaboró durante los primeros meses dos normas. La UNE 0064 que definía lo que una mascarilla desechable higiénica debía cumplir (unos requisitos muy mínimos) y la UNE 0065 para las que fueran higiénicas reutilizables. En ambos casos, las mascarillas higiénicas funcionan si toda la población las utiliza. El hecho de ensayarlas según estas dos normas “sencillitas” nos asegura que llevarlas será cómodo (no nos va a costar respirar) y tendrán un cierto filtrado hacia afuera. ¡AH! Y se definen tres tallas, para abarcar también tamaño para niños.
Vale…pero… ¿¿¿Y MIS MASCARILLAS DE BATMAN????
Pues siento ser un pichaglobos…pero si no han sido ensayadas según UNE 0064 o UNE 0065 es más que probable que estén fabricadas con algo de tejido elástico (¿elastano?/neopreno) y que cueste algo respirar con ellas a lo largo de todo un día. Amén de pasar un calor indecible… Y si encima el Batman es serigrafiado con una protección plástica para que no se vaya al primer lavado…pues peor para respirar.
Por cierto, las mascarillas en personas sanas no provocan hipoxia.
Decálogo final:
1.- Para uso diario en exteriores con muy poco contacto probable las mascarillas higiénicas son una buena opción. Las reutilizables de confianza son más interesantes para el medio ambiente.
2.- Las personas que puedan tener Covi-19 deberían usar preferentemente mascarillas quirúrgicas para proteger a contactos cercanos.
3.- En el caso de tratar con un positivo confirmado, en la medida de lo posible utilizar una mascarilla tipo EPI.
4.- Las mascarillas no reutilizables no se deben reutilizar. Parece obvio… ¿no? ¿Para qué hacerse trampa al solitario? Al final en la mayoría de los casos el filtrado se consigue por electroestática. Es por este motivo que si se humedecen pierden efectividad y deben cambiarse. El lavado, exposición al sol, a agentes químicos… pueden deteriorar las fibras y por lo tanto ser inservibles.
5.- Ojo a las mascarillas que cumplen “de todo”. Desde KN95 hasta FFP2 y además son lavables 50 veces. Porque nos encontraremos que estamos comprando poco más que papel de arroz.
6.- Las mascarillas lavables deben lavarse siempre según las instrucciones del fabricante. En todo caso suelen ser habituales lavarlas a 60º. A esta temperatura, no esperéis que las podáis lavar más de 5 veces manteniendo una filtración superior al 90%. Si lo lográis, retirad la mascarilla en el Staples Center con honores….
Y en principio se pueden/deben lavar con agua sólo. La desinfección se consigue con las temperaturas altas.
7.- Si nos lavamos las manos con jabón a temperatura ambiente… ¿por qué no las mascarillas reutilizables? Pues porque el truco de usar el jabón es frotar para que funcionen los tensioactivos de forma segura. En una lavadora, ¿estamos seguros de que el jabón penetra correctamente y con suficiente fricción? La respuesta es no, y por eso se usan altas temperaturas. ¿Y si las lavamos a mano frotando con jabón? Pues en teoría sí. El problema es que no sabemos si frotando a mano estamos deteriorando las fibras de la mascarilla que son las que al final hacen de filtro. Es por eso por lo que la manera recomendable y fiable es sólo a máquina a 60º.
8.- Compra en sitios de confianza. Esto es un tema complicado porque es cierto que en algunos momentos en algunos sitios de confianza han vendido productos falsificados. Pero estamos a final de año y el personal cualificado también ha aprendido a detectarlo y a retirarlo.
9.- Sentido común, por favor. Las mascarillas son lo suficientemente importantes como para no estarlas tocando continuamente (no se tocan con las manos sin usar antes hidrogel o lavado normal con jabón). No se dejan en cualquier superficie mientras tomamos un café (en una terraza exterior). Y lo que definitivamente no se hace es colgarle una cadena como si fueran unas gafas. En serio, no habéis visto como crece una colonia de bacterias. Y eso es lo último que querríais en vuestro jersey…
10.- Manos, distancia, mascarilla. No nos queda otra durante una temporada. Pero tengamos claro que, aplicando tres pequeñas cosas, ¡se lo vamos a poner muy difícil al virus!
Oriol Roig